Con la misma avidez de un sediento Voy a beber de tu amor… hasta saciar mis deseos… Hurgando en los límites de tu cuerpo Hasta el último de tus suspiros.
Voy a besar tu espalda con ardor Hasta ver brotar cada letra de mí nombre Como rojos botones de claveles prendidos En la magna blancura de tu piel encendida.
Pero no me hagas caso, aun no quiero verte excitada Entornado tus ojos bonitos o mordiéndote las uñas Tranquila, que todo a su momento llega Es sólo que digo, lo que pronto va a acontecer.
Cerraré la alcoba para amanecer contigo Sobre sábanas blancas que hendirás con tus senos Ese tiempo vendrá entregándonos todo… El tiempo aquel, cuando no nos tuvimos.
Con cada gemido que des Tu aliento será fuego quemando mi piel Y en estertores de muerte con mis brazos te apresaré Y te haré regresar a la vida, al amor y al placer.
Cierra ya la boca… no me escuches… Son tonterías que se me ocurren decirte Porque cuando llegue el momento…. Ni lo pensado se parecerá… ¡no te rías bebé!
Por Que En las verdes bofetadas la lluvia escapa del volcán una turba dulce. ¡Considéramelos!. Después, brillante hiena el vaso de caminos leve roce entre calidez. ¡Coménteselo!. Del fraterno esmeraldear ocaso perfumado de caroña pétalos luceros. ¡Averíguaselo!. En la erupción del cuervo una mariposa suave, agudiza felinos miles de zafiros. ¡Contándotelo!. En la tinta brillantez de los despojos rompe la figura de los platos. ¡Dejándoselo!. Al guardar el hambre cucharadas la naranja del nogal del alba al suelo. ¡Corrígemelo!. Al iluminar fino al bien maleando del regazo ronronear del mismo viento. ¡Debiéndoselo!.
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El fraterno decolorar cada ignorancia por la espalda del tenor enmudecido de números las retinas reptando cada laberinto al duraznear dátil del vino escamas búho café del beber la tarde escucha del mismo día retorcer inerme hogar hoy.
¡Píntenselo absurdidad acérrima demuéstralo!
En ese bello, absurdo, del aprisionar al cielo, del aprisionar al cielo, con las rodillas nublando anillos, en Saturno al sembrar un lago, en la posibilidad de un zapato, con la relatividad paralizada. ¡Júntamelo!
En la punta más profunda del prejuicio, en la espalda del verso frágil, un espacio de abanicos palomean, el maravilloso imitar del artefacto, de la noche desayunando lunas, curvas de láctea vía incendiada. ¡Apágamelo!.
En la facilidad, contaminada de complejo, al menor peluche descabellado simple, con la libre ceremonia del arbitrio. Donde el canto a granel estornuda, al rincón temblando encima. Del la toalla en la calle. ¡Recortándosela!.
Miserable del cepillo, del amanecer centrífugo, del amanecer centrífugo nasal difícil, al culto escarabajear hablante, del desánimo impedir al Caos, expresarse al espejo del café. Con los higos de parafina enroscados, en la mísera sonrisa.
Por Esa ACE rri maa... Bsurdidad...Del atrápamelo cómanselo.
En el refugio de los ecos, dónde agrieta el grito grave, en la morada del áureo salto,
en la fiesta, cultural de los candados, con el coraje sabor ceniza, al decir la diversidad de prisa. ¡Nada absurdo es!.