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GALLERA (Experimental Latín-español)
NIMIA FIDUCIA MAGNAE CALAMITATI ESSE SOLET En la siesta obscura invencible con un gesto, ni piedra, ni hueso, para la luz rebelde, al exceso de confianza, pestañas negras. Porque el bronce brota encima. ¡Ojo!. A las quejas del aliento conmovido. ¡Más!. ¡La desgracia muestra hermoso el suelo!.
NIMIUM ALTERCANDO VERITAS AMITITUR El interior se enciende ciego. ¡Mucho ojo!. Los abrojos hieren el seso. ¡Y anublan!. Y las cuerdas del salterio ya no vibran. En las tinieblas la verdad es de piedra. Y el conflicto carcome luz ensombrecida. No bebas el río con cucharadas. Muerde las palabras con el pensamiento.
NIMIUM BONI EST CUI NIHIL EST MALI Mira la puerta su entrada y salida, la dicha en túneles se encierra. ¡Huélela!. No pierde su rumbo el viento. ¡Respiras!. El otoño y el invierno solos llegan. Cumplido el sueño el tiempo pasa. ¡Vive!. No invoques la tristeza estando alegre. El agua dura en ventanas blandas. ¡Si no tienes mal no lo invoques!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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C.O.N.F.I.D.E.N.C.I.A.L.M.E.N.T.E. Moriré, más que ayer, instantáneo, en blanco, helado por el fuego, a pintar la luna; durmiendo, navegaré su altura en llamas, y atraparé al viento antes de bañarse.
Estando ausente, sin saberlo, seré vestido; pero el vacío completo me dejará quieto.
Y nada extraño, será invisible al tacto por la música, hecha de nubes, perdidas entre la ceniza, que respiro vaga por el piso de mis plantas secas sin hablar del barniz quedo.
Sólo, lleno con mi ausencia, igual al hueco dejaré escrito con silencios al techo colgando por el suelo perdido entre las hojas miles de árboles petrificados.
Y cuando, húmeda la orilla, se vea, anudada por las raíces mi memoria; Y corra, serena por el humo que llora, como mariposa de azúcar del mar despierto.
A la muerte desnuda y cruda que siempre tibia me acompaña dormida bajo la piel de mi tiempo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Ebria mortalidad
Porque la muerte lloró sus lágrimas, viviendo en un mar seco, viendo lo que de sí, no recordaba, el corazón del viento, el latido del sueño. Una muerte que moría sola. Y en su duelo se dolía. De su duelo con la vida. De su suelo entre los cielos. De su cielo entre los duelos...
Y moría sola su muerte. Ebria Mortalidad Ebria Mortalidad.
Por la sobria ebriedad de una uva del vino que fue llegando al irse antes del pasado escondido en el futuro perdido en la ignorancia de la sombra. ¡Que sobra sobria sobre sables!. ¡Que ciega la luz inclemente!. ¡Que al trasluz ciega y siente!. ¡Que ablando en la dureza callado!. ¡Que no dura en la duda dudando!.
Sí, sí... En la ebria mortalidad ebria. Porque también sobra sobria sombreada. Como cierta y dudosamente falsa. Acierta, atiranta, atiesa y atigra. Con tan poca luz como abundante... Es La Inmensa Pequeñez Ebria mortalidad ebria.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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P.O.L.V.O.R.I.E.N.T.O.
Por ese frágil instante, del humo sólido, el silencio, ha sido liberado, grito nublado, de congeladas caricias, que purifican la soledad porosa, por la brisa que al sol arruga.
Acaso... ¿Sentirá sus latidos en metálicas sonrisas?.
Con el polvo de respuestas ignoradas, que pierden en la espuma, la brújula del llanto, que pierden en el viento, la brújula del justo, que pierden en el suelo, la brújula del bien.
Aunque... Si es todo, es una idea, pero nunca una idea soluciona todo, ni hay idea ninguna que todos aprecien.
Y tampoco miles de mieles, suprimen una sola ausencia, tan poco dura como blanda sea la memoria, del mal que nunca será bueno, ni, en la más mínima eternidad, ni, en el máximo olvido infinito, Ni en la inmensidad frágil.
De la ignorancia indefensa. De la verdad perversa. De la inmundicia lujosa. De la indiferencia venenosa. De la putrefacción exitosa.
Del aliento polvoriento, polvoriento, polvoriento.
Autor : Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ODA QUE DUERME
Como Piedra Al principio en el suelo invisible en el cielo Ya No hay sitio. Solo noche profunda Sin fecha. Sueños escondidos. Rincón de los cantos. Cambiando contentos. Donde navegan. Desiertos, tormentas. En bosques oblicuos. Espigas extrañas. Sombras brillantes. Llorando a vela... Ola a ola.
¡Oh, días de añoranza!. ¡Que flores y mieles!. Cantando jardines, venciendo a las cumbres. ¡Imposibles imposibles!. No se ven. Se mueven. Conversan. Del viento vagabundo. ¡Sorpresivo!. Pájaro que late. En roto suspiro. Las campanas. De piedra. Las tardes. De espuma. Inquieta. Lavando relámpagos. En cuevas preparadas. Con cama de plumas. Desnudas. Las veredas del agua. Desnudos. Los verdores del suelo, frágil en el viaje, fácil en la luna, cayendo, lentos, los minutos, ¡Que pasan encima!.
¡Sí, sí, es cierto!.
Las pérdidas viven, sobrecogedoras, recordadas, flores marchitas, guardadas por siempre, sin espacio. ¡Instantáneas!. Al despertar, viviendo, viviendo. Dentro y fuera del canto. ¡Oh, sueño eterno!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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Asoleado Deambulando
Al anzuelo suelo ver, desde el suelo sin raíz, en el olvido hosco óseo. ¡Irrecusable incomprensible!. Tan equívocamente diáfano. Vernáculo en el limbo aureolado. Tan horrísono, tan truculento.
Deambulando, deambulando, asoleado.
Como recalcitrante es la consternación volátil. Por el cercear algodonoso pusilánime. Por ser avilantez abulia filiación. Por la diátesis amonedada en sucesión. Por ser proclive a ungir al prócer. ¡Que agita hercúleo creso!. ¡Que al perillán exime eximio tunante!
Asoleado, deambulando después.
Del inclementemente tarantulado. Del diminutamente temedero. En el suelo gemebundo y elegíaco. Al que suelo desesperanzar indocto. En el ostracismo prudente trillado. ¡Idólatra de la paz insulso!. ¡Ígnaro de la incandescente abyección!.
Asoleado, asolado... ¿Estará el sol alado?.
Por el suelo en su desconsuelo. Tan utopista como en la destemplanza. Cuando suelo pensarlo. ¡Excéntrico afanoso del sosiego!. Porque el desencanto es el colofón. ¡Que en la suela atrapa al anzuelo!. Desde el suelo que clama y suelo ver.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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DOLOR ESPIRITUAL
Como una tela piadosa, astro manso, y pobre dolor.
Pobre de esperanza, grande grande como el mundo interno Cuando el espíritu flaquea.
El cuerpo es roca indefensa Y se aleja como planta recelosa.
Es la soledad flotante Es aquélla de suelo casto. Oración profunda, miedo helado.
Cuando cada dios ha muerto. Sin ángeles, sin demonios.
Sin nada, solo dolor profundo.
Tan hondo como el cielo Tan lejano como el horizonte
Es el polvo, es el hombre solo.
Unico aliento divino liberado. En la muerte liberado.
Vida, aliento perdido. Libertad de ataúd, lápida celeste. Es el felino de lino. Fino dolor, del espíritu grande.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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INMERSIÓN EN ASCENSO
Como topo que nada dejó de la lejana ballena. Habiéndola pensado inconcebible. Y al no tratar de concebirla. Con ella conversaba.
¡Y no se equivocaba!. Los Ídolos ¡Estaban perplejos!. Las Figuras Las figuras entre las formas. ¡Eran flexibles!.
Y numerosos los perfumes. De la belleza minúscula. De la mortalidad enorme. Del Topo. ¡Y sí, claro, él, era un topo!.
Un Topo Enamorado de la ballena. ¡Más allá de los mundos!. Intocables Invisibles Insensibles.
En Las Ideas del bien y el mal equivocados. Del miedo A perder lo que nunca se ha tenido. Del miedo A soñar lo que siempre ha sido real.
Como ¡Va la hiena satisfecha!. Como ¡El topo nada bajo el océano!. Y ¡La ballena bajo el suelo!.
Tanto ¡En la inmersión!. Tanto ¡En el ascenso!. Como ¡Péndulo consciente!. Como ¡Es el hombre infaliblemente humano!. Y ¡Faliblemente polvo consciente!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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DESTINO PERDIDO
Abierto el desti No enciende ca da distinta mácula en la encina... Una maligna y fugitiva trampa de tormentas recompensas. Apagando tardes encendiendo noches... Abriendo Y descubriendo.
En el alma desmayada de pájaro un segundo de puentes dormido de año tras año pasajero elirioyendo enjar dinado y olorosa huert Alma de su Desma Yado y abrileado pájaro...
Abrí La Corola Inmaculada De Los abriles y mayos Descubriendo El destino encendido en cada faro.
Prisionero Puro En la cima del tiempo En la torre del arrobo En la noche del horizonte Cómo Rinoceronte En el filo de la llanura En el suelo de hielo. ¡Hilodio y trigalto! Como... Como un...
Prisionerofendido. Rinoceronte. Del púrpura horizonte. Del cielo encadenado. Del rebaño herido...
Abrí la llamarada. En la rebelión de los silencios. En la piedra de los afanes. En El séquito inmutable. De Sinfónicas ausencias.
Abrí El Futuro al pasado encadenado Y Dejé Fuera Todo... Todo El Destino... Pobre y solo... Perdido. ¡Perdido quedó el destino!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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CONSUELO DEL CIELO
Suelo soñar cielo en el suelo. Del cielo asombrado entre estrellas. Del sueño que duerme. Del cielo el suelo. ¡Y suelo pensarlo consuelo!.
Y Suelo Pensarlo... ¡Consuelo!. Del dormir entre estrellas. Del despertar entre nubes. ¡Consuelo de nubes solo!.
En el suelo donde duermo nubes. Nubes que me sueñan. Creo. Un suelo nuevo cada día de consuelo. En el alba de la tarde tarde. Con la noche relámpago de médanos.
¡Consuelo del cielo!. Del cielo... ¡Consuelo!.
Médulas elementales de la nada. Demasiado poco un rato roto. Y ruedo al suelo de mi cielo. En el sueño del suelo y su consuelo. ¡Una vez asombrada nube!.
Consuelo, consuelo, del cielo.
Otra vez, solo nube que tuve. Otra solo nublado. ¡Solo suelo del cielo soñado!. En el mí, que contengo De ti, cielo, de mi suelo.
Mi consuelo. En el que suelo soñar. Durmiendo, nubes y estrellas. Y cielos de consuelo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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