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TRISTEZA DOMÉSTICA Autor: Tristán Tzara Rumania-Francia 1896-1963
Su nombre Samy Rosenstock aunque él lo negó. En 1916 encontrándose en Zürich, fundó con el judío rumano Marcel Janco, los alemanes Hugo Ball y Huelsenbeck, y el alsaciano Arp, el movimiento Dada. En 1919 llegó a París, donde estableció el centro del movimiento dadaísta con los colaboradores de "Littérature" : Breton, Aragon, Soupault, Picabia y Jacques Rigaut entre otros. En 1922 se distanció de Breton y sus amigos, que empeñados en una obra más constructiva desembocarían en el surrealismo. En 1929 se reconcilió con los surrealistas hasta 1935. Ésta es Versión de Darie Novácenau
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Tristeza doméstica
I En la semilla de la azucena te enterré serenamente nos hemos amado en campanarios arruinados los años se destraman como los encajes viejos.
Te estoy buscando en todas partes Señor pero tú sabes que es poca cosa te enterré en un mes de noviembre cuando pasaban las alumnas para almorzar pero no sabían que estabas en el carruaje porque habrían llorado.
Como se vienen abajo los diques vencidos dejando caer el dolor en los padres de papel, tu carne vieja ¿cómo tiene que ser? -amarilla y triste y te amé dentro del violín de los buenos modales.
El otoño extendió sobre el país la llaga se desabotonó lentamente los pechos y se abrirá más el vestido como el violín del barco destrozado por los dueños abrirá en el cuerpo de sangre la carne que me está llamando.
Nos hemos paseado tantas veces por el malecón bajo el viento que trae barcos pintados de cal y clava en la ceniza de los pulmones el gancho pero el malecón es un sendero del caracol que habita en el corazón del Señor.
Mis pensamientos se van --como ovejas al pasto- sin fin Lloran en la flauta por las llanuras tristes fragmentos de biografía Me ahogo en la desesperanza de los fenómenos sísmicos y por las calles huye el viento cual perro apedreado
II Los astrólogos tienen encuentros secretos dentro de un cuarto del emperador como panal de miel donde construyen sucesos anticipados al futuro para convertir el amor en dolor.
III El caballo engulle la serpiente de la noche el jardín se puso medallas de emperador estrellado traje de novia -deja que te mate en los infinitos, durante la noche, la carne fiel la loca de la aldea incuba hazmerreíres para el palacio.
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Poeta
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INMERSIÓN ONDULANTE
Triunfal la carne la tristeza fecunda, donde suelen hacer flores, los crueles celos en la sombra, indiferente, absorta… ¡Y nadie sabe!.
Donde los recuerdos miran bronce, la frescura de la fuente, al eco moribundo sepultando al fuego, luz dormida, pronto en aquel ocaso, cuya voz soñando escucha, el canto donde el silencio crece. Y el estrépito ronco resplandece, bruñido en la pared ruinosa, por la herida láctea el duro mar, del mundo, a la distancia ciego.
De día breve al morir muchedumbre, persevera al nacer cada mañana. Vertida y de lágrimas cubiertos pies, hacia el ensueño sin hundirse nunca.
¡Por eso viven todos yertos!. ¡Por eso laten los inviernos!. ¡Por eso tenaz relumbra ya!.
Negra vestidura y de torva faz, no se cansa del suspiro la esperanza, y en el salto al viento escribe, del callejón torcido, por claridad tan bermeja, tanta rosa de sensualismo torpe.
¡Se arrojan, se entreabren! ¡Al encauzar el resquicio!. Se estremecen los lirios, al eslabonar al estrujar mismo.
En el cielo cuando de sombra se viste, y aún vive fervoroso el viejo fuego, de mármol lo decora con su aurora.
Con golosa avidez los largos cuellos, tempranero y fragante, en la piel de las tardes, verticales, depurando los espejos…
¡Dónde su blancor relaja y sueña!. ¡Dónde el cántaro se rompe fácil!. ¡Dónde la sed se inclina húmeda!.
Y la música jadeante escapa en tropel. Y brota un río de la cumbre nevada al incendiarse.
********* Toutes les droites appartiennent à son auteur Il a été publié sur e-Stories.org par la demande de Joel Fortunato Reyes Pérez. Publié sur e-Stories.org sur 07.09.2019.
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Poeta
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APODÍCTICA MERMA
En el teclado un espejo se ha peinado, las pupilas fugitivas en un silbido, tan oval como cautivos los cristales, su recompensa recibido habrán, dicen.
Porque en vano el aire sembró lo mismo, con la brisa de la noche en una mano, de las flores sosegadas sin atavío, solas, recatadas, en la cúpula del frío.
No preguntes… Solo he visto poco, y de ello, los últimos huecos del aire, dicen vestir al silencio hecho ojos, y con alfileres devorar las noches.
Ahí, las mariposas están furiosas, aunque ningún volcán se ha descuidado, ni aún la penumbra, se angustia, tanto como las ventanas han creído.
Más allá, las cuevas se arrodillan, se destruyen los números del río, los rumores cubren los ascensores, y las avispas imitan los caimanes.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Calor feroz (Polipoesía)
En tanto la hierba hierve Bebe y ve y beldad bendice Porque olvida cuando se hunde El humo humilde humillado humor Al an-he-lar al am-pa-ro. Bur-les-co. Co-co-tero. Roblizo/robado/rojizo/rollizo. Que-queso-al-fondo-forajido-forja. Flecha-flemática-flexible-flor-fluctuante.
Yate yermo yunque yerto
Y rememora/ la ventana/ ociosa Verde/ rumor/ de albergue atildado-atisbo-atónico-atosigado en las retinas con níquel ni/ni/ni neófito-netamente-neumático-nevado-nexo ni/ni/ni deshidratado/atado/ataúd/atascado enjambre de puertas pugnas magras negras indiferentes-indiscretas-indispuestas.
Como comen coco coléricas y algodones con el rostro las piedras ¡pam! ¡pom! Y… Por/por/por porfiadas porosas portátil portavoz portentosas zaz/zaz/zaz mientras al fondo duermen dramas dudas dunas deudas donados duelos con el barato afán de las manzanas.
Y el océano renueva campanas cadenas calmadas caballos callados calvarios en vano ignoto y frágil sedoso sediento sedimento brotando en el fondo hondo dócil=a la suerte=hiere =dulce y dudosa vaga una sombra sobria sola en la nueva cueva cuando cuarenta cuadros cuenta desclavando las caricias de madera madura maldad maleable malherida y el cabello en la lengua luego viejo vive vigilante vigoroso virtuoso visible y quita el desmayo de los lirios lenguaje boscaje celaje entre la lira y el delirio vestido de camino color calor fragor.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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LA HERIDA Autor: Adonis. Ali Ahmad Said Esber Siria 1930.
Poeta, pensador y ensayista. Desde los diecisiete años adoptó el seudónimo de Adonis. Considerado como máximo exponente de la poesía árabe contemporánea. Licenciado en Letras (1954) en Universidad de Damasco. Con el crítico libanés Yusuf al-Jal, fundó la revista Shi’ir de poesía. Adquirió la ciudadanía libanesa, y doctorado en Filosofía por la Universidad St. Joseph en 1973. En 1997, en el Festival Struga Poetry Evenings de Macedonia, le fue otorgada la Corona de Oro por su trayectoria literaria. Su obra, de fuerte tono social y político, ha sido traducida a numerosos idiomas, ha revolucionado el lenguaje poético desde los años sesenta cuando adoptó el poema en prosa. Esta es versión de Pedro Martínez Montáve De: ¨Canciones de Mihyar el de Damasco¨. 1961.
La herida
I La hoja dormida bajo el viento es un barco para la herida. El tiempo perecedero es la gloria de la herida, y el árbol que sube por nuestras cejas es un lago para la herida.
La herida está en los puentes cuando se alarga la tumba, cuando se alarga la paciencia entre los bordes de nuestro amor y nuestra muerte. La herida es un gesto. Está en las travesías.
II A la lengua de timbres asfixiados yo le otorgo la voz de la herida. A la piedra que viene de lejos, al mundo seco, a la aridez, al tiempo transportado en camilla de hielo, le enciendo el fuego de la herida. Y cuando la historia arda en mis vestidos y las uñas azules crezcan en mi libro. Cuando le grite al día: ¿quién eres tú?, ¿quién te ha arrojado en mis cuadernos y en mi tierra virgen?, notaré cómo brillan en mis cuadernos unos ojos de polvo. Oiré decir a alguien: Yo soy esa herida que comienza a crecer en tu historia pequeña.
III Te he llamado nube, ¡oh herida y paloma del adiós! Te llamé pluma y libro. Y es ahora cuando empiezo a dialogar con la lengua hundida en las islas viajeras, en el archipiélago de la vieja caída. Es ahora cuando enseño a dialogar al viento y las palmeras, ¡oh herida y paloma del adiós!
IV Si en el país de los espejos y los sueños tuviera un puerto. Si poseyera un barco y los restos de un pueblo. O una ciudad tuviera en el país del llanto y de los niños.
Haría con todo ello una limpia canción para la herida. Aguda como flecha que traspasara árboles, piedras y firmamentos. Tan tierna como el agua. Igual que la invasión, desafiante, atónita.
V Llueve sobre nuestros desiertos, ¡oh mundo engalanado del sueño y la nostalgia! Llueve, y agítanos, a nosotros, que somos palmeras de heridas. Y pártenos dos ramos de un árbol enamorado del silencio de la herida, de un árbol que vele sobre la herida con las cejas y las manos arqueadas. ¡Oh mundo engalanado del sueño y la nostalgia! ¡Oh mundo que me cae sobre la frente!, como la herida dibujado. No te acerques, la herida está más cerca que tú. No me tientes, la herida es más bella que tú. Y esa magia lanzada por tus ojos sobre los reinos últimos ha sido sobrepasada por la herida. La pasó, sin dejar una vela seductora, sin dejarle una isla siquiera.
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Poeta
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C.O.N.F.I.D.E.N.C.I.A.L.M.E.N.T.E. Moriré, más que ayer, instantáneo, en blanco, helado por el fuego, a pintar la luna; durmiendo, navegaré su altura en llamas, y atraparé al viento antes de bañarse.
Estando ausente, sin saberlo, seré vestido; pero el vacío completo me dejará quieto.
Y nada extraño, será invisible al tacto por la música, hecha de nubes, perdidas entre la ceniza, que respiro vaga por el piso de mis plantas secas sin hablar del barniz quedo.
Sólo, lleno con mi ausencia, igual al hueco dejaré escrito con silencios al techo colgando por el suelo perdido entre las hojas miles de árboles petrificados.
Y cuando, húmeda la orilla, se vea, anudada por las raíces mi memoria; Y corra, serena por el humo que llora, como mariposa de azúcar del mar despierto.
A la muerte desnuda y cruda que siempre tibia me acompaña dormida bajo la piel de mi tiempo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Empeoramiento Frondoso
Los peores humos desayunan, las plumas temblorosas, de miedos nuevos, mordiéndole al pasado las arrugas. Dime si puedes: ¿Quién inventó éstas preguntas?. Si el hacerlas le duele a las respuestas. ¡Ven, vamos vamos!.
Vamos al jardín de las palabras. A labrar el alabastro menos fanático. A lavar la memoria, menos borrosa. ¿Qué dios necesita del hombre para ser lo que es?.
¿Qué dios sin alabanza perece?. ¿Qué dios necesita que lo ayuden?. ¿Es la noche menos noche si no la miras con estrellas?. ¿Ves más tú sin mis ojos, en tu piel que nada escucha?.
Ésto me preguntan los sombreros, que han perdido la cabeza, y los vestidos el cuerpo, y la voz la lengua, y el silencio la fuerza, como las palabras la razón, como la materia el espíritu. ¡Desayunando el humo al fuego, y la ceniza la leña el árbol!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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SOBRIEDAD ESMERALDINA (Neosurrealista)
Hoy la memoria me ha vestido, con el pálido recuerdo del olvido, en los ojos de la noche bajo el techo, en las manos del tiempo fallecido.
Hoy que soy mi ayer en el mañana, del espejo que arruga sus perfumes, en los labios de las flores secas, en los ríos de las nubes duras.
Ahora que una lágrima me llora, entre los viejos párpados del silencio, con tantas sombras bajo el sombrero, con tantas luces rojas cegando al ojo.
Ahora que la esperanza ebria está, y teje a la fe con la soberbia, entre tantos caminos sin zapatos, entre tantos silencios sin pestañas.
Ahí donde los sollozos son más grises, que azul el violín del cielo triste, en el alma abandonada de una herida, al final de la muerte temblorosa.
Ahí estará nuestro pasado sepultando, y el futuro con el viento bajo el agua, de la sed que se levanta inquieta, donde pasa, y pesa. ¡Espesa la esperanza!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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ESCRIBIÉNDOME REFLEJO..
Por ese no sé qué, que a nadie importa. cuando a la nada tengo esclava, en la sombra brillando invisible, el beso de plata en la nieve caliente, liberal, esquiva, tierna, juiciosa, juvenil, meteórica, merienda, jugosa, penetración, perseverante.
Escribiéndome reflejo.
Como en la sombra del polvo del humo, el sepulcro limpia la frente del higo, el suplicio decora la noche del hueco, y el verde deja de ser amarillo, como el gris queda de azul, en el rojo vestido de negro. ¡Oh, calor!. ¡Oh, color!. ¡Oh, dolor!.
Escribiéndome reflejo.
Umbría la noche en la serena torre, es quizás la voz postrera lanza, del aroma del recuerdo con la esperanza, en las llamas vivas sonrojadas, las promesas embriagantes del suspiro, caracol recato, y osadía cumplida, en el níveo bloque, que a cincel escribo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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LENTEJUELO VELOZ
Ya viene del suelo, la memoria sepultada en el olvido de la esperanza ingenua fiebre de nuez prurito de arroyo con alas de armario espejos de abismo... Con el alivio efectivo, de la farmacocinética predecible, en cuatro meta-análisis independientes del plomo dulce, como un tratamiento alternativo del suspiro convincente, que se niega a que le suban la dosis, del plumaje de cisne, con la rítmica espiral de ave de presa, de testa moribunda, que surge en la tempestad de verdades inmoladas, en la lírica mandíbula, donde palpitan los ánimos risueños, y a lo lejos muchos enhebran las culebras incombustas, en varios lustros opacos, bajo el ciprés y del acanto estremecido, por la suerte infiel del consuelo que da risa, flaca, paupérrima, al macilento sauce, que murmura al viento de seda tribunicia.Con la premura pelma premiosa en las esquinas del crepúsculo arquitecto de las últimas cavernas en racimos repletos de amenazas del susurro con ganchos del saludo con agujas del dedo con dados cargados por la furiosa cortina saliendo de la noche, naranja, novia nublada novata. Por supuesto, a la hora de la comida indispensable del silbato, con la ayuda desinteresada de los minerales y las hierbas secas, educadas por el collar de perlas para fumar en el salón de lectura, que no arriesgan la garganta de las vacas, en el clima tropical de la malaria, de mayor éxito en la calle, con el diseño de los menús bilingües del placer más ancho, original y exclusivo, en la mesa del silencio en turno. En la protesta decapitada del recurso, del sabor de temporada, fusiones de camarón con salmón, cacahuates, cocos tímidos y pistaches inquietos, bañados con el apio cálido. Cosas solo de cocina en bolsas de plástico, para los momentos más especiales, del arte culinario con hojitas de parra, pierna y bebida. Y mañana siguen igual asesinando al aire junto al mar indiferente temeroso de las bolsas encarceladas en la tarde de insectos indefensos paludismos riendo a las ballenas hasta morirse los hilos desangrados de fe de metal y billete fanático con vestido nuevo cíclope minúsculo gris de escalera envenenada, y un buen saldo, de sonrisas baratas. ¡Más allá del viejo cristal!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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