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Siento que al llegar la mañana la niebla intensa, cubre tu alma La llena de dudas, de preguntas, de la nada se pone turbia Siento que eso es porque ya no me amas, porque tu amor En llamas, es de otra persona, ya no me pertenece más Ya tu piel se eriza con otras manos y tu boca se abre a otra boca Tus ojos miran mas allá de los míos, siento que no puedes decirlo Porque no quieres lastimar mi corazón, pero sufres por dentro Porque estas enamorada y sientes pasión, por otro que no soy yo Por eso te escribo este poema, porque que tu no tienes la culpa La culpa y la razón siempre la he tenido yo, nada tiene que ver Lo que sientes por el, solo el destino puso tus pies en otro camino.
Por Conrado Augusto Sehmsdorf
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Poeta
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Colmena de sueños
las flores se visten con relámpagos en el plumaje de la estrella duerme el sueño de carne guarnecido de senos el sueño tiene en la boca una estrella como el gato tiene en la boca un ratón las flores de carne tienen lengua de sueño estrella de bruma
la estrella de carne bajo la bóveda del tiempo el tiempo ronronea como un sueño alrededor de los senos alrededor de las colmenas de sueños duermen las estrellas bruma de flor plumaje de estrella las flores ronronean
las estrellas ronronean frente a la colmena de los relámpagos ratón de bruma ratón de estrella ratón de flor el sueño es un gato su lengua es una flor
la carne ronronea en el plumaje del tiempo los ratones y los gatos duermen sobre la lengua del tiempo el relámpago duerme bajo la bóveda de bruma las estrellas se visten con senos la lengua de bruma en la boca de flor la boca de bruma bajo la bóveda de carne.
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Poeta
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Não ponho palavra na boca da poesia, pois sei que é ousadia e posso deixa-la brava.
Também não puxo a trava, para rebuscar a linguagem, porque é uma sacanagem fazer uma poesia escrava.
Se sou adepto da liberdade, procuro fazê-la à vontade, ao meu bel prazer...
Poetar como um dever, é muita responsabilidade para quem só quer espairecer.
A.J. Cardiais 31.07.2018
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Poeta
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Quem se entrega e não carrega, é carregado... Portanto não pode escolher o lado em que vai desaguar...
Não pode lamentar quando a correnteza o jogar, num mar de tristeza, e a rima louca sair da sua boca sedenta pra rimar...
Quem se entrega e não enxerga a real situação, não tem opinião.
A.J. Cardiais 16.12.16
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Poeta
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Gallego, querido amigo, te has ido Azul y Oro te llevas, olvidado Jamás, Un grito de gol anidado En silencios eternos, transformado
En escudo con estrellas, bramido De Bomboneras, de jardín alado Que sobrevuela los cielos, sentado En la grada eterna, de aquel partido
Ganado en alma bostera, llenado Vasos con cerveza has festejado Con tristeza debo decir, sentido
Es el vacío que dejaste, sagrado Tu lugar en mi mesa, merecido Altar, que has ganado por lo vivido
Por Conrado Augusto Sehmsdorf (Kurt)
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Poeta
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Minha calça rasgada quer dizer muito, com a boca fechada...
Ela não abre a boca feito uma louca consumista.
Minha calça dá a pista, de onde é que eu trafego...
Ela é a razão que carrego, levando uma vida “no prego”, por ter alma de artista.
A.J. Cardiais 26.10.2013
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Poeta
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CONCURRENCIA SOÑADORA
Donde el humo enciende un cigarrillo, con el escándalo mecánico, en la penumbra artificial de los ratones, con la voz de la distancia, en el lívido límite de la cárcel tierna, con la dulce incertidumbre, del incendio fósil dictando conferencias, al clavel de la primera vez constante, del sonido perseguido del ruido requisado, por la sospecha despreciada despiadada.
Por ser la concurrencia soñadora empedernida, y que no solo pensase al leer en lo que lee, ni en la repugnancia de repetir lo ya dicho. ¡Sin la dicha de sentirlo!. Encadenado al río, que corre boca arriba naciendo navegante ligero, de lo conseguido en cierto modo incierto espeso, al encontrar otro camino rabioso ramaje rapaz, en que cada parte del principio supone un fin, un pronóstico sin ropa sin ritmo sin horno postal. En La Concurrencia Soñadora... ¡Por ése anhelo que no ha tenido!. Ni antecesor, ni sucesor, sectario secuaz sedoso. Ni tímidos resortes rectos, ímprobos. incandescentes. En las dulces curvas... ¡Dónde la sal entra!. Con el velo del preciosismo azulado ambulante. Y la vanidad dorada en salmuera. ¡Por hablar del sentir, de lo que nada se sabe, ni se puede saber, pregonándolo!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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PÓCIMA CARA
El Rostro De papel Tiene hambre De tinta fuerte ya Que persigue una calle Por el espejo débil drama Licuando al fuego de casa y cuchara De cama y tenedor de puerta y tristeza Pintando de noche las ventanas sedientas De la vil justicia sanguinaria con el tedio raudo Adulterando al auditorio del armario lento Estrechando los aplausos del cementerio En la obscuridad erguida que inventa En la frenética copa que teje latidos En la caja monedas que afiebran Odios horizontales honorables Pésimas piedades pintables Laudables lenguajes lanza Papeles entintados Licuados caros.
El papel mortecino del humo ha sido piedra en la cabellera del silencio caballero pardo con la tormenta de las algas en las pupilas y la danza de los musgos en la mano suave De miel y fuego, de piel y jugo, en la luz hoy Que sabe a higos con los pechos de alabastro entreabierto en la distancia que estremecida mira la intimidad ardiente de la hormiga alada con la mariposa que arrodillada canta córnea en la cándida montaña bajo el puente papelero
Estando El brebaje Decorando La siesta débil Con la boca seca Inseparablemente Acuática en la memoria De la carne de las tumbas Salvajes reminiscencias ricas Rindiendo rejuvenecidos cultos Al insensible suelo sacrificando zupias.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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¿Porqué nada es mejor?
Llueve su angustiante soledad la noche, cuando las aves no cuentan las nubes, y se van apagando. Las flores en sus aguas al finísimo azul después de morirse el sentido en la distancia... Nadie tenía en el lugar la túnica del color del enebro. Era marzo de un tirón, por más que la causa de su oficio no dejaba lugar a dudas al año. Con el moño el invierno puntual se tiende sin ser verde ni admitir réplica, sin darse apenas cuenta de lo qué hacía al miedo al verlo matar su hielo en él, ¡Sí!...En el corazón de una gota. Seca una antorcha encendió el ruido en mil pedazos incluidas las huellas con sus tintes lozanos no sin gran pesar. El vacío en su vasto territorio señalaba el camino de regreso...
Se veía el silencio moverse un paso afuera de los hogares qué se alejaron más allá de las estrellas. Tan cierto, cómo aquél que en el rostro dibuja la cobardía midiéndole los pasos al olvido... Carente de palabras en una extraña expectación.... Pusilánime y arriscada, en el vestíbulo vespral, en el ápice sinuosa con la vicisitud jaspeada, y el incienso de la genuflexión agreste, desgarbada, por la prosapia del varapalo.
¿Recuerdas el tiempo aquéllo?... Cuando nada de esto sucedía en el largo coloquio marmóreo que se reconoce de repente ahora... Y no me remonto soñando a otro... Hemisferio, como el cándido cordero en la pereza, ni a los mástiles de los rosales desnudos en el tedio de una fofa neblina... Tú me dices que sí, y qué si sabes de la penosa y constante travesía que guarda en sus párpados sedeños la boca ingenua... Pues verás...
El desierto acusaba a esa lluvia de ladrona dónde la humedad ahogaba las casas con las lágrimas asustadas por la elegancia de las urnas, y los minutos ocupados en el silencio menos distante, en el más llamativo, en ese que vomita su publicidad, llueve y llueve suave, sin saberse bien...
La había estado observando, veía gota a gota como trepaba entre las nubes. Reconocía la humedad sin pretextos, y guardó sus cacerolas, ollas, cubiertos todos en sus arenas llevándose los puños paños de tormentas agotadas bajo un sol de madera con la certeza del florero de cristal cortado entre las manos del me excuso ante la multitud, y hago desaparecer al primero que proteste de inmediato cumplir con el encargo de la suciedad y la incuria, como si no estuviera realmente al tanto de los propios asuntos celestes... Y del azul contravenir al marrón indecoroso, con el atributo de viandante embaldosado, y desde el introito menospreciado preponderante... ¡Vaya umbrío caligine azaroso, el verdete vernáculo ribetea al tergiversar mismo!. Por allá dónde la dulce lumbre, no es precisamente, dulcedumbre, ni en la cumbre se vierten los abrojos, y menos por la mañana, el lóbrego horizonte, con el ademán del puñal en la mirada, y el rojizo brocado de la esperanza mancillado... ¿Porqué nada es mejor?... Me dices, cuando, cuándo... La lluvia bebe bajo la tierra cataratas que muerden los sueños hechos polvo.... Y... Porqué llueve su soledad la noche en cada calle.
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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AGUDA CAÍDA
Agu Daca Ida.
En la noche que duerme demasiado plácida. En la tarde que se rasca el sol. El último pincel entusiasmado. Cuando. Se pone nerviosa la mañana. Al fondo. Afilar de unas pestañas años. Después. De una.
Agua Daca Ida
Del crustáceo. Observando la vidriera. En la rutina inquietante. En la cilíndrica mirada. En la bebida camisa. Del terreno. Estampado pantalón. Del tobillo. ¡Violento colchón!.
Por Esa Agu Daca Ida Está
El sendero de la noche medio desnudo, golpendo el suelo del claro opuesto, apropiado a la frente estrecha, en la ropa de las luces cortas, incluyendo las balas boca arriba, en la espalda del buen papel, en el invierno impresionado, y las sonrisas bajo el hielo, en la imagen del instante.
Por Esa Agu Daca Ida Está
Un amanecer cauteloso. Un gris interminable. ¡Qué empezó a buscar en la mirada!. Un sabor disfrazado de rojo. Un anochecer en la ribera. Entre los zapatos del sofá. ¡Tambores, bocinas y campanillas!. En la noche qué desayuna el día. Y al sol qué no calienta igual.
¡Es así, la aguda caída aguda, es así!.
Dicen: Como hurgándose las ranas el rostro, que se hizo pedazos el tiempo, encaramado en la desprevenida. ¡Cremallera!... Porqué la tentación, llovía fuerte... En el mejor alumno, de la suerte... En las pestañas, pausadas... Capaces de detener, la mirada... En la cintura de las uñas. ¡Martirizando su lujuria algodonosa!.
Ates, antes, antes. De La gu da ca ida, ida, ida.
Por ser insensata. En la máquina. Insensata. De pasos. Laterales Y reverencias.
¡Ahora, ya está, en la dormida noche pálida!. La luna. Del espejo. Después. De la caída. Aguda y fragmentada entre los restos reflejada.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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