Si la pelota atravesara el muro y si mi abuelo pudiera ser mi hijo y si en la caja el gato vivo muerto maullara al viento, con brisas de silencio.
Las gravedades etéreas como el aire serían palomas alzando su alto vuelo y los gluones serían amantes tiernos paseando en góndola por todo el firmamento.
E incluso el tiempo sería galante siervo; amable amigo portando sus bonanzas. Si en mis bolsillos guardara yo centellas y en mis armarios galaxias entre cuerdas, sería la magia blasón de una bandera y todo triunfo vendría a ser de acera.
Los muchachitos jugando con sus metras serían los dioses del Cielo aquí en La Tierra. Y las lombrices que nutren el subsuelo serían obreras de fábricas de telas.
Con el zumbido de avispas y avispones me haría un tejido de grandes dimensiones; y llenaría con tantas emociones todito el orbe sangrado de ilusiones.
Si la pelota rompiera la barrera de las paredes que esconden gas y esfera sería posible descomponer la abeja y hacer del néctar el sueño de otra era.
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Poeta
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