En estos ecos.
La pupila seca.
Tranquila prisa, el murmullo arrulla,
frialdad asfáltica y perforado pecho.
El muslo de las pestaña,.
vibrar de conchas perlas
No la nieve de flamas violetas,
estaría la tarde durmiendo,
estaría el eco saltando,
muchas serpientes zigzagueantes.
Por éstos.
Ecos.
Efervescentes. ¡Sanguinarios espinares!.
La gacela de las palmas,
escucha de dátiles melones.
Ecos del silencio___A cucharadas.
¡Burbujas!.
Melódico acordeón.
Arrojábalo una peña soñando.
Esperábalo abajo hierros espadares.
¡Quién quiera escucharlo!.
Necesita nuevos mares y algodones.
Para nubes nuevas.
Y de la noche.
Antigua.
Una mujer y un hombre verdadero.
Entre los humos muy atractivos.
Efervescentes.
¡Ecos, ecos, ecos efervescentes!.
Como
Todo fue cuando.
El tiempo, rígido, distante.
Sin verter.
Una lágrima jamás da la esperanza.
¡Goza en la mueca de millones!.
¡Qué sólo puede sentir!.
La muerte... Cuando, estaba parada en la puerta.
Con el eterno compromiso.
¡Exótico y verdugo privilegio!.
¿Cómo son los ecos esos?.
___Sucesos de huecos sesos___
De tono áspero y seco.
En la frígida sonrisa de la pluma fuente.
Bajo la mesa de minutos cinco.
Saltando las melódicas fronteras.
¡Fugitivas, inútiles, peligrosas!.
Burbuja, de las espumas brújulas.
Las figuras emisarios de subsuelos.
En el interior de los largos dardos.
¡Diminutos elefantes!.
Grises las mañanas de las tardes.
Incontroladamente sedantes.
Rehenes fulminantes de mundos ajenos mudos.
Figuras convirtiéndose.
En agónicas alfombras.
Ecos, ecos. ¡Qué entre los hechos flotan!.
¡Cuántos efervescentes ecos hay!.
Entre la digestión de los circuitos
y el efecto simultáneo. ¡Del placer una burbuja!.
Entre la botánica de prismas,
y la causa plana sustanciosa.
En los ecos espumosos.
Anudarán el mármol y el sepulcro.
Aturdido el cráneo y el cerebro.
___Por... Por... Por...
¡Por los meses, las semanas y los años!.
Están rondando.
___Por... Por... Por...
Por cada día la luz y el rayo
En el ineludible así.
Un
Así, como neblinas, humedad y turbiedad.
Solos han quedado,
los lutos humedecidos.
Ecos
Del antiquísimo...¡Desenmohecerse!.
Del inicio finiquito.
Del disfraz descubrimiento en la honda luz.
Efervescencia.
¡Qué...!
Da sepultura a inocentes.
Y a inocentes insepultos.
¡Las mañanas. Inciertos humanos!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez