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“Con el saber hago dúo.”
Mitológico de Grecia mochuelo de vida recia, nocturno visual misterio digno escucha de halo serio.
Soy rapaz ave grandiosa de Atenea mi bella Diosa tengo ojos magnos que hechizan, que a las leyes supervisan.
Con un mirar que es muy fijo ulular canto prolijo docto surco el panorama la justicia me reclama.
Sapiencia llevo por sello serenidad desde el cuello que muevo fiel apacible, ecuánime, asaz sensible.
Mostrándome consagrado símbolo del abogado visto atributos de un sabio el buen juicio sin resabio.
Porto valores, prudencia, amo la jurisprudencia, la equidad a toda costa, mi ser lo ilegal denosta.
Voy guiando estudioso trecho del Licenciado en Derecho soy su escudo, soy su emblema, la sabiduría . . . mi lema.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Ciudad de México, a 03 de febrero del 2019 Dedicado al Sr. Lic. en Derecho y Juez, Francisco Garduño Ballesteros (QEPD) Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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“Veo tus hojas . . . te me antojas.”
Tus hojas no son de un árbol, ni de acero, ni de mármol, son de papel pergamino sobria imprenta su destino.
Tus hojas no están en ramas, son lisas, delgadas, planas, páginas de la cultura fabricadas con mesura.
Tus hojas no lucen verdes son de un beige que luego pierdes conservando letras negras signos con que nos alegras.
Tus hojas no van al viento, pues, guardan razonamiento de un autor tan inspirado que nos deja su legado.
Tus hojas jamás se abaten simplemente vibran, laten, cuando sienten con delicia la vista como caricia.
Tus hojas nunca se arrugan, sin embargo, se corrugan cuando un dedo se desliza sobre su cuerpo sin prisa.
Tus hojas jamás se doblan, afán y esfuerzos redoblan por mostrar discernimiento, sabiduría, pensamiento.
Tus hojas no son sencillas, cultas germinan semillas de escritor asaz sagrado por su texto consagrado.
Tus hojas no tienen plaga, pues, su contenido halaga al lector siempre exigente, al estudiante ferviente.
Tus hojas no perfuman feo, huelen a tiempo cuando las leo dan fragancia a mi intelecto, me hacen el ser más selecto.
Tus hojas no contaminan con la ignorancia terminan en la escuela, en biblioteca, grafos desde la “a” a la “zeta”.
Tus hojas no se marchitan, porque a la lectura incitan palabras, conocimientos, de la educación cimientos.
Tus hojas no se desprenden, ya que cosidas comprenden al cáñamo enamorado de ejemplar encuadernado.
Tus hojas no caen al suelo, que nos sirva de consuelo, gozan pegadas al lomo de empastado bello tomo.
Tus hojas no morirán, antes bien perdurarán por los siglos de los siglos enseñando sin remilgos.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Ciudad de México, a 23 de abril del 2018 Dedicado a la Maestra María Teresa Leyva Rodríguez Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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No se acueste Sin rezar un poco Y siempre pedir protección Para tu ángel...
Vamos, probarlo. Esta tienda ofrece Eso se llama ser "aquí en la tierra". (...) Somos... En liquidación.
Tiendas y bazares Escaparate, Necrosis, Garrapiñada, Fatiga... Y entonces no sabes el error propuesto.
El tartamudeo es cansado. Sigue hablando Pero si quieres hacer divertido/cabeza a cabeza, contra y a favor de la primavera, Pero siempre un día te Voluntad/caída/go down/Up, morir de vergüenza.
Y siempre lo haré... Cosas pré-mandadas, Dick enviado. Y es verdad que sé que sonrisa! Por favor... No seas escasa, tirado a un lado, porque yo también te amo.
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Poeta
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Sobre la tierra, en la hoja seca de un árbol de maple, se encontraba sentada una vieja hormiga roja, que hacía tiempo había sido Reina de un hormiguero. Era una hormiga alegre, que daba consejos y compartía su sabiduría con la comunidad de su hormiguero, y con algunos otros animalitos del bosque. Cuando joven, su color era rojo intenso, como el fuego, ó los granates, más los años vividos, el Sol y la lluvia, habían decolorado su intenso matiz, pero no así el color de su valeroso corazón, infatigable en las batallas en que había luchado por defender su hormiguero y su trono. Clarita, era el nombre de la hormiga, y tenía una de sus dos antenas partida a la mitad, y cuando alguien le preguntaba que le había sucedido, modestamente contestaba –es solo un mal recuerdo, nada más- y volteaba su cabeza y su mirada hacia el cielo como recordando algo importante, y siempre sonreía. Ella nunca quiso decir lo sucedido con la antena, más algún indiscreto, contaba que una vez, un oso hormiguero, había atacado a su comunidad, y se había comido a varias hormigas obreras, y para defender su casa, de inmediato, se enfrentó Clarita al encuentro con el oso, que tenía la trompa en la entrada del hormiguero, lista para comerse a todas las hormigas que entraran o salieran, atrapándolas con su viscosa lengua. Clarita, como era la reina, era mucho más grande y fuerte que todas las demás, valientemente se encaramó en la trompa del oso y le mordió fuertemente y cuando el oso sintió el terrible dolor de la mordida, retiró la trompa y la sacudió con sus fuertes patas, aventando a todas las hormigas, incluyendo a la reina, y la pobre llevó la peor parte, pues cayó sobre su antena y esta, no resistió partiéndose a la mitad. Más el gran oso hormiguero, entendió la lección de no acercarse a ese hormiguero por la valentía de su reina y sus habitantes y se retiró del lugar y nunca más volvió por ahí. La hormiga, era muy modesta y nunca quiso hablar de eso, para no aparecer como heroína de la historia. Prefería no decir nada, pues después de todo, podría haber alguien que no creyera que ella había ganado la batalla al gran oso hormiguero. Por eso, solo recordaba y cuando miraba al cielo, es que daba gracias a Dios por no haber sido comida porla lengua del oso.
Pero el tiempo pasó, y ahora ya vieja y cansada, estaba disfrutando de la vida, contemplando atardeceres y dando consejos a las hormigas más jóvenes. Junto a ella, todas las tardes se sentaba un grillo muy joven, escuchando los relatos de viejos tiempos de la hormiga, se encontraba sentado sobre una piedra, y bajo la sombra de un gran pino, que al pasar el aire entre sus ramas, pareciera que silbaba bellas melodías. Las agujas u hojas del gran pino, habían sido curiosamente arregladas y acomodadas a la entrada del gran hormiguero, esto, con la finalidad de proteger la entrada de su guarida del frío y otras inclemencias del tiempo, pues su nido en realidad, estaba más abajo, porque siempre son subterráneos. Joselito, el grillo, aún no aprendía a mover sus alitas, y dejar salir bellas notas musicales por las noches, por lo cual, sus padres, mientras llegaba el día en que aprendiera, le habían regalado un hermoso violín, adecuado al tamaño del grillito, para que compusiera algunas canciones, de las cuales ya llevaba varias. La hormiga, le contaba al grillo, que las hormigas son parientas de las abejas y las avispas. Y Joselito, abría grandemente sus ojos y mandíbulas, demostrando su sorpresa. Después el preguntaba a la hormiga Clarita, que como sabía cada hormiga, lo que debía hacer dentro del hormiguero, y Clarita, con mucha paciencia le explicó lo siguiente: Mira hijo –le dijo con dulce voz- en el hormiguero debe existir mucha disciplina, pues si no, esto sería un caos tremendo. Todo empieza cuando a algunas hormigas escogidas para ser reinas, les salen alas, así como a los machos que se aparearán con ellas en el vuelo nupcial. Después del apareamiento, el macho debe morir, y a la hormiga, se le caen las alas y debe inmediatamente buscar un sitio adecuado para formar su nido, en que ella será la nueva reina. Al principio de su reinado, los huevecillos que pone, le sirven para alimentarse, pues aún no tiene súbditos que hagan el trabajo de alimentarla. Rápidamente, pasa el tiempo y nace una que otra hormiga pequeña, y cuando ya hay varias y la Reina decide que ya la pueden alimentar ellas solas, decide poner huevecillos más grandes para que se formen larvas y por consiguiente hormigas de mayor tamaño y fuerza, para el trabajo rudo del hormiguero, pero nunca sin igualar el tamaño al de la reina. Dentro del hormiguero –continuó Clarita- existen lo que llamamos “castas”, las cuales, desde que son pequeñas las hormigas ya se sabrá a que casta será dirigida, pues de acuerdo a la alimentación que reciba cada hormiga, es la casta a la que pertenecerá. Algunas durante toda su vida, solo cuidan de las larvas, otras defienden el hormiguero de ataques de animales, otras se encargan de alimentar y tener saludable a la hormiga Reina, para que produzca más huevecillos y la población del hormiguero crezca. En cada hormiguero, -dijo Clarita al grillo- llegamos a vivir de 100 a 400,000 hormigas y solamente una reina, aunque hay ocasiones en que hay dos ó más reinas. Sabes pequeño, -le dijo la sabia hormiga- nuestros orígenes datan desde hace más de cien millones de años. Formidable ¿no? Y el grillito cada vez estaba más asombrado con lo que le contaba Clarita. Grillito, ya casi es hora de comer, te quedarás a comer con nosotras? –le preguntó Clarita a Joselito- y…… dígame Clarita, que es lo que ustedes comen? –preguntó el grillito para saber si le agradaría la comida o se iba para su casa-. Pues somos carnívoras, y acompañamos nuestras comidas con jugos vegetales, sabia de las plantas y líquidos dulces que los proveen los pulgones. Yo he visto que también llevan hojas a su hormiguero…-exclamó el grillo- yo las he visto pasar con las hojas sobre la espalda, y mucho más grandes que la hormiga que las lleva cargando. Tienes razón –dijo la hormiga- también acarreamos hojas verdes, pero no las comemos, son especiales para que después que se descompongan, se formen hongos, entre ellas, los cuales nos sirven de alimento, sobre todo en el Invierno, cuando escaseo la comida. Gracias, pero creo que me iré a casa, prefiero el menú que mi madre me ofrece cada día – dijo el grillito-. Tomó su violín, y muy contento con lo aprendido ese día en casa de Clarita la hormiga, se fue tarareando una canción, al ir dando saltos rumbo a su casa.
Claudia Alhelí Castillo 16-02-13
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Poeta
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EL GUARDIÁN DE LOS LIBROS ___Jorge Luis Borges (Argentina)
Ahí están los jardines, los templos y la justificación de los templos, La recta música y las rectas palabras, Los sesenta y cuatro hexagramas, Los ritos que son la única sabiduría Que otorga el Firmamento a los hombres, El decoro de aquel emperador Cuya serenidad fue reflejada por el mundo, su espejo, De suerte que los campos daban sus frutos Y los torrentes respetaban sus márgenes, El unicornio herido que regresa para marcar el fin, Las secretas leyes eternas, El concierto del orbe; Esas cosas o su memoria están en los libros Que custodio en la torre.
Los tártaros vinieron del Norte En crinados potros pequeños; Aniquilaron los ejércitos Que el Hijo del Cielo mandó para castigar su impiedad, Erigieron pirámides de fuego y cortaron gargantas, Mataron al perverso y al justo, Mataron al esclavo encadenado que vigila la puerta, Usaron y olvidaron a las mujeres Y siguieron al Sur, Inocentes como animales de presa, Crueles como cuchillos. En el alba dudosa El padre de mi padre salvó los libros. Aquí están en la torre donde yazgo, Recordando los días que fueron de otros, Los ajenos y antiguos.
En mis ojos no hay días. Los anaqueles Están muy altos y no los alcanzan mis años. Leguas de polvo y sueño cercan la torre. ¿A qué engañarme? La verdad es que nunca he sabido leer, Pero me consuelo pensando Que lo imaginado y lo pasado ya son lo mismo Para un hombre que ha sido Y que contempla lo que fue la ciudad Y ahora vuelve a ser el desierto. ¿Qué me impide soñar que alguna vez Descifré la sabiduría Y dibujé con aplicada mano los símbolos? Mi nombre es Hsiang. Soy el que custodia los libros, Que acaso son los últimos, Porque nada sabemos del Imperio Y del Hijo del Cielo. Ahí están en los altos anaqueles, Cercanos y lejanos a un tiempo, Secretos y visibles como los astros. Ahí están los jardines, los templos.
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Poeta
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Dime, dime, ¿por qué no arrojar sus miserias? me resulta difícil de creer, que estás atrapada por una enfermedad mortal, no es tan difícil dejar tu orgullo de tomar el control, pero cuál está para ganar, ¿para conseguir que está fuera de solucionar el dolor?
Que necesitas saber, que se requiere para tu cura, para que te sientas mejor, algo buscas con desesperacion.
Sé sabia, guerrera, oh malvada, el odio puede destruirte, un corazón que perdona es tu arma más poderosa, eres tu quien toma tus decisiones, se inteligente, no te rindas al miedo.
La hora comienza, tu viaje empieza mi niña, si eres capaz de resolver esto por ti misma, si no sabes que cuentas conmigo, en todo lo que necesites en la vida.
Erick R. R. Torres (Angel Negro)
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Poeta
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ENCUENTRO INFALIBLE...
De Uno En Uno Dentro De la dormida noche ó el despierto día. Del fuego duro ó la deslumbrante sombra. Más allá de la esencia de la muerte completa. Más allá de la forma de la vida multiforme. ¡Dónde uno sólo es uno, con uno mismo!. El Ser es infalible Es El encuentro de sí mismo, a pesar de sí mismo. El encuentro en sí. Y más allá de él, entre sí mismo queda el que se encuentra.
Cuando Por todos los caminos la soledad encuentra. Nada es más fácil. Todo es más difícil. Y la nada, el todo, lo fácil y difícil son uno solo. Resulta. ¡Que las cosas prematuramente han muerto!. Sin pensarlo, sin sentirlo. La sabiduría del zapato, del vocabulario, del mercado decapitado. Lo pensado por la araña, lo sentido por el vidrio. ¡Es encontrado salpicando impenetrables romances!. Infalible. Flamable. Inefable. Desencuentro trss desencuentro. ¡Solo una simple derrota!.
Donde fue una piedra preciosa, el silencio leve, de nieve halagüeño, de esos gestos indiferentes de las multifacéticas sonrisas, de esas obras bellas, de rostro sobrehumano, urdido en sueños de esos joyele,s y palacios vibrantes, luminosamente alegres, de esas alas de fastuosos, pliegues suspirando terciopelo, es que vive, sensatamente de plomo, ágata y rubí, y pasa de la nieve al fuego, como de la muerte a la vida, en la combustión, espontánea, sensible, y palpitando, cada minuto de la vida, de la muerte, del mundo, del ser sí mismo, lo que solo es, en sí mismo el ser, que es verdadero, clarobscuro radiante, que tiene su esencia en su mano, y de los momentos de alegría, de tristeza o cualquier cosa, hace de sí un ser siempre completo, en todos los momentos. Aún si pudiera volver del futuro letal, veneno con las manos, con las perlas, con las palmas, con las conchas, aún así, dejaría atrás, el mañana perfumado, la tarde insípida, y en la noche trataría de tejer más estrellas con las lunas. Y de tener solamente carruajes ambulantes, del sonido nuevo, mundo pintores de pasillos, enmohecidos al atardecer, de historias colgadas, de los techos, ternuras brillando, astros arrecifes, jamás de regimientos, de colonos, de sed malsana, de promesas impedidas, repletas de bajezas, y los buenos momentos, sólo cultivando, y de tener solamente carruajes.
Por si no lo saben, los carbones nada son, sin hidrógeno, sin oxígeno, con el hermano nitrógeno, y más aún sin el divino impulso que suprimen, de eso que está hecha la vida, de eso que alimenta el tiempo, de eso solo de momentos, dignos, no pierdas el ahora, el ayer, ni la mañana aunque no llegue.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Llorando nacemos,
llorando nos vamos
imperdonable es,
arrancar la vida
con nuestras propias
manos.
Viejo,
amado viejo,
esfuerzo del ayer,
experiencia del presente,
guía del mañana.
Desde la antigüedad,
entre mitos y leyendas,
caminas,
caminas sin parar
queriendo lo mejor de tí llevar.
Viejo,
amado viejo,
tu pelo cano se ha tornado,
el brillo le han quitado
los años de verano
que has pasado,
en tu piel
surcos de experiencia,
han formado.
El soplo de tu aliento
lento se ha quedado,
la luz de tus ojos
paulatinamente se ha apagado
en pie de marcha,
tu juventud en la Vida
has dejado.
Viejo,
amado viejo,
has llegado a una edad,
que muchos quisiéramos
hoy en día perdurar,
tras la nave del olvido,
tu recuerdo vivirá.
Entonces,
viejo,
amado viejo
entre nosotros
tu sollozo agobiará
valorando el trato
que austedes se les da.
El tiempo pásara,
siguiendo a los demás,
el tiempo afirmará,
Viejo ,
amado viejo
que razón tenias,
cuando tu decias con sabiduria
que un día los años
te darian .
Cuidado ,
el mundo cambiará,
no tarda por llegar,
no permitan que la maldad
los pueda arrastrar.
Viejo ,
amado viejo,
cuanta falta haces
guiando a tu propia humanidad.
AUTOR: IRMA PERIBAN VILLA....MEXICO
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Poeta
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