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DEAMBULANTE
De ambu lante...
Caminaba la tarde vieja, ensimismada, contenta, en la nube, con la voz amalgamando al suspiro, en el fuego lento de mil mieles, donde la muerte se quitó la vida, donde la hora perdió los minutos,
y el siglo los años viejos, y viejas las semanas días, y días las noches nuevas, y nuevas las últimas sonrisas.
¡Deambula, deambula, sobre el tiempo!.
Caminante volando sobre el aire, haciendo sueños sin fantasías. Fabricando solo tu realidad.
Deambulante, deambulante, deambulante.
Porque late la pluma fría, arrobada, inconclusa, en la luna, con la mirada tejiendo al suspiro, en el hielo amargo de mil flores, donde la vida engendra la muerte, donde la mano pierde los dedos,
y la consciencia los perennes valores, y valoras las ausencias presentes, y presentas las nuevas pérdidas, y pierdes las primeras esperanzas.
¡Deambula, deambula, bajo el agua!.
Caminante, respirando bajo el fuego. Haciendo luces sin soles. Fabricando solo tu universo.
Deambu... la, la, la... nte. NTE.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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El amor dura lo que dura la brisa de una mañana, tiene fases como la brillante luna de anocheceres rojos, es dueño de la primera mirada, en la primera cita que se hunde en tu corazón virginal, amores intensos, de profundas heridas que van apareciendo, con el paso del tiempo. El amor nace y muere casi en el mismo lugar, aunque No lo notamos se va gastando como hojas en el viento, se marchita como una flor sin agua, en un jarrón olvidado, es como la sonrisa que se acaba, con una mueca de lamento como el suspiro ultimo de un muerto, casi nada queda cuando él se va, lo lleva todo consigo y no regresa jamás lleva atado a su faldón, aquellas noches eternas de pasión El aire perfumado lo deja rancio, casi pútrido, sin colores. amaneceres sin sabores en tu boca, que añora el aliento de aquella boca que amabas, deja tus manos vacías, solo llenas de nada, sin saber el amor se va ,no sabemos cuándo. pero te sorprende mirándote al espejo como reflejo viejo de una eternidad.
Por Conrado Augusto Sehmsdorf
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Poeta
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CANCIÓN DEL EMIGRADO Autor: Adam Zagajewski Polonia 1945.
Poeta, novelista y ensayista.Estudió Psicología y Filosofía en la Universidad de Cracovia. Es uno de los poetas más brillantes de la llamada Generación de la Nueva Ola, junto a Kornhauser, Lipska, Krynicki y Baranczak. Ha sido galardonado con los premios Prix de la Liberté 1987, GranPremio de Literatura de la Fundación Konrad Adenauer de Weimar 2002 entre otros. Obra poética se destacan "Comunicado" 1972, "Carnicerías" 1975, "Oda a la mayoría" 1982, "Tierra de fuego" 1994. Esta es versión de: Elzbieta Bortkiewicz
Canción del emigrado
En ciudades ajenas venimos al mundo y las llamamos patria, mas breve es el tiempo concedido para admirar sus muros y sus torres. Caminamos de este a oeste, ante nosotros rueda el gran aro del sol ardiente, a través del cual, como en el circo, salta ágilmente un león domado. En ciudades extrañas contemplamos las obras de viejos maestros y, sin asombro, en añejos cuadros vemos nuestros propios rostros. Habíamos existido antes, e incluso conocíamos el sufrimiento, nos faltaban tan sólo las palabras. En la iglesia ortodoxa de París los últimos rusos blancos, encanecidos, rezan a Dios, varios lustros más joven que ellos y, como ellos, impotente. En ciudades ajenas permaneceremos, como los árboles, como las piedras.
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Poeta
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Viejos puertos de la vida ©
Unidos a los momentos
por las delicadas hebras de los días,
y abandonados a la suerte de los perdidos
en los lances inolvidables
de los trasiegos del amor,
vamos como aquellas viejas barcas
lamiendo las orillas de la vida,
buscando refugio, amarrados,
aferrados al tiempo del ayer
confundidos entre las nubes de los recuerdos.
Queda en la mirada grabado el gesto,
la palabra en el corazón;
confundido el beso entre el murmullo de las olas
y las caras, que ya no se ven, robando un nuevo ocaso;
van quedando amontonadas las soledades, todas,
también las vividas entre risas y sueños.
Como la viejas barcas de aquél viejo puerto
se siente el hombre atado a lo que fue;
viviendo la caricia de la brisa,
sintiendo en las manos los mimos de la sal,
buscando la orilla…
…sin saber llegar.
©Jpellicer
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Poeta
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Invocación a la Osa Mayor Autora : Ingeborg Bachmann Austria 1926-1973. Escritora de poemas, cuentos, ensayos y libretos para Ópera. Obtuvo Doctorados en Filosofía, Psicología y Literatura. Una de las más importantes escritoras modernas en lengua alemana. Esta es versión de : Cecilia Dreymüller y Concha García. Ed. Hiperión 2001.
Invocación a la Osa Mayor.
Osa Mayor, baja, hirsuta noche, animal de piel de nubes con ojos viejos, ojos de estrellas, por la espesura irrumpen relucientes tus patas con las garras, garras de estrellas, mantenemos despiertos los rebaños, pero encantados por ti, desconfiamos de tus flancos cansados y de tus dientes agudos y semidescubiertos, vieja osa.
Una piña: vuestro mundo. Vosotros: sus escamas. Yo la muevo, la hago rodar desde los abetos del principio hasta los abetos del final, la resoplo, la pruebo en la boca y la agarro con las zarpas.
Ya tengáis miedo o no lo tengáis, pagad en la limosnera y dadle al ciego una buena palabra, para que sostenga a la osa de la correa. Y sazonad bien los corderos.
Podría ser que esta osa se soltara, no amenazara ya más y corriera tras todas las piñas caídas de los abetos grandes y alados que cayeron del paraíso.
Autora : Ingeborg Bachmann (Austria 1926-1973).
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Poeta
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MAÑANA TEMPRANO
Mañana. Temprano. En la mañana, mañana cercana. Mi anhelo, sin velo ni desvelo!.
Te extraño...Y extraño siento!. La ausencia, la risa, la prisa.
Cuando ríos de vaga lejanía. Inundan los recuerdos. Los viejos horizontes. Los instantes esfumados.
Mañana que lenta se acerca. Al momento solitario. Al intento sin lamento.
Un mañana que anhelo. De paz feliz compartir. Y mi corazón en diez. Miles de veces todas!.
Cuando en tu ausencia. Pienso presto. Los instantes esperados. Los momentos anhelados.
Amor de mañana. Que corre. Bajo el tiempo.
Muy temprano. Fresco y dócil. Tu voz Bajo mi piel.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Fugaz desilusión
Obscuro lluevo nevadas ausencias. Las orillas y las inmóviles tinieblas. En el reino del silencio. ¡Palpando las fragancias!. Y crucificando los destinos. ¡Con el polvo de diluvios!. En la paloma dormida.
Luego, quedo piedra pura, dudándome. ¡Tan lejos de mis viejos cuerpos!. En la desnudez del fuego. ¡Masticando laberintos!. Con las alas del soñar. ¡En la pupila deshojada!.
Adelante habité los agudos ecos. ¡Ahogados nacimientos enroscados!. Con la gruta sin estatuas. En las venas del aliento. Y el violín de hierro.
Me dije, soy mi sueño turbulento. ¡Amasando los colores amargos!. En las zonas irreductibles. Y la piel del infinito.
Creo en la historia intemporal. ¡Desnudando, dioses crepusculares!. Peinando sus lágrimas. ¡Pienso!.
Todos me mueren cuando sufro. ¡La soledad eterna!.
Y soy... El polvo... ¡De mis sueños!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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