Atornasolados
Era bajo
Muy abajo, entre las dudas, que desaparecieron los titubeos,
y en el lago el mar,
por las suelas de los zapatos,
Un sueño, una pesadilla tal vez,
de tan exorbitantes los precios gruesos,
una luz, de carácter menos firme,
un sol... Entre las profundas olas duerme.
Y sobre los lagos, hablando del efecto
causado por los matorrales
entre las olas como lunas
¡La semana anterior de pies a cabeza!
Tanto en la nieve como en la noche
parecía algo extraordinario
en el pabellón qué transcurría
Del invierno aquél... ¡Una lentitud curiosa!
Rodando los tiempos deshojados
Y la fragua bordeando
Se encontró la mesa pálida de asombro
De la flor helada... En la cara, inadvertida, inevitable, del tamaño corriente, decente, y
reciente avalancha pajiza en la sonrisa lisa...
Y con todo el negro del cielo gris verdoso
Bajo el lago varias veces estrecho y estropeado
el mar, duele al desierto violeta dulce
Sonríe y sonríe, cantando... Mordisqueandola
sonrisa del silencio en el arpa grácil.
Por la inquietud de la brisa, como un joven,
Al coger el sombrero al sol de lado
Al rencor atado al nudo desgajado
Tan poco de prisa sombra... ¡Colgado a los ojos
del experto, fijos y observadores de cualquier
cosa casi cosa, la tela tala un taladro...!
Por las playas, privadas de los recursos,
por las playas, curiosas algas flotan
Arenas entre manos y pies... ¡Las columnas fraguan, lácteas corrientes bajo una almohada!
La luz del cielo se refleja
En las alfombras selváticas
En las praderas acogedoras
El Azul de los azules padres... ¡Encadenado rojo!
Por el hondo alfarero mar,
donde el sol es barro
Y la vida vale menos qué la muerte
Se baña rojo, y se esconde... En las opiniones
apagadas del placer, en las mentiras entreverando
comentarios a los armarios, de los armadillos,
¡ Qué viven invitados en los platos!
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez