El amor. Ese ser tan subjetivo, amorfo, mutante, difuso, confuso y amateur. El amor. Ese ser que no entiende de sexos o preferencias. De polla con polla, de chocho con choco, de polla con chocho. Que desdichados nos hace a los animales consientes. Homínidos con tapujos he inseguridades. Tapujos a sus cuerpos, tapujos a sus sueños, tapujos a sus vidas; al amor a seres homínidos del mismo sexo o del opuesto. De la propia religión o de la opuesta. Del mismo color de piel o del opuesto. De la misma cultura y o la opuesta. El amor, ese ser brumoso que nos quita el sueño a las tres de la mañana cuando intentamos comprenderle, cuando el solo espera que le sientan en cada beso, en cada gesto, en cada arruga, en este despertar a tu lado, por ejemplo. El amor, ese ser polifacético disfrazado de días, semanas, meses, años y con suerte una vida si no nos dejamos abandonar a los tabúes impuestos por la sociedad. Sí. La misma sociedad que amedrentó a Galileo a decir que éramos el centro del universo. La misma por la cual se implantaron imperios de terror y tiranía. La misma sociedad que nos impuso vestir de traje y corbata de nueve a seis, la misma sociedad que nos dijo que no eres nadie sin un título universitario. Oh el amor venció a todos ellos cuando Galileo murmullo "y sin embargo se mueve", cuando imperio troyano cayó en nombre de Elena. Cuando decides dejar tu trabajo de mierda por un año y en el camino te descubres y descubres tu verdadera pasión. Cuando esos hombres sin un título universitario soñaron con cambiar el mundo y lo hicieron. El amor, ser lleno de agujeros en el pecho de tanto haber amado, y que, sin embargo, siempre se levanta y da la otra mejilla. El amor, hijo de Afrodita y Jesús Cristo. Digámoslo así, para hacer sentir incómodos a los feligreses en la tierra y a los dioses en el cielo. El amor, ese ser que aqueja a ricos y desamparados, a viciosos y virtuosos por igual. El amor ese ser sin cuerpo, pero con espíritu que lo único que te pide cariño es que vivas el día a día, y con suerte en mi cama. Perdón por la ofensa, replanteo. No, no mi cama no es tu cama, nuestra cama. Por supuesto que sé que el sentimiento de culpa permanecerá algún tiempo, pero con amor te prometo borrarlo. Dejándote besitos en la espalda, preparando el café y el desayuno, regalando un libro que de hace tiempo esperabas, entregándote un souvenir, pero sobre todo estando en tus horas más bajas y porque no en las más altas. El amor, cariño, tendrás toda una vida para comenzar a sentirlo pues el amor es como Roma. No sé hizo de la noche a la mañana. Y como ya sabrás, cariño. Roma y amor son un anagrama.
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Poeta
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