Esperanza
He construido un redil. He desplegado el más tonto juego cotidiano: cada mañana se inicia mi farsa, se agudiza mi ingenio, se sustenta mi ansia.
Todas las esquinas quieren sobornarme y son las caderas lentejas a mi hambre.
Mas, sigo de largo. Cabalgo quijote sueños inefables. Discurro caminos, me subo a mis plantas, aunque han protestado llevo mis fantasmas.
Sin rabias ni penas trepo así hasta el alba. A triunfar ligero, lleno de plegarias.
Mientras la sonrisa limpia mis ventanas, envejece el siglo y es feudal su manta.
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Poeta
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