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Mírate mujer: copa de fino talle, trago exótico con rodaja de luna, frente al mar.
Mientras transitas, enajenada y ajena, mírate orlada por la estela del nunca jamás.
Mírate: delirio de mis sentidos, poesía de otro, plagio temprano a mi tardo ideal.
Guitarra de arena y ámbar, mírate, etéreamente pulsada por mi arresto pasional.
Mírate: meridiana en tu belleza y tristemente ambigua en mi coherente realidad.
Ajena, en mi único presente y futuro sin ti, en mi única, única vida mortal... mírate pasar.
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Poeta
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Encadenado a tus ensueños, desde que te conocí, así vivo… sabiendo que nunca he de tenerte que para poseerte, necesito hallar la muerte. Rico soy en sentimientos para darte… más la aurora de tu cuerpo y el sol de tus caricias amanece en otra cama, con otro cuerpo… deseando tal vez, sea el mío. No encuentro calma en mis desvelos… me abruma la penumbra esperando un nuevo encuentro, y tengo celos de la noche y sus secretos, me aborrecen ya las horas, de tanto que te nombro. Es que pienso sólo en ti… y en la noche en que todo tu cariño te robé, al cabo me dijiste que, ya no era el momento… que tu unión valía más, que mil noches de sexo. Doloroso despertar… escuchar de tus amados labios... la triste despedida, aunque el amor se queda… consumiéndonos por dentro. ¡No me conformo! ¡Esperaré por ti, aunque deje la vida en esa espera, aunque me consuma el fuego del infierno… por haberme enamorado, de una mujer ajena! Delalma Sábado, 27 de noviembre de 2010 http://ligcueva.blogspot.com
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Poeta
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