Marinero a tus zapatos
Están en el océano.
Como pájaros dormidos, en las islas,
bajo el veneno de las plásticas tarjetas,
en la piel, con el exceso. Y si no hoy,
serán mañana... Los delfines enlatados.
Las migajas rotas entre cables.
¡Oh, pobreza del criterio deshilado!.
¡Oh, negro panorama de un café!.
Sin la ceniza del cigarro.
Solo las iguanas huelen hules.
¡Aleluya!. En las rodillas anidan los perdones.
Y mañana. Millones de alientos. En banderolas.
Gemirán. ¡Azula qué azula cada sangre!.
La luz de las protestas estará. Muy clorofila,
y en los campos anidarán las hienas.
En la calle, la luna quema. Los recuerdos,
las alas sin descanso. ¡La cuna quieta!.
Y en la cabaña- Hijos míos- El olor del hambre.
Y en la mesa- Hijos míos- ¡Platos y cuchillos!.
Por los niños. Sin muñecas. Sin canicas.
¡Correr al tiempo y remendar zapatos!.
Los hombres- Poco huelen- ¡La humanidad!.
Están en las historias sepultados.
Mejor atiende ése mensaje ocioso.
¡Busca esa llamada perdida!.
¡Organiza cada tiempo qué fue!.
La vida.
Viene del océano.
¡Del vivir las olas!.
¡Del nadar en sus burbujas!.
Y
De
¡Hacernos. Una gota de existencia!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez