Poemas :  Mareado
M.A.R.E.A.D.O.

Porque mi mar se ha perdido entre el silencio
de los cielos pasajeros de las pupilas.

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Por el viento pescador de anzuelos
de tiernas plumas dibujando al vuelo
las campanas donde nace la noche.

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En los lechos heridos de ausencias
por los techos que oprimen al cielo
entre los trechos viven mojados
con los estrechos candiles yertos.

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¡Ah!. Si lo supieran las montañas,
los mismos abismos serían gloria.
¡Ah!. Si tuvieran las palabras fuerza,
los mismos huracanes serían tenues.
¡Ah!. Si solo la humanidad cambiara.

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¡Estoy seguro!. ¡Estoy seguro!.
Como el eco de la sombre ve al olvido
en la ceniza del aire con alfileres
vendiendo las ausencias con cuchillos
cultivando el asco con aplausos
anunciando la decadencia con sonrisas.

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Porque
Mareado
El sol
No es
Tan
Amarillo...
Estando mareado mareado.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  En el rincón de la serpiente
En el rincón de la serpiente

En el rincón de la serpiente.
Nadie llora ya, la piedra está en la frente donde solo los sueños lloran.
Nadie canta ya, la boca está solo en el tembloroso vaho de veredas lejos.
En
El
Rincón nadie llora ni canta, solo la serpiente piensa y siente...

Aquí está, se trata de la carne, de la esquina redonda, de los cuerpos, de las almas, del polvo,
desnudo, dulzura inquieta, brumosa,
en la lámpara de la torpeza,
en la pregunta perfecta,
con toda la niebla,
con toda la cuesta,
de la muerte en el mundo.¡Welt, mondo, world, monde!.

Gloria de los candiles degollados,
y sobrevivientes por las espirales montañas,
del tiempo, del aire, de plata pajiza y lentejuelas, sordomudas, magnolias, hechas de limones, violetas.
De mezquina paga, bucles de mano a mano,
de los que mueren juntos, abajo de los rincones,
de los serpenteantes pensamientos garbosos,
de los rincones de juncos de dos mitades,
degollados e inaccesibles mapas perdidos.
En
El
Rincón de la serpiente hay crepúsculos de invierno,
hay viejas estatuas de trigo, de lobo y de flor, ajada.
Hay palabras de perdidos alfabetos, de arañas campestres.
Hay pueblos centenarios ricos de presentes. desventuras.
Rincón de los rincones distraídos, dependiendo del después.
En el antes ciego, mudo, sordo, pantano de artimañas, llaves y candados.
Seis retrasados confidentes, descifrando novelas de escarabajos y gusanos.
En el mañana del quién sabe, tal vez, de otra manera, que por ahora no...


En
El
Rincón de la serpiente de muletas.

¡Sí, sí, de muletas, de muletas!-Krücke, gruccia, béquille, crutch.

Hay otras serpientes desengañadas, en los domingos de piedra, de lodo seco.
Hay otros más pequeños rincones, invocando a las lombrices imaginarias.
Hay además otras cosas que ya nadie recuerda, por ahora o por las noches.
Hay además botellas en los tejados de pólvora de las hogueras sembradas.
¡Hay, otros tantos miles de hay, además, de menos a más ó menos casi!.

En el rincón.
De la vida social, de la muerte individual, la serpiente cristaliza vidrios.
Por los soñolientos saltamontes, comprimidos del silencio pergamino endulzado.
Por los telegramas melancólicos, donde nacen,
las campiñas y meditan las orugas.
Por los viejos gavilanes, invocando en la sortija, caballeros y doncellas raras.
De la vida serpenteante, de la muerte angelical, la fructífera ignorancia.
En el rincón. ¡Teje del mismo interior, otras serpientes redondas!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas de sombríos :  Mártires macabros
Mártires macabros

Inundado de almas se haya ahora el cielo.
Sobreviviente de una tarántula palomilla.
Frustrada del conocer la humana indiferencia.
¡Del huevo por el nido... Y la escama del reino!.

¡Mártires, Mártires, Mártires!.

Inundado de fracasos quedó el crepúsculo.
Sumergido de absurdos pulpos lacustres.
¡Humedecida región del egoísmo nuevo!.
Del prolongado alfiler y el seco tulipán.

¡Mártires macabros, Mártires macabros!.

Derramados quedaron los escarabajos.
Virginales orfandades deshojadas auroras.
¡Conmovidas hostias y frágiles cordeles!.
Por el anochecer de enredaderas cohibido.

¡Mártires, Mártires, Mártires!.

Derramados nadaron los rencores heridos.
Lamentos obsesionados molinos leñosos.
Convertidas migajas y laberintos hostiles.
¡Por el padecer encubierto de duelos!.

¡Mártires macabros, Mártires macabros!.

Devorados los nombres al ritmo de hielo.
Peligrosa tortura de reclamos inclementes.
Danzaron terribles posesos y pesares.
Entre las respuestas de bestias mañanas.

¡Mártires, Mártires, Mártires!.

Devorados los nobles abismos etéreos.
Dejaron candiles de muros asombrosos.
Enfangados incansables desastre y orgía.
Entre las agonías furibundas del rebaño.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta