Líquido Temblar
Por el sudor devorado en las noches,
deshojan lunas el mundo vacilante,
en los dientes de nieve despedida,
del perfil dónde siembra el mandril,
copas del torso ardiente despacio,
en el declive abandonado del tigre,
un elefante ansioso planta mariposas,
en la penumbra batiendo alfombras,
en la espina bordando cristales.
¡Oh!.Líquido.¡Oportuno!.¡Ah!
Porque a veces comen los platos helados,
las cenizas de las manos una rama caliente,
con el pulpo bajar del muslo a la mirada,
en los labios humedades fijando dulzores,
por las arpas del fulgor del mástil firme,
del puro ramaje gimiendo laureles cerezas,
de la espiga punzante temblando espumosa,
las sábanas de la sed inundada del perfume,
en la fiebre de las gacelas sin sueños.
¡Ah!.La fortaleza inspira.¡Oh!
De la dicha párpados límpidos,
aquietando el algodón resonante,
ávido antes de erguido al cierre,
de las puertas al ritmo bailable,
por la noche del nogal sonriente,
hablando del dátil turgente la esquina,
siente la cabeza el tibio vaivén miel,
de la entrada el roble doblando lunas,
cada lábil sueño de manos despiertas.
¡Oh,sí!.Más trepidante que trémulo.¡Sí,oh!.
Del espasmo ardiente del durazno,
al vapor del aliento alumbrar,
el fondo de la piedra alegre,
donde la mirada gime de ganas,
al dormir burlón del mármol,
rosado recuerda el reloj parado,
al impulso en rayo de luna,
por todo el interior de la fragua,
y del acometer fosfóreo celeste.
¡Líquido, líquido!.
¡Oh, sí, ah!
Con la humedad de la selva delante desnuda,
entre el momento que vibra cercano ligero,
quedando del brillo triunfante anhelando,
la nítida fuente profunda silente bordando,
y estando quedando la noche en su sitio,
y guardada la luna meciendo su cama descansa,
por los vuelos de la seda del torrente tibio,
dónde el tiempo inolvidable se atrapa fácil,
en el próspero temblar afortunado líquido afán.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez