QUEDÓ DESTEJIDO TEJADO
Y
Quedó.
Destejido.
El tejado.
Y parado sobre un tiempo,
con el pasado entre las cejas.
Y sentado bajo una mañana,
con el futuro entre los huesos.
Como disfrutan leyendo.
Sin sueño___Cien sueños.
Las gotas, arenosamente guiadas,
las nubes, boscosas mejor conocidas.
Entre los suspiros indispensables.
Entre la ternura iluminados.
Entre los recuerdos sombreados.
Entre la emoción cautiva.
Cuando la voz se marchita,
en la palabra seca,
pétalos de vacío,
perfume de falsedad.
En el jardín de la vida.
Una muerte se cultiva.
En el tiempo del bolsillo.
¡Qué hasta el olvido ha triturado!.
En el hambre de monedas.
¡Qué nada y nada vestido de viento!.
Y
Quedó
Destejido
El tejado.
Donde se pudre el alma verde.
Donde se deja el cuerpo alegre.
Y las cortinas.
De la privacidad ciegas.
¡En la seguridad alarmadas!.
Entre mil pasados sin futuro.
Con el silencio de la luna.
¡Una mariposa del asfalto!.
Aparece en un rincón.
¡Del eco destellando!.
A los lados___¡De cien instantes!.
En los ojos del mar de botellas.
Con la tentación sin medidas.
En el volcán recogido.
En las manos de los siglos.
De los últimos eternos latidos.
Quedó.
Entre los viejos reflejos.
Destejido.
El nuevo espejo.
Tejado.
En el humo.
De la sombra.
Del fuego.
¡Atormentado!.
Quedó destejido el tejado...
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez