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ALBURA Y ALBOROZO
Amanecí en la gota del sueño del violín, que teje con vidrios una mariposa, dejando caer una nube una luz una noche, con cada aire que hilvana lleno, de gardenias entre corderos azulados, tres claveles entre aceites rosados, una orquídea entre deleites morados.
Alborozo Y Albura. ¡Simultáneos, prolongados!.
A lo lejos el río de porqués calla, en la sonrisa del lago despierto, con la flecha tierna y dulce. Y el viento libre de huecos. Y el aliento bañado de vida, en la ventana de arena de rojo, del muslo del fruto del mango.
¡Simultánea albura!. Y ¡Prolongado alborozo!.
En el subterráneo del otoño verdeando, bajándose la falda el volcán se derrite, petrificándose ardoroso el sol cercano, penetrando la luna lábil luna dulce dulce, miel al borde del eco del tiempo inmóvil, del añejo suspiro goteando fértil vórtice, por el fuego en su lecho lácteo y benévolo.
Y ¡Simultáneo alborozo!. ¡Prolongada albura!.
Desde la fragua del tronco a las ramas. Ondulantes las nubes tejen pestañas. ¡Dónde el brillo vuelve a sus pupilas!. Perentorio edén renacido oportuno. Por volver a las retinas sus colores, a sus sabores mieles palpitantes. ¡En esa tierna mañana que me hizo la colmena!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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DESATINO AQUI
Del Disonar. Y del discordar.. Aquí el desatino crece...
Por ser, austero enigma en cada lucero las orejas. Del frío que avanza en fila hacia el futuro. Diligente el epílogo feroz, partida indiferente. Y una verde flama entristece rápido al crecer. Con el terciopelo del ambiente sugestión violeta. En el brillo al desdoblar de las campanas. ¡Aquí!.
Desatino. Del frontispicio impostor vendido jolgorio entintas. En la carreta hecha, que las nubes interpretan. Las innúmeras referencias del personaje autor. ¡Quimeras del glacial vago aliento ardiente!. En la matanza audaz que del canto cambio escucha. Un anochecer llorando panderetas y caninos. desatinos.
¡Aquí, aquí, en el desatino del destino amonedado!. Hay un lamento inquieto y una creación limítrofe. Con la palidez turbada en años de sangrante acorde. De las flores secas, graciosas fugas de noches cúpulas. En la intimidad postrera del agorero vestir panteones. ¡Con los brazos hechos del asombro escombro en carnes!. Todo es versión, criterio en contracción, extinta consciencia.
¡Desatino con su destino a cuestas, será, veremos, dicen!. ¡Qué no aquí!. Los ojos en el bolsillo, un espacio débil. En la menor gracia irrefrenable de las nebulosas comerciantes. Dejan el dibujo innovador del mismo hueco frágil inundado aquí. Al ser santificadas, calaveras letras de las cenizas empapeladas. Donde surgen primigenios los ventanales, de vueltas fabricadas. ¡Con el ladrido en cada verso falaz, fandango y barrizal metálico!.
¡Aquí, aquí, también el desatino ha llegado!. Con el destino del cabello infinidad pintando exánime precio y rezo. Entre los cálidos escombros de una gota, un océano desteje seco. Cualquier licor, tembloroso de culpa añeja y alada irreverencia. Con las agujas de la certeza en la voz del caos insigne extravagancia. Del desatino ignorado letargo atril admirable libación del polvo gris. La bodega se ha hecho enredadera y los versos soñolientos mueren.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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