Te susurro al oído Haciendo un lado tu cabello negro Observando el lindo amanecer Que desde tu ventana se divisa
Es justo que descanses amor mío Después de una noche de placer Sabiéndote niña y ahora mujer Ambos experimentando nuestra primera vez
Como olvidar ese día, esa noche, ese instante Vestías como paloma blanca Haciendo volar mi imaginación Al ritmo de los latidos de tu corazón
Evoco tus manos temblorosas Rozando mí pecho gallardo Y yo tu cuerpo adulando Como dos pájaros anidando
Prometimos no olvidar Aquella noche de paz La cual disfrutamos En medio de la oscuridad
No, no te olvidaré Fueron nuestras palabras Aquella noche fugaz Noche, que no hemos de olvidar jamás…
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Poeta
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