HUMIDIFICADORA
Como el llanto de la lágrima,
que a la espina duele,
descrucificando,
la añoranza que al ser abrasa,
ablando la dureza, dices:
¡Qué nada entiendo!.
De los rastrojos secos,
ecos pálidos de los débiles sonrojos,
pestañeando al amanecer enajenado,
que inunda con sed al viento.
De las ásperas manadas de azul violento.
De los cráteres heridos de verde tierno.
De los crótalos aliados de gris intento.
Dices:
Hablando del silencio duro.
De las botellas desnudas de alfileres.
De las bellotas vestidas de billares.
Humidi
Fica
Dora.
Porque al dolor sangra la risa.
Del marfil que afila la ceniza.
Del fulgor que viste la noche.
Del temblor que calla la tarde.
Dices:
¡Qué la lágrima sufre su sequía!.
¡Qué la lámina surte de arena!.
¡Qué la lápida asume su olvido!.
Por
Que
Calla la calle cayendo en la esquina.
Por
La fe que estrangula la humildad humillada.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez