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Calor feroz (Polipoesía)
En tanto la hierba hierve Bebe y ve y beldad bendice Porque olvida cuando se hunde El humo humilde humillado humor Al an-he-lar al am-pa-ro. Bur-les-co. Co-co-tero. Roblizo/robado/rojizo/rollizo. Que-queso-al-fondo-forajido-forja. Flecha-flemática-flexible-flor-fluctuante.
Yate yermo yunque yerto
Y rememora/ la ventana/ ociosa Verde/ rumor/ de albergue atildado-atisbo-atónico-atosigado en las retinas con níquel ni/ni/ni neófito-netamente-neumático-nevado-nexo ni/ni/ni deshidratado/atado/ataúd/atascado enjambre de puertas pugnas magras negras indiferentes-indiscretas-indispuestas.
Como comen coco coléricas y algodones con el rostro las piedras ¡pam! ¡pom! Y… Por/por/por porfiadas porosas portátil portavoz portentosas zaz/zaz/zaz mientras al fondo duermen dramas dudas dunas deudas donados duelos con el barato afán de las manzanas.
Y el océano renueva campanas cadenas calmadas caballos callados calvarios en vano ignoto y frágil sedoso sediento sedimento brotando en el fondo hondo dócil=a la suerte=hiere =dulce y dudosa vaga una sombra sobria sola en la nueva cueva cuando cuarenta cuadros cuenta desclavando las caricias de madera madura maldad maleable malherida y el cabello en la lengua luego viejo vive vigilante vigoroso virtuoso visible y quita el desmayo de los lirios lenguaje boscaje celaje entre la lira y el delirio vestido de camino color calor fragor.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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EL ÚLTIMO ENIGMA
Cuando el aliento hubo al polvo desenterrado, una voz se perdió entre los silencios, y las rodillas, volaron y devoraron su angustia al espejo en la tormenta del escarabajo. ¡Uf!. Los algodones presurosos embriagaron, al tabaco en el asfalto, los latidos espinados. Entre la niebla limpia se cultivaron los huesos, y se gastaron los escalones hacia el cielo, abajo de los pantanos en ruinas. Los ojos cerraron las cortinas en el nido, de los remiendos-- mintiendo--con las manos, por la orilla de las conchas. El escombro y la codicia se expandieron. Las langostas rindieron culto. Los fusiles quemaron las rodillas a las balas. En los vidrios de los vientos, aún desbordados, los peces con flechas rociaron las nubes. Mil campanas rodaron, y en el mar de la existencia, un reloj perdió el tiempo, desgajando el vigor de la esperanza, y los íntimos cordeles, de la memoria, más allá del terremoto y la tormenta. Un camello vendió la sed en cucharadas. La red y los pulpos esculpieron al desierto, y engendraron la orfandad en la sombra. Las alas tejieron sus raíces. Y el caos se refugió entre las lágrimas. La sal se ha hecho negra, y la luz espesa, con la luna en el zapato adoquinado.
Desde entonces, el sol perdió su brillo, en las pestañas del gusano por los murmullos, del cobre. Luego, en la gruta ampulosa, el engendro se engolfa destemplado. Y el dedo que se mueve pierde el brazo. Con la arrogancia que sofoca la ternura, en la sonrisa. Haciendo del asco la costumbre, de los pañuelos ignorados. La mayor victoria fue hacer las cloacas, enormes. Degollar los cometas del subterráneo, arrinconar todo fracaso en el techo, y hacer del lecho el averno. Nada indecible fue posible. La paz sudaba rabiosa, el sendero de las hienas vestidas con cinismo. ¡Qué graciosas las manchas de la sombra!. En los trajes populares, de los semblantes deformes. Donde el retroceso se yergue, con la estatura elevada del pozo, en cada escalofrío inútil. ___ ¿Con qué cara el futuro nos espera?.
Y... ¿Quién con el mal fabrica el bien?. Al infinito repetido.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ODA AL FUEGO
Que no quema al mar con la cintura ni los muslos de miel ni los sueños ardientes como una guitarra de arena abajo, arriba, de lado, en la ceniza renace más allá del amor innumerables veces de los labios de la tierra de la madera en el mundo del alma única en la carne del aliento por el agua del vientre y la luna encendida.
¡Oh, fuego!. Juego. Del destino. Hoy como siempre, alimentas la vida verde del amarillo la muerte azul del rojo invierno triste del cielo abandonado con sus estrellas.
Llama canto ígneo. Del hielo alegre, en la boca triste en el viento en la mirada sorda y muda de la noche a la mañana.
Del hogar del tiempo. De la familia del espacio. De la soledad. Del hogar, tu casa de arcilla de carne humana.
Te llama flama del origen de la chispa del ser celeste porque respiras pasiones vivaces pasiones jugosas presiones desbordantes presiones pródigas.
De aquí y más allá, de las cenizas, de las pupilas, de los huesos, de los cuerpos.
Del polvo viviente. ¡Oh, fuego del aliento!. ¡Oh, fuego del sustento!. ¡Oh, fuego del portento!.
De las cenizas que viven. Del vigor invencible. Del calor pétreo, que camina, duerme y despierta, levanta y cobija.
Que sucede, solamente. De mil formas. Infinitas. Más allá del dolor. Más acá del recuerdo. Afuera y adentro. ¡Animoso, brioso!. Sangre de los soles. Aliento de las vidas. ¡Hoy este canto te recuerda!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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DECID CUANDO YO MUERA...
Decid cuando yo muera... ¡y el día esté lejano! soberbio y desdeñoso, pródigo y turbulento en el vital deliquio por siempre insaciado era una llama al viento...
Vago sensual y triste, por islas de su América en un pinar de Honduras vigorizó el aliento; la tierra mexicana le dio su rebeldía su libertad...su fuerza..y era una llama al viento
De simas no sondadas subía a las estrellas un gran dolor incógnito vibra por su acento; fue sabio en sus abismos.y humilde,humilde,humilde porque no es nada una llamita al viento.
Y supo cosas lúgubres, tan hondas y letales, que nunca humana lira jamás esclareció y nadie ha comprendido su trágico lamento... Era una llama al viento y el viento la apagó...
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Poeta
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SER SOLAMENTE SER
Ni más, Ni menos, donde... No se aumenta, ninguna gloria, lo que deja de ser, puedes cambiarlo en el pasado, donde se debió, evitar, aquél y ese regreso, y el corazón, atreverse, atravesar, al pasado, con la gratitud del granoque añoran, los campos, que restablecen los verdes, los perfumes multicolores del suelo, hilo de lo disfrutado, seductor y natural.
Ser solamente ser. No cuesta, ni más ni menos, del valor de lo que vale. Integrado en la totalidad y la nada. Donde, soñar, no cuesta, soñar. Donde, pureza, dispensa, pureza. Con pasión prudente. Con latidos diestros y despierto juicio.
Ser. Solamente. Ser. ¡Lo qué se es,sin apariencia!.
Es la nublada noche, en la luna, traviesa sonrisa, de una estrella adolescente. Cúspide y curva, cuerda curiosa, fresco cutis del alma. rúbrica de rosa, ser, sereno, sentir, sinfónico al sabor, por las tardes de besos, de nubes al sol, y brisa de las amantes islas espumosas.
Ser. Solamente. Ser. ¡Lo mismo que se es!. Ya se, un pensar en roble, vigoroso, un brazo, entibia, el corazón, mirada húmeda, de pulcro huésped, esmero, aún en cielo gris, es alegría, sin malezas, sin espinas, sin vanas huellas, portal, puerto y astillero, en la ilusión, una certeza magnífico paquete. Eras, la tarde sin noche, instante feliz cada día, premio a pleno sol, pretérito celeste, querubín del cielo quebradizo, con tanto largo incidente, ímpetu, impulso, brillante, dorado cabello, epílogo, epifanía, génesis y apocalipsis, amor de la osadía por el tiempo, pulido, sencillo y franco, en el unívoco modelar, los relojes extraños. Del Ser.¡Solamente!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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¿Cómo olvidarlo?
Al abandono de las brújulas viajeras. Del espacio cautivo entre las flechas. Huyen presurosos los mil mapas. ¡Mundos escarpados hundidos en la luz!. Conchas solitarias crepúsculo capullo. Entre mares fermentados y estupor añejo. El suelo se desgrana gota en lluvia. ¡Ardiendo levaduras en ánforas de potros!. Cada noche, cielo, habitas en los sueños. De los ángeles dormidos y al azar profundos.
Como Olvidarlo... ¿Cómo, cómo?.
Al callarse el corazón no existe. Y húmeda la voz se seca sin latir. Benigna mansedumbre del vinagre. ¡Vigor sin alma, fuerza de hueco!. Adorando la virtud de las monedas. Con la barba prometida del generoso polvo. ¡El hombre anilla sus cadenas!. Y el tónico de esclavo modela cada hueso. Atónito clavel lo duda en cada entraña. Y extraña luego al inmenso mundo.
Como Olvidarlo... ¿Cómo, cómo?
Al arrullo de luciérnagas la cripta canta. Invisible lluvia de antorchas apagadas. Se concentran temblando las palabras. Mortuorias órbitas dorando lenguas. ¡Donde pensar cuesta mil muertes!. Color de gris amargo y lívido mañana. Con la tempestad inmensa del silencio. En los refugios brutales del cerrojo. ¡Las gemas cadavéricas ondean!. ¡Y la muchedumbre muerta escribe sus ayeres!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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