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Sibarita sibilino
Me devuelve el aire, como si alguien nos llamara con una voz querida, añeja, cálida, familiar… En una mansión callada, bajo la última piel, del verano en parejas de suavísimos danzantes.
¡Sibaritas salamandras satinadas!
Nieves, estampas nítidas del tiempo suave, cautivador aliento, atrayente palpitar, lúcido. En alegre calma, sin represión ni olvido, sin los dedos artesanos del abismo, en hierro dulce.
¡Sibilinos secretos sentimientos!
Desde el epílogo de pesar entre la miel y hiel. Desde el prefacio en que muero con laureles. Como la última protesta del primer polvo. Como la primera gota de la última lluvia.
¡Satinada salamandra sibarita!
¡Ay , dulce tiempo!. Silencioso, leve, sabor a eternidad, al venir un mal, tan presto infernal, celoso de la espuma, de leña y ceniza.
¡Sentimiento secreto sibilino!
Pues toda plenitud es la promesa, del escabroso verde antes del rosado, donde el platear del otoño es grisáceo, tan flexible como peligroso es el tigre.
¡Satisfacción sanguinaria seducción!
¡Oh, sibilino sibarita! en la libertad de la selva del cristal, como espléndida es la muerte, y su visita del ángel en el rostro de las nubes y los huesos.
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Poeta
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ININTELIGIBLE ACATAMIENTO (Neohermético)
Estuve anublando duramente, reciclado isóceles empequeñecido, lunar plantado en esquirlas, menos temprano incólume, queriendo estertores débil.
Y tarde llegó, el desmañanado primero, aglutinándose lábil escabroso, insalubre espaldar afrontado, aniquilado precoz añejo, destemplando esfenoides, en bemoles almendrados raudos.
No embargante, en venta, fusiones frígidas atestan, infectos mamarrachos cohibidos, urdimbre abigarrada grácil.
Veo al ecóico desgajado, y en árboles rugir amasijos, expiatorios comulgando crueles. ¡Perversidad fasotímica indemne!. Aunque, valiente, endulza lúgubre, coqueteo del gritar, agrietado grave, patibulario empecinarse pueril, enigmático autómata fétido, tan siempre ulótrico en creámica, melindrosa estertorosa fiambre.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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FANTASÍA DE UN CANTO NUEVO
Los tristes desayunos, alfombraron las jorobas, del sol por la montaña que vino, ebria del añejo desierto bajo el zapato, que aprieta la pálida faz estrellada, que aprieta el azul terrestre augusto, del trilobito indefenso en licuadora, con el aderezo del dolor del taladro, con el humus del vítor del cedro, y los alaridos terribles del monitor, ancestro seguro de los apantallados, sin cayos ni julios ni diciembres, yertos por el pasado olvidado, del barril en el carril servil del aplauso.
¡Oh, días que asesinan!. Que asesinan, que asesinan, que asesinan. Semanas, meses, años, lustros. En un siglo de corderos en la cocina. Y en la ventana palomas. Y en el suelo serpientes. Y en el techo patos.
¡Créanlo, créanlo, créanlo, créanlo, créanlo!. Mil millones de ojos y orejas y pieles y pelos, de la materia gris se han olvidado. por los hoyos negros celestiales. de la láctea vía fuera del vaso. del jarrón de la vitrina y letrina.
Bien lo saben la luna y tanta estrella, en la noche de los insomnios verdosos, en la tarde de los ecos amarillos, en la mañana de los ojos rojos.
¡Porque cantan, cantan y cantan!. Ranas y camaleones. Al buitre y la hiena.
Llena, llena, la luna llega, con un zapato caliente, con un zapato caliente.
Enseñando una calavera, enseñando una calavera, danzando brujuleada danzando.
Llega, llega, como un cordero de arena. lleno, lleno, como un alfiler polvoriento. Llena, llena, la luna llega.
Y en cada mano le hierve un eco, enseñando una clavera, enseñando una clavera.
Con el viento disecado en el vientre. Danzando brujuleado danzando. Con el talento alojado en el diente.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ALTRUISTA (Ultraista)
De los jardines de arena un sueño salta Por el clavel perdido en el tiempo bermejo en el rumor del año que sabe a música y espejo
Como monumental tarde añeja inconsecuente ruiseñor sin sombra Río arbolado de sed electrostática Biblioteca fatigada con heliotropos Entre los ojos del alba poligonal Paralelismo eritrocítico del esmeril De párrafos del hambre soñadora enterrando al alfiler escarnio con los nubarrones insubordinados argumentando insumisos al oprobio
La frazada del amancebamiento Membrudo en la esplendidez artificiosa con la inmodestia perentoria gris más que inicua sempiterna turba Al descolgarse opulenta del escrutinio derogando ampulosidad al muslo erecto El ardiente gravamen estipulado del estipendio.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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En la noche verde...
Me soñé soñándome desayunando noche, agria risa que descendía de la nube espinas, del placer de las campanas sordas grises, y el grito amarillo y ligero de las cavernas.
¡Dormí, siglos en pedazos, distintos al ojo, rojo, el aliento al esconderse de los bosques, débil sabiendo que los lagos lamen secos, los ecos ahogados por alfileres desnudos!.
¡Creí añejar las delirantes montañas, en las alas de los barriles de polvo! ¡Sinfonías de lágrimas bajo la tierra, y la sangre de las estrellas en el río!.
Ya nadie sueña en los relámpagos violetas, de tigres, humo lloviendo como voces, sobre la vertical de los años mudos, vistiendo las tinieblas de manchas blancas.
Hubiera preferido devorar las brasas, como peces de maderas embriagantes, el ácido quemar de las ausencias sin fondo, seguir las mariposas decorando la tristeza.
Pero lloví demasiado en el pasado algodones, inermes las plumas furiosas de paja indefensa, en mis necias pesadillas de plástico emplomado, y acerando el huracán de los frenéticos gusanos.
Tal vez, la noche joven la red enrojecida arruye, el palpitar de la ceniza en el pálido sollozo, que lleva los moluscos al desayuno de las tardes, por las albas del verde amargo atardecer perdido.
Dicen que las serpientes hablan rectas dulces, en medio de los vidrios sembrando ebriedades, ocultándose las rodillas con el festín del fango, por el que se disipa la memoria del resto frágil.
Soñé que me soñaba la sangre seco y nocturno, en el verde de esa noche que la llave abría, los hoyos sin cesar de escoltar al éter frágil, en los dedos de las sillas hecho olvido.
¿Habré sido acaso el sueño atroz de un año, del ocaso desprendido del futuro suelto y roto, o los huesos del aliento perdido en la camiseta, del polvo que estalló en una lágrima humillada?.
Nada sé ahora del aire ciego sordo y mudo, de piel en el pesado abrigo del servil grupo, de la carne seca de los botones indiscreto, del festín en donde todo es cruel abuso llano.
Porque en la noche el rumor se acuesta casto, volviéndose verde vértigo vasallo vilipendioso, donde me dicen me sueñan por horas los gatos, verde joven verde coraje verde noche verde.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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A SU TIEMPO ES MEJOR...
¡Claro que sí!. Porqué. El gris vuelo de las blancas esperanzas. Fue un reflejo que devoró al espejo. En retirada extraña de su guarida. ¡Espesa en la fuente libre!. Donde escapa callado el suspiro. Entre un huracán del alba. Entre la pira emplazado. ¡Sí qué sí!. Mira...Mira.
En lo nuevo del mar dulce. Blancas son las esperanzas. Como el aroma que anochece. Una y otra vez, una y otra vez. Con los días perdidos de noche. Con las noches sin las tardes. Y las tardes con alas de mariposa. ¡Mar y rosa!... Posa y posa. Hundiéndose cómoda la manzana. Porqué abandonó el paraíso frutal.
Es mejor, es mejor... ¡Sí, claro!. Tan purpúrea la llama como caballo. ¡Qué llama al cabello por su nombre!. Acampanando en el desván las penumbras. Entre la mayor razón de los relojes. Con el dulce ventanal del tiempo olvidado. En los cajones enemigos de nostalgias. Lejos de párpados estremecidos. Lejos de vigas ansiosas mecidas. Al tiempo que cae la noche suave.
Mejor es a su tiempo, mejor, mejor. Que la burla de cada ausencia inútil. Con la peor lentitud del torbellino. Y la calidez del hielo ilusionado. Con el fuego congelado verdadero. En los colgajos del sueño de noche. En el rumor que recuerda la tarde. En el silencio indeleble de mañana. En los anzuelos cortos mediodías. A su tiempo, a su tiempo, es mejor.
Porqué retoña amarillo el otoño. Entre el vuelo del sol sobre luna. Y en la tierra velas de la tarde. Van volando las sonrisas habitadas. Habituadas a encenderse hábiles. En los mismos pasos del pasado. Dónde los meses mecen recuerdos. Y años muchos al vino mejorando. ¡Qué de añejo espera serlo!. Tanto tanto... Para ser bebido debido.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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¡AGRIO!
Y Montado Fue emboscado Un elefante Montado fue En una pulga Emboscado Por el manto del bosque Cubierto con desnudez Naturalmente cruda Mañana del añejo sol naciente Más elefante se siente siendo pulga Montar al bosque busca Evitándose pequeña duda Cierto engañar montañas Ínfimas bajo su lecho Luchan sin vencerlo Blanco elefante Hecho pulga En cuanto Cuento Cuentas claras profunda cumbre Montado en verdad variable Microbio ebrio muda el grito.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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DESIERTA SOLEDAD
Por Las Ideas Atormentadas Una gota Del desierto Ayuna La existencia Cuando el vacío salta en la inercia ¡Qué las noches de la corriente desata! La existencia De los mares esculpiendo El cómodo miedo inflexible El sincero llamado de la ausencia El vínculo calcificado de la prisa Desierta, soledad, desierta.
......
Cada una lenta urgencia____Donde. La pereza que lo avala_____Está. La ira herida se irá_______Tejida. En lo grave que se rompe___¡Ahora!. Soledad que vierte. Las pruebas del pasado, inevitable, Serpenteando corales, La razón vulgar del impostor, Escaleras intranquilas, En la necesidad de los gusanos, Aferrándose al pulir de los yerbajos, ¡Falsos atractivos atornillados!, Entre, Las tímidas verdades inventando, Las metrallas asombradas esmaltando.
.....
Soledad, desierta, soledad. Son Las ¡Verdaderas ilusiones explícitas!. En la sombra. Moldeando al imposible. Agradecida. Rival ocasional trivial. Del momento. Evaporada. Una gota. Del desierto. Ayuna. Solo la existencia. ¨Tan perenne al inicio añejo¨ Ayuna. ¨¨Tan auténtico al final tierno¨¨ Desierta, soledad, desierta. ¡Trascendente del vacío!. Indivisible. Desgracia. __Solo sola seca__ ¡Una gota enarenada!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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CANINO ATARDECER
Entre flores enjoyadas el lobo azul, escribe al cielo sepia, pétalos de olvido, cuevas amargas, dentales. Las estrellas entre flores enjoyadas,
réplica sonora, de torrentes, relucientes, serpientes, incipientes. Serpientes, incipientes.
El lobo azul escribe, sepia. Al cielo. Amargos barcos y prisiones veladas. Entre trémulos perdones carcomidos.
Entre flores apuñaladas. El lobo azul amarga. El collar, collar. ¡Tal vez!. Un mínimo excesivo. Del espanto las cuerdas vista.
Entre. Los caninos sin pruebas ramajes burbujas. Tranvías perdidos dos veces del último sí mismo. En la sombra del asombro añejo pájaro sonriendo. En la catarata, del profundo olvido amado. ¡Azulado peregrino de las uñas del pupitre!. Entre flores enloquecidas, glorietas desconfiadas. Ruedan, ruedan vacilantes los anónimos enigmas.
Enjoyado. Entre cielo sepia. Escribe amargo. Pétalos de olvido. Entre cuevas imposibles. Carreteras triangulares.
Como Son Las Naranjas inconscientes del durazno débil. Teléfono de sombras detenidas en la noche. Erecta escucha del subsuelo emisiones ingresando. Los balcones oprimidos seguidores de tijeras. En los bosques blandos de las agujas Las sombras mojan en fragmentos. ¡Oh, sí!. Hay De aires y de océanos, un involuntario caimán. Hay De algodones y de tejas, un campo esquelético. En Fragmentos. Las puntuaciones adoloridas y ejercicios inevitables ortos hartos tratos, funestos.
Con la métrica ácida destemplada. Donde... El lobo araña rimas. Arrimándose a las faldas de volcánicos insectos.
Entre Vocabularios de las figuras planas plenos. Con La quinta prepotencia del cinismo. En La sexta inimitable del cobarde. Con La séptima cuestión del delirio. En La octava vulgaridad del desdén. Atardecer. Canino, solo atardecer canino. En la inspiración entreabierta. En el transcurso del color desmemoriado.
Inherente. Embrión apolillado. Emerge indescifrable la muerte injusta, evidente.
Entre. Flores. Enjoyadas. El Lobo Azul Escribe Al Cielo Sepia. Atardecer canino camino carbón, capítulo cadáver...
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Hace tan poco...
Hace tan poco que no perdía tanto, el hombre. Porqué...
En la muda porcelana yace una taza. En la nieve perdida del verano añejo. En la flor alba helada peregrina. En la esmeralda parpadeante dormida.
Hace tan poco, tan poco...
¡Qué no moría tanto!. Tampoco, tampoco muriendo tanto.
Y Viva la muerte nace pensando En flores En sepultar al humo Y Tampoco. ¡Qué no perdía tanto!. Seca el agua, en el mar embotellado.
Hace Tan Poco Hilo que suele Una Vez Tela Ser Del suelo solar Una Vez Tela Con ¡Rayos el halo!.
Hace tan poco que no perdía tanto. Con Esa pequeña blancura. Alimentando jardines de cielos ignotos. ¡Ese desolado pañuelo!. Invitando espumas de ebrios gusanos. Con Aquélla exótica mirada, alumbrando conjuros de pálidos relieves.
¡Con ésa, con ése y con aquélla! SOS Blancura, pañuelo, mirada, jardines, espumas, conjuros....SOS
De cielos ignotos. De ebrios gusanos. De pálidos relieves.
Hace tan poco que no moría tanto. Y tampoco el olvido. ¡Cómo las manos sudan!. Y se comparte a ratos la muerte.
Con los pies fríos, se muere un poco menos. ¡Cómo las nubes llueven!.
Hace tan poco. No estaba, mucho más muerto que hoy. En un tampoco, vivamente vivo más vivo, muriendo mucho más tanto.
Y Sobre todo... ((Cuándo ninguna vida sobra)) ¡Qué tan fácil a morir se aprende!. Tan poco, no, tampoco, como antes...
¡No como antes...! ¡Qué las hormigas desayunaban!. Solo elefantes. ¡Qué las arañas en abonos!. Tejían rinocerontes. ¡No como antes...! ¡Qué tan pronto el vino se añejaba!. Debajo de nadie. ¡Qué!. Hace Tan Poco...(Solo por decir algo, menos que poco) Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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