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POR EXISTIR...
Esta muerte que me vive lento palpita con el latir del viento tanto lo siento... ¡Oh, cuánto! tanto lo veo... ¡Oh, en tanto...!
En lágrimas de arcilla
Enmudece al silencio al gritar al andar al vivir al soñar... Ennegrece un violáceo rosado un amarillento verdoso...
En el hielo ardiente
Porque no niega ni acepta ni penetra ni recuerda ni cambia Esa apariencia ocultando Ese vivirse muriendo
En la transparente tumba
Desvistiendo cada hueco azul calcinando la blancura blanda En la esquina donde duerme el viento En el suspiro donde muere el fuego
Como un fragmento fugaz
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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CÍCLICA DESMAÑANADA
Eterna vuelve cada mañana, en la esperanza dormida en la noche, como cambia el verde en las hojas, el afán amarillento del otoño, donde se pierde cada verano. ¡En la blancura de la nieve áurea!. ¡En el rumor que corre en el agua!. ¡En el valle de calles de lunas crecientes!.
Cíclica desmañanada cíclica. Desmañanada cíclica desmañanada. Cíclica. Desmañanada. Cíclica.
Por la sonrisa de espumas de brisas. De olvidos de llamas de pianos. De gotas de campos de vientos. Agobiante desahogo indignante. Revivificante extrínseco núcleo. Diligente trajín y pigricia. En lo ingrávido con largueza regio. En lo efectista hinchado espiritoso.
Cíclica. Desmañanada. Cíclica. Desmañanada desmañanada. Cíclica cíclica.
Derramando al espejo reflejos vacíos, en la tarde magra y fría del detalle. ¡Soñador destello de extraña entraña!. Por la mirada temblorosa del embeleso, en las cúpulas sin límites de pájaro,s voraces, volátiles, fabricantes de pobreza, en racimos de palomas lavando ropas, por los aires de las culpas colectivas.
¡Cíclica desmañanada cíclica desmañanada!.
En los trenes repletos de preguntas, de panes acuñados con el hambre, con el vientre de los ojos lleno, en las manos que se decuelgan del suelo, del cielo poblado de serpientes y gusanos, de la oquedad mas cercana y purpurina, por la obscuridad que frenéticos cultivan, por la mañana incesante del agua seca.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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DESPRENDIMIENTO
En la luz se sintió perdido, ninguna otra partícula estaba ahí, y su labor redentora, quedó paralizada. El plomo ardía, nada sabía de los dia mantes, menos, menos aún de la hemoglo bina... Un poco más allá, en la última órbita, las cargas eléctricas saltaban, silenciosas, teñidas y caóticas. Las condiciones cambiaban lentamente, flotaban, ahora burbuja, mañana espuma, ¡El futuro nacía y retrocedía!.
Como el aliento un día de verano, en alas de mariposa, encarnada chispa, fuego divino bajo su piel, un cosmos dentro, microcosmos individual, único, irrepetible, pensaba, sentía, existía. En lo más profundo, luz y sombra, fácil, flujo del espacio elástico, esférico, y bañado por la ola primordial del tiempo.
La realidad, era y no era, simultáneos caos y orden, y el principio tejía finales. Así fue registrado, de pronto, en el enorme microscopio atómico. Y él, ciego de naci- miento. ¡Soñaba ver!. Nada raro, con- siderando su inusual capacidad dermo-óptica bien desarrollada.
¡Estaba perdido!. El antiguo "Acelerador de Hadrones" cambió su Teoría de la Vida, ahí mismo. ¡Quién lo creyera!. Después de tantos años, anudando moléculas, modificando genes, trasplantando codones, y aminoácidos. Las espirales, en partículas dobles, fotones y quarcks, antineutrinos. ¡En fin, caos y orden!.
El día había sido, difícil, muchos alientos habían cambiado sus lugares vitales. Pero él, en ése preciso instante, ahí mismo, y en la intimidad de un cloroplasto... ¡Si, la intimidad de un cloroplasto, donde la luz verdosa libera vida, crea tiempo y espacio, se reproduce y cambia!. Sentía su piel rugosa, y la franja de un sol, aparecía en palabras malévolas, ruines, inolvidables, le recordaban la inmen- sidad de la ignorancia en la chispa divina. ¡Del alma, que se apaga, y se desprende!. Y al final, lentamente, rápido, espontaneo y pulsátil, en el centro del espacio-tiempo. ¡Se desprendió y abandonó la materia!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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