Quejosas, Dorotea, están las flores que los colores los habéis hurtado y la frígida nieve se ha quejado de que mayores son vuestros rigores. Quejoso está el amor, que los amores se han remitido a vuestro pecho helado y el sol, que en vuestros ojos abrasado desprecia los laureles vencedores. Quejosa está de vos naturaleza por vuestra condición áspera y dura, que para humana os dio tanta belleza. O menos perfección o más blandura, que a presumir de vos tanta dureza, ¿ cómo os pudiera dar tanta hermosura ?
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Poeta
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