LABERINTOS DEL EMBUSTE
En El Abrigo de automóviles. En las cuevas del escardillo. De los profundos mosaicos. Mientras las puertas abordan los trenes. Entre los blandos montones de playas. ¡Cuánto amor en los incendios!. Encima del neón de los letreros. ¡Cuántos, cuantos soles volando entre los muslos!. Laberintos, en la celebración inminente del tablero. Del embuste, en la pequeña mañana del conejo.
Por el embuste, sí, por el embuste hecho epidemia. ¡Solos, se han quedado, solos!. Por el muelle de amargas arenas. Y la velocidad bajo el sombrero. ¡Solo, solo, el silencio diminuto!. De las lunas vibrando entre los pinos. En la flor de la pintura, partitura del vituperio. Habla de arañas con guantes de goma. En las tibias raíces hechas de sed. Por las noches de escuchar las escaleras. Por las copas con muletas y corbatas. Y el dolor de las esponjas conspicuas.
¡Laberintos, son laberintos del embuste!. Porqué el salto al abismo tiene sus peligros, en las enredaderas minerales del cielo, huyendo, los minutos y los segundos, en la virtual cadena entretejida de sapos.
Por el embuste, sí, por el embuste. Del refinamiento de las moscas, y las ranas silvestres insolubles. ¡Del asedio a la intimidad adherido!. Por el nombre de adobes en peligro. Del piso sin compromiso, solo laberintos. Del embuste, del alivio caprichoso en retaguardia.
Unos laberintos hechos del embuste. Hechos. Como hierbas mordiendo cuevas. Hechos. Como espadas frutales suaves. Laberintos. En la cúpula enganchada en telarañas. Laberintos. En el túnel salado al tope. Bajando las esquina del bosque. En la lucha sorpresiva de la mina. Donde la serpiente manipula los gusanos
¡Del embuste, laberintos, laberintos, laberintos!. Donde una emoción tiembla. Del vigor profundo, en espasmódicos suspiros. En la llave del tiempo, con la piel inundada de tibieza. Donde una luz renace, se abre y se cierra filosa. Del deber cumplido, por la férrea tenaza esfumada. ¡Con la ventana en las alas!___El embuste embiste. Y viste los párpados que duermen la nieve. Donde las sombras resbalan del agua. En las plumas del velado verano. En los mástiles del primer otoño. Donde los cabellos muelen blancos.
¡Laberintos del embuste, embuste, embuste!. En el coro de los panteones. Con el último latido en manadas. ¡Allá donde mueren los pantanos!. ¡Qué perdieron la cabeza y los zapatos!. Con los meses involuntarios. Con las muecas espontáneas. Laberintos, laberintos. En los años nacidos equivocados. En la misma iguana de aguaceros. Por donde cae el mismo filo sin descanso. Y las imágenes rodeando intrigan. Al fuego en la danza incierta.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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