DEL HÁLITO LUCTUOSO
Habla de la infancia la ventana,
sobre un abismo puntiagudo,
tan pronto pan como esqueleto,
germen ignorante del polvo,
lleno de ausencias desiertas.
¡Exánime y fricativo luce!.
Entre los versos del vidrio,
se inclina la soledad del piano,
con la ternura roja del bosque,
con la eterna angustia del barro,
con la cuna canora del camello.
¡Fúnebre lucro lúbrico!.
Va corriendo un ahorcado suspiro,
por comerse la clamorosa puerta,
y pescar estrellas con las uñas,
y anudar anhelos con los dedos,
y beber latidos con los ojos.
¡Veleidoso guarismo informe!.
Por danzar los erizos bajo el vientre,
por tener las risas sobre un diente,
y entre las manos los pechos,
y entre los alientos los ojos,
¡Tiñen las campanas con sangre!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez