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PESADILLAS DEL ACERO
En el templo majestuoso del sepulcro. El amor desayuna la pureza. Del acero qué se duerme. Y ¡Sólo sueña enmohecido!.
Dijo, creo, soñar, dijo: Una vez. Dónde... El acerado caparazón goza con saña. con bendita saña entre cada latido. lo qué pudo ser carne divina renacido.
Otra vez, volvió, de la mañana. Poroso y aterrado. Raíz de mineral insomnio.
¿Cómo había sido la noche?. ¡El metal siente qué vivo goza, sangrando, con el terror al fin, principia con la danza, humana paralítica!___Solo pesadilla.
Acero____Desvelo____Ninguno. Con El ánimo impregnado del presente. Con Los valores de nostalgias congeladas. Con La grandeza de trágica riqueza.
¿Pesadillas en él, ahora?. En el jamás, ausente, de siempre. Imitándose a sí mismo. En los cielos que perecen por los suelos. ¡El solo ladrón del alma de las piedras!.
¡No, no, no!... Oros, platas y plomos.
¿¿Llegaremos al principio del final, vibrando al progresivo retroceso, debiendo olvidar, lo qué debe aborrecerse??.
Pesadillas del acero. Del Acero. ¡Pesadillas, pesadillas, pesadillas!.
Nada____Cierto___Es solo. ¡La verdad encarcelada entre mentiras!. ¡Cuántos hay qué creen solo lo falso!. Lo falso de cualquier falsedad. La mentira de toda controversia. Solo, solo, pesadillas del acero.
Acero de la historia huérfano. ¡Qué duerme amándose!. ¡Qué nada ve ni le importa!. Y solo aquéllo______También. En el amor de las espadas. ¡Qué lo falso ven y oyen, y también eso consumen!. En el fondo más obscuro de la tormenta. En el último latido de cada aliento. En la profunda estrella de la muerte. ¡Sólo pesadillas del acero!.
-En éste bello siglo- Por la orilla circular de los rectángulos. En éste milenio excelso. Por el filo de las nubes bajo el lago. El acer Implora__Con la fe invisible de las luciérnagas. Ama__Con el amor del escorpión y la serpiente. El acero. De fragancia fragmentaria... Pesadillas que __Vienen, del mañana y sin el tiempo, vienen__
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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SENTIMIENTOS IMPRESOS...
Sentir Lo Que se ha leído. Lo Entiende Cualquiera. Sin hacer piruetas del pensar de que carece. Del imaginario que se seca, del mar dulce, y de letras que no se escriben.
Se dice que lo que se ha leído, se entiende con el alma, que es del pensar, sentir, aunque a veces, un adorno lujoso, lo dicen también muchos, al sentir pensando que nada entienden. Lo que... Ha sido. Bien dicho. Lo que dijo que dijo haber escrito, el adorno del lenguaje, sin el hombre, que lo escribe, y solo tiene, traje de letras, cáscaras del tiempo en tinta.
Y Aquéllo Del campanear lejano que anuncia.
El dolor De Los ojos provocativos que, no cambia, y se ha irritado de ladridos y de pestañas. Así es. La margarita, sin su adorno de níquel, reposada, en el armario del viejo jardín, ahora joven, es solo sujeto y verbo, no tiene predicado.
Como símbolo inquietante dulcemente camina, por sus sueños perfumados, por sus dormidos pétalos. Con... el sol y la luna en el cielo, bordando, sus dolores, los tuyos y los míos, como si fueran iguales, no lo dudo igualmente, pero como sientes, siento igual, que cualquier flor.
Y también pienso. Lo que dices... ¡Qué...! “Y no se deterioran, ni dolores con el tiempo, ni con perfumes ningún otro bello recuerdo ”. Aún a los gramos de granito. Aún al grafito opaco. Aún a los quilates. De veinticuatro segundos, Y de los treinta gatos, y nueve ratones, centígrados, se levantan, los timones desconcertados, cuando el dolor apremia, en las pobres marionetas, entre los ignotos acantilados.
Senti Presos Imientos los cimientos de los techos. Como los pensares en las letras, y los papeles. ¡Qué juegan las vidas, y las muertes impresas!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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EN EL MILENIO DECADENTE
Y El mundo múltiple. Es, su propio, peligro. El, insólito, indudable de apariencia, ¡Hombre, página, totémica!.
Por éste, nuevo milenio. ¡Decadente, cruel, inclemente!.
¡Qué grotesco, es un laberinto dentro!. Se desmorona, al detenerse, afuera. Manifiesta, pidiendo, luego, se apague en sangre.
El humo de diez años, las pirámides unánimes de millones, enmudecidos.
Como la escapatoria imagina. El balbuceante, vocablo envilecido. ¡Ser, de oníricas presencias!. De monótonas anécdotas. La filiación de muchos años. ¡Especie, de repugnante despliegue!.
Decadente, empobrecido milenio, en la inicial, década, raquítico, de cada, imperioso desengaño.
Se deseca, inédito y como lo fue. ¡Presenta adoptivo el vientre!. En la extensión de luchas. ¡Todas de retórica ignorancia!. Partes, sanguíneas, gravitando.
Y un barroco, cuadro. No vestimentas anegadas luces. ¡En sucesivas fases!. ¡La ciclónica humildad inagotable!.
En las apergaminadas cortinas, pocas veces, en dos planos. No aguarda la bella forma, desaparece, en ronco canto.
Y entre frescuras y arboledas, puede mirar al cielo, dar la pupila, blanca nieve, no, lugar al moribundo bálsamo.
Solo peregrino extraño, oye y siente. Acepta la música, la luz en que navega. Dar, lo que perdió. Esferas. Triangulares. Cuentas desiguales. Al ceñido hato. ¡Qué deleita sonoro duelo!. Está, en él, ávido semblante. ¡Arriba de aflicción fatídica!.
Sin que nada, le quite, lo allí nacido. Alterar la llama, es lo que alumbra. ¡Su aurora evaporada!. ¡Naturaleza que busca en vano!.
No el paso rápido, de las horas. Es tan cálido y tan bello. Sí. ¡Todavía ciego, el vacío oculta!.
Un peñasco angélico. Tejido de dormidas flores. De párpados y ruinas. ¡Ilusiones de antiguos días!.
El milenio. Enfermo. Nace. Enfermo sigue, decadente por el humo ¡Como el huno, vándalo, vikingo, bárbaro!.
De los nuevos, bucaneros, corsarios, filibusteros. En la lengua de palomas, y un pescado sordo.
¡Vaya, buen milenio, nos vive, por el sueño!.
El Espejo Ha perdido, su reflejo. Al mirarse, dentro, de los viejos siglos. A los pies del petrificado iluminado. Cuervo, curvo, en las mil plumas escrito. Lápiz papeleante de las teclas de pocos años.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Aliento de música
Con ese perfume perdido ayer en el espejo de los íntimos arroyos encima de amantes diamantes regresa el interior. Transformado. Ennn. En los corazones del sonido Ennn. El Paisaje de perpendiculares latidos. ¡Dos, dos en uno! Una fusión de claveles Y margaritas qué azucenas rebelan En un trono de ternuras ligeras Catarata coloreada por siglos En otras alfombras ¡Mezcla de ángeles y claridad! Sideral... En sí mismo Brota ésa verdad ondulada ¡Valle del más allá! Inutilmente temido.
En sí mismo Intacto jirón de faroles De libre frescura Bello saboreo Despacio jardín con estrellas Y algunas veces. El tiempo. El Tiempo ¡Se detiene, se reabosorbe!.
En sí mismo Obra de homenaje Amoroso ¡Espejo íntimo del cielo! De musical aliento Sí, sí... ¡Musical, musical! El musical aliento eterno ¡Cada minuto en un siglo! ¡Cada siglo en un latido!.
Autor: Joel Foertunato Reyes Pérez
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