PUEDE HACERSE
Por el doblar de las campanas. El sonido. El interior volcánico. De inertes brazos. Despeñan los relámpagos martillos. Enflaquecida, lívida frente suena. ¡Ay!. Música nieve, nueve notas. En el sinfónico peregrinar inquieto.
Al campanear cada peluca nueva, ondea la razón como único tesoro, hermana del encéfalo y el alma.
Con la fuerza de la puerta. En la ventana. Y florece con el palpitar. Del tiempo sin adormecerse.
Bien, que también, divierte. Bien, que habita, tibia. En En la En la morada. ¡Hay un tal vez!. ¡Hacer y deshacer___Cielo y tierra! Luz del sacudir_____Alabastrino. Canto celestial_____De la ignorancia.
En el sí mismo. Campanoso. Cincelado____ ¡Algún día!.
Como al iris desafía el reflejo. La belleza descolorida. Misma y taciturna sopa. Cosa del silbar en la cocina. Siempre afanoso el apetito.
Sin lo desnudo del nadie, lo mejor. Buscar es sabido lenguaje lento. Dentro de murciélagos sarcófagos. De vencidas angustias. Las sedientas verdades. ¡Cosas sombreadas opalescentes!. Las espadas esbeltas. ¡Causas de metálicas miserias!.
No pueden ser, los precipicios, altos, ni la humeante corteza núbil, ni el reptil merece una medalla.
Veamos Pues Ese sonido Bajo bosques de soles Y De aguas. En los ruidos gotas. ¡Qué caen y caen una noche!. En el susurrar. Del otoño. En cada hoja, verde seca. Tejedora de primaveras. El suspirar impalpable. Musloso y tierno. Arriba. Abajo. Raíz que sacude. Los silencios. En la madre. Del durazno, cada manzana. Luz, noche, pecado paraíso en sueños. En las orugas de las águilas dormidas.
Entre Los Dedos mordidos.
De los hombres, en las virtudes y nobleza, ya se ve. Ya se va. Cada nuevo tiempo si es que quiere y sigue. Y En Todo él. Férreo suelo algodoneando.
Por éste desdoblar el tiempo huye, indiscreto de la cera, su vela, trenza, cabello, dulce, tobillo, con el balanceo, desnuda. Del azul, la nube vuela, y llueve, de la luz, oceánicos recuerdos amarfilados, espuma, cadera, ola cálida de su mariposa llena, de carne cruda. ¡Luminosa de pureza!. Bella pradera, y marejada abrigadora, el sol con el sabor dulce de las manos, desplegándose. Guiadoras, del primaveral verano de las horas, en las manos, vegetales, un vino valioso.
Así Desdoblando El tiempo, el camino, la sandalia. Y La Memoria de minutos relojes, arena, sol, agua. Podemos. Sí, sí. ¡Podemos!. Cambiarlo todo, lento ó rápido. Pero se debe. Antes. Que los barcos, ahogados, le reclamen a los viejos oasis, escondidos en los dátiles, y solo los camellos dialoguen con los elefantes. Y después. Después. Podemos hacer los imposibles. Poder cambiar, podemos, si queremos, el aire respirar de las palmeras. Y de los tiempos desempleados. ¡Cambiar la historia del futuro!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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