|
MARIONETAS DEL DESTINO (Anticuento Fauvista)
Todos lo años hace la música en el mismo sitio un ligero hueco y parece entonces que flota sobre él una hoja de sonrisas con su estupor perdida. ¡Calla, calle!. Repite el cementerio gris, inconsciente de formas y actitudes. Esto dicen, por lo menos, las lápidas asustadas que en ese día se esconden al acercarse mucho al silencio ennegrecido, sobre todo donde el sol se incendia y queda el agua hecha ceniza. Este no era un cielo rosa, bien lo sabía al azular la tarde, aunque no suele ser común cuando el tiempo se detiene, entre un plateado viento y el fuego cada vez más verde.
Dejad un momento. ¡Oh!. Lector inquieto, ese espacio por llenarse con montañas amarillas en el corazón del viejo limón azul que flota bajo el lago de flores y conejos anaranjados; la lluvia frondosa se retira entre los recuerdos y el vaivén refescante de las hamacas. No es la intención atigradora, ni el propósito un rojizo anhelo en la mayoría de los cuadros, ni en las estatuas, ni en el bajorrelieve una ilustración hecha de quejas vanas ante un pueblo sordo.Sin embargo, todo había terminado, las olas añiles salpicaban la música en uno de los primeros des- tellos sobre la morbidez lapislázuli del roble, el horizonte no era el mismo desde aquel día, se arrodillaba, vagaba sobre un tapiz púrpura y miraba el sol sublime por largo tiempo, soñando con la luna morena. Como algo esbozado, trazado de un solo golpe, no existía la decadencia como ahora, ni en los mosaicos recientemente descu- biertos en su modelado confuso y de vago efecto. ¿Qué había pasado?. Apenas lo recordaba. Sus frases, ya de pocas palabras, se redujeron a algunos monosílabos. No le agradaba ver su rostro en tantas fotografías. [color=666600]Los colores se fumaban lentamente el contorno borroso, suave en realidad, pero con algunas manchas fosforescentes en el callejón solitario deslizándose bajo esa almohada. El interés por las raíces casi siempre es un rasgo de esa pedan- tería inmensa que tanto caracteriza al montón de falsedades automáticas. No puede inventar, y tampoco puede exigir algo definido. El destino es el títere en los dedos de la consciencia libre. Tras apagar brutalmente aquella ingenua pesa- dilla se puso en pie, abandonó sus alas en la cama morada y corrió entre los platos sin apetito. Quería hacerlo todo él, y nadie osaba contradecirle. De hecho, él era quien pintaba las sombras, cepillaba los perfumes y planchaba pluma a pluma el vuelo de los techos, pues el escritor basa sus ideas, prejuicios y aversiones sobre el arco multicolor que siente.Cuando se encontraba bajo las escaleras cansado, solo saludaba con un gesto la mano flaca y verde del último fantasma amarillo, le cedía el paso des- colorido para disfrutar del espectáculo invisible para la noche violeta. El aire era carnoso, mordido, palpado y exhibido en la vitrina como un cocodrilo de algodón con la resistencia de los rudos hábitos del primer oficio, salvo solo, cuando la originalidad del instante es demasiado prematura. ¡No es cierto!, ¡No es cierto!. Gritaba él con la selva entre los dientes. ¿Acaso no es verdad que en los sueños todo se vale, todo es absurdo, todo deja de tener sentido al ignorarlos?.
La voz de la razón era la ilustración negativa del ambiente inestable que nadie comprendía. Y no solamente porque no la dibujaban, ni menos en el estado putrefacto de las sensaciones fugaces, de las emociones rentadas, de los impulsos que brotan de las paredes y los pisos, creando mitos visuales, en una sociedad indiferente a las cosas verdaderamente esenciales e importantes.
¡No, no, nunca!. ¡Lo que ellos dicen jamás es cierto!. Las marionetas no tienen reposo en las manos del destino, de hecho siempre grisáceo, individual, pintado al verse reverdear oxidado, empleando estructuras metálicas, enumerando las carencias de voluntad y de cruda lana en los sembradíos de borregos. La realidad es que todo es falso, las ilusiones acaban por romperse, todo el pensar se refugia tembloroso en las faldas de la lógica en camiseta corta y la boca muda. Las marionetas empiezan a maldecir su suerte, el destino es un enemigo invencible, violáceo, con el reino nómada de anaranjado, en las extravagancias verdes del azul. Bien pensado, para que seguir con ésto. ¿Qué interés hay en ello?. ¿Qué me importa?. No soy pintor, ni escultor, ni siquiera sé escribir. Es más. ¡Yo nunca he existido!. Y el futuro me reclama.
Autor : Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|
ANFRACTUOSIDADES
_____ ¡Anfractuosa! _____ Por la voz que a la pupila sigue, un relámpago en la sonrisa, brota un cielo extraño, a la tibia farola de la noche, del frío anudado en la ventana, del grano desnudo en la cocina, del pié inquieto de la silla.
_____ ¡Anfractuosa! _____ La voz sencilla está en la arena, con la soledad relampagueante, la voz siembra su lluvia, con la silencia tumba, la voz serena respira, con la sorpresa invisible, la voz sopesa cada labio.
_____ ¡Anfractuoso! _____ Porque ya nadie llueve llaves llenas, ni hay pudor pálido peinado, ni ya queda duda dable debida, ni hay simple muerte magra medida, ni ya fuera nueva nave negada, ni hay dentro suelo sano sedoso. Porque ya nadie turba tanto tendido.
_____ ¡Anfractuoso! _____ El bosque el árbol la rama, sobrecogida sobrelleva sobresaltos. El mar el lago la charca, diminuta discurre disgregando. El camello el caballo la cabra, contempla corredores cosechando. Ésto éso aquéllo insufrible sinuoso.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|
Anfractuosidades
Serán la voz del futuro un biombo desnudo al clamor del reloj viva escarcha entre los dientes del tiempo del níquel frenético entre perros patanes tres paredes de manzanas empedradas del tiempo sobre las casa qué copian desiertos nubarrones en el cuello mordido del murmullo acodado ¡Que tiene las manos de trenes y momias!
Sinuoso curvar del pensamiento al sentimiento Laberíntico doblegar al juicio sano de la espada Aborrascada manipulación de marejada codiciosa
Serán allá donde los ecos soplan las verdades encerradas en el silencio en las alas de las nubes en un poco de cielo del rencor acogedor inextinguible del dolor fatigado sediento ¡Con la metálica pasión exaltada...! Por el hoy dónde la ceniza sola ensalza
Abyecta irrupción vesicante Del los atufados féretros encrespados ¡Anfractuosidades, oh, anfractuosidades!
Serán del ayer que se defiende ardoroso ¡Del olvido!... En las voces adormecidas Por el estridente campo errante ¡Dónde al recobrar la vista el sol cree ser el primero en descubrir la luz en los reducidos límites del imposible en las fábricas de religiones para el consumo!.
Tempestuosa contorsión del tiempo acomplejado Entre los sillones veleidosos noveleros Entre el actuar encorvado y siniestro sosiego
Serán las anfractuosidades, serán... ¡Allá dónde los ecos perecen! En los helados campanarios En la mezcolanza ociosa De la indiferencia infalible De la intrépida interrogante ¡Ecos frescos entre las cruces! ¡Ecos verdes entre los vientos!
Ya brilla ya, el reprimible irrefrenable ¡Serpenteante camino camina el caimán! Retorcido y proceloso del ayer inclemente
Serán de los huecos, los rotos cristales sin sueño ¡Sin gallos con picos de nieve! De llamas amargas de lirios risueños De varios vagones bermejos De barrancos huyendo lejanos Del tabaco traicionado del candado Del pantalón enrojecido del llavero ¡En la curva fugitiva del abrojo!
Así, así, anfractuosidades van y vienen Ahora, ahora, por el mimo que la muela remeda ¡Todo aquéllo del ficticio muérdago valiente!
Serán de cera aceradas las frentes febriles de la grandeza qué oprime al zapato gastado por el rumor del espanto terrible ¡Oh, verdad! De los gusanos de las brumas ignotos De los alcoholes docentes consortes del desastre En el frasco venturoso de las flautas jactancioso En la confederación de los brincos del solsticio ¡Una cifra fiera del olvido atroz!...Por el tiempo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|