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“Del olvido que es gangrena . . .”
Cuatro barcas en extinción, previo a su total perdición entre la arena, arrumbadas, conversaban desoladas.
Sobre la playa candente y el mar harto indiferente las palmeras escuchaban atentas lo que contaban.
Casi sin casco, sin quilla, mas, sin llegar a la chilla respecto al triste presente de la gloria tan ausente.
Dialogaron del pasado, de su linaje afamado, de su maderamen virgen, de materiales de origen.
De cómo las construyeron, de las travesías que hicieron con “capitanes” amados por océanos inexplorados.
Abismos, pontos y sendas, rememoraban leyendas del fantasioso tritón, del Dios del Mar Poseidón.
Del silbar de caracoles tras los agobiantes soles del canto de las sirenas que se oía en noches serenas.
Abordaron temas varios de piratas, de corsarios, de batallas, de los muertos, de los visitados puertos.
Charlaron de acuosos lares, de bellísimos corales, de los peces, de las aves, tierras, islas y otras naves.
Al son de historias, quimeras, mil “mentiras verdaderas”, llegaron así al vigente ruin olvido de “su gente”.
Al porqué las “jubilaron”, entre sí se interrogaron en tanto pasaban las horas termitas, hongos, esporas.
Continuaban su festín transformando en vil aserrín todo polvoso, a sus anchas, las tablas de aquellas lanchas.
En macetas convertidas muy en la arena sumidas, mientras seguían platicando su cruel final esperando.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda H. Heroica Veracruz-Puerto, México, a 30 de junio del 2022 Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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O.P.I.O.I.D.E.S.
Dejan al dolor con el placer de la cabeza. Corriendo bajo la ventana de los codos. La tranquilidad cerraba la puerta haciendo ruido. Rodando con las manos sudorosas. Y una bicicleta afuera caía boca abajo. Tan tierna como el clavo de plata en el patio. Que suspiraba aspirando a ser fantasma. Rápido con la sábana del sábado.
De la semana pasada por agua. En el temeroso cuerno de un escarabajo. Sin trabajo cuando el pan ya nada come crudo. Del tenedor de la muchacha vista por detrás. De las velas en la última playa caminando. Esperando hablar con el musgo del molusco. En la cocina olvidada con pensarla de pié. Con el dolor acabado de bañarse en las caderas. Con la aurora en su apogeo lleno de aceite.
Del placer cosechado con la miel bajo la lengua. Decía ser la causa urgente de un fósil. Fabricado ayer con un poco de talco. De la noche más devota desnudándose dormida. Al nadar la luna desorientada. Al llegar tarde la marea del cementerio.
Con el criterio del grillo camaleónico danzando. Aplaudiéndole a un billete perdido. Creyendo en las promesas del loro verde. En el techo de la ceniza en cuarentena. Viuda la lechuza pedía un poco. Adolorida del alfiler sin cáscara desnuda.
La mirada voluptuosa de los huesos a la cabeza. ¡Sí, sí ... Claro!. Por eso fue necesario ingerirlos uno a uno.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ENDILGAR Y ENGUIRNALDAR
Por ahí donde la playa camina el sol sale al peinar el viento la brisa la ola el cielo por la falda provocativa del volcán a lo lejos del alma del desierto en una gota de sed de arena de sueño que va cayendo de la tarde más lenta que calma clamando claro al clavo clemencia.
Para La Amarilla ansiedad de la madera a su manera triste hambre de cuchara encapsulada en broches de plata con el rencor de las cadenas en las caderas arropadas de las calderas infaustas y los siglos enterrados en el polvo helado y humillado.
Por endilgar al aire las frágiles montañas. Por enguirnaldar al agua por ser húmeda. Por endilgar al susurro los ecos infernales. Por enguirnaldar al epílogo por ser último.
En las caderas dispuestas cazadoras matutinas del mínimo labio insurgente del callejón elevado del perfume acariciado del néctar nacarado andando entre campanas enterradas por estrellas tejedoras de los lutos inagotable lavandera del destierro férreo color de sonrisa en la cintura de espuma y cicuta y otoño radiante plantado en plata verde cicatriz de cobre solitario de mercadería iracundo pobre lingote... Endilgando a caña y sol la nieve dura del rojo lumbre por donde la tempestad obscura mira la usura la cábala y la droga daga del perfume desnudo en la espesura del borde verde pavoroso en la sonrisa del colmillo en la garra erizada del beso al escultor de huecos.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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EL RELOJERO FANTASMA
Cada mañana regresaba cargando el futuro demasiado tarde para contarlo en el pasado antes qué ahora, dónde ni siquiera un valeroso reloj se hubiese aventurado atravesando las dimensiones del instante, parte a parte, sin romper el aislamiento qué callaba gris e impresionado pudiendo permanecer así mucho más qué indefinidamente desmesurado.
El mar se agitaba inerte al apuntar el alba cuándo el viento aconsejó suavemente la rebelión de las olas del mismo verde rígido y frío sin encontrar ni la menor huella de la sal desordenada en sus latidos en la playa tosca y bárbara dónde pasó el último invierno el sol sin decir nada de la tarde en un coro mecánico incapaz de hacerle mal a nadie.
Según dicen que eso hubiera sido un cuento de nunca acabar, pero la cosa es que decidió irse al extenderse en el espectro brillante de la piel del aire, y desde entonces no se acerca de improviso dónde es imposible detener las gotas del relámpago en la cama obscura que suele llegar al dejar las cosas deslizarse por el abismo unos cuantos pasos en la eclosión qué se avecina incendiando tenuemente la noche menos dura con la puerta de la blanca habitación qué se abre más allá de la pequeña esquina de los volcanes. Entre trasgo y quimera midiendo al tiempo entusiasta celosa aparición.
Cabalgando unas inquietas nubes llegaban, y le traían el mundo de afuera, el desconocido y feliz mundo al que ya no pertenecía dando la impresión de que querían ponerlo en aprietos debido al color del alboroto al abrir la ventana sin saber lo que querían con la misma luz en la esperanza qué llovían solo sequías.
Antes de la crisis cualquier ausencia tejía ilusiones de nuevos paisajes dentro de una esfera raramente placentera, justamente al mediodía, verdaderamente excitante por tanto sosiego que invita a pasar un rato como si fuera una persona con vida sin disimulo estando vestida en ropa interior, y salir sin decir nada hasta subir el tono de voz fumando un anticuado silencio.
Aquella mañana probablemente no iría hasta ver al día siguiente satisfecho por haber vuelto del bosque a pie más bien por aburrimiento qué por curiosidad dando vueltas cada vez más largas en la penumbra extraviada para decir todas las cosas qué dicen los cementerios sepultados haciendo un gran esfuerzo por pasar ignorados medio paralizados continuamente en las plataformas abrumadas de piedras.
__¡Cuándo se carece de cuerpo las palabras viajan solas luego de escribirlas con la voz adecuadamente teñida!. Pensaba convencido de su propia irrealidad vacilando sobre la manera de expresarlo. __Sin cuerpo...¿Qué duele?. Solo los recuerdos sostenidos por el tiempo que impacientes esperan ser descubiertos por el equilibrio inolvidable ajustado, sin aspaviento, en la inercia inmutable qué de todas maneras retorna llevando las cosas, y cobrando las deudas a pesar de sentir alivio ya caminando lejano del hiato y fisura.
Estuvo callado toda la noche, me exasperaba que creyera qué existía una ley indestructible como algo sólido a qué aferrarse, seguro en los momentos difíciles, cómo al salva-vidas qué no necesitaba, y encaminándose sencillamente hacia el techo dando vueltas a la pieza en la manifestación ficticia del asco a la vida por las calles vacías, y diciendo maquinalmente ya todo está en paz, al cabo de cinco minutos de ignorarlo, y forcejear con el olvido con arrojo.
En la mañana se fue sonriendo con turbación diciendo... ___¡No tiene importancia!. No son ahora más que relojes encarnados abrazando perdones. _____La próxima vez que aparezca espero que usted ya no esté siendo el segundo primero.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Enjaular una gaviota, que tristeza. Que cruel privarla de libertad. Impedir que nos muestre su belleza, que emprenda el vuelo, que se eleve y cruce el mar.
Rompe los barrotes que te tienen prisionera. Monta en los vientos, que transporten tu hermosura. Planea y pesca en los mares de la Tierra. Ve crecer tus hijos en un nido de ternura.
Verla libre volando por el cielo, es lo que pido, ella lo necesita. Si la gaviota está creada para el vuelo, en esa cárcel,mi adorada, se marchita.
Esperaré cada día en la atalaya, mirando el mar hasta el atardecer, preguntándole a las aves que regresan a la playa...
¿Han visto mi gaviota, saben si va a volver?
El día que seas libre, tan solo te deseo, que realices en tu vida todo lo aplazado. Tú sabes que yo nunca seré tu carcelero. Seré tu amor en tierra, serás mi amor alado.
Mel
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Poeta
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INMADUREZ O NADA...
Si No Te Ahogas Verde ¡Del pelo al hueso!. Tinta seca sin seso, solo dedos.
Al placer del escritorio, en la jerarquía de la humildad gelatinosa. ¡Que a la nueva realidad no se resigna!. Porqué los años se destejen, al interior extremo. Ladrones de las heridas del vacío, de la hipotética actitud ignorada.
Inalcanzable de los desiertos en un grano, de arena que se rebela con el único lenguaje. ¡Seco en las ruinas de la playa!. Viviente, inmadurez que nada alberca, inmadurez verde, más que cualquier verde. Nada sobre la misma nada. ¡Verde!. Donde al eco ladra, aterrando al silencio. De ningún modo hecho frase, y brilla. ¡Angustiando al horizonte!. En el fulgor que desconfía, decorativa inercia, del inevitable falso, hueco de gotas rabiosas, en la comunión del armadillo al fragmentarse, en el vertical fecundo, del soplar al fondo.Una misma energía, verde nada, ó se ahoga, entre cualquier diferente alberca, envidiando. ¡En la falsa dimensión, indiscutible verde!. Inmadurez....¡Que deja indiferente cualquier luz!. Derramando la pálida miseria que corroe, a la ínfima pasión hecha de huecos. ¡Por la misma pasión frenética del vértigo!. Al condenar la exaltación Del tabaco despreciado por el plomo Del amor entre la pólvora riqueza Del hambre infinita del bolsillo Inmadurez o nada... ¡Verde gris! Al deseo sin imprevistos ni riesgos Donde caminando se detiene la impostura. Entre los millares de anhelos calcinados, defensores de la masa informe, de los aplausos del jumento. ¡Iluminado portabotellas unánime!. ¡Nada verde nada... Con la inmadurez del viento! Con esa nada sobre nada o se ahoga. ¡De los rugidos en cierto modo!. Gris albura.
Donde el coro elegante, tortura los lamentos, con el asombro inalcanzable, tal vez inexplicable, en la concreta realidad. ¡Minúscula insignificancia!. Por el suplicio, del tapete abierto... De la desnudez fugaz. ¡Del relampaguear temeroso!. Haciendo de la mentira un mártir. ¡Qué al secreto enfría, frágil flama falsa!. Con todo lo excesivamente del escarabajo, altivo... Saltar del pantano al soplo imberbe. Entre, la pestaña verde, pupilo del cepillo. Verde feroz, inmadurez rabiosa. ¡Nada de seso alumbra!___ Nada verde ya.
Verde gris, más gris que el inagotable sueño. ¡Nada es más frágil que la púrpura impureza!.Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Vuela tibia
Por la mañana la llama roble una veloz hoja con el nido en la voz escucha de nieve la suave marea. ¡Qué brisa el eco!.
En la honda tarde, un soplo de arena, dócil abeja, la miel con el viento, llama, verde, oblicua, lento, telón, levantando, al coral vistiendo, de playa el otoño, los pasos reenciende, mañana suave aliento, recordando, veloz, aquél nido, que brota, del eco, la miel, por el viento.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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NATURAL COPLEAR
Porqué al carnal, canto enciende, del tumulto los latidos, míticos y rítmicos, del angélico escalar anhelos, en la piel rosa del plenilunio, del ensueño sutil plata, planta el suspiro verde, del perfume, posesión del trofeo, compartir desnudo al aire, navegando luminosa, la playa del jinete, ¡Qué alado brota sonoro!. El coro del suspirar alado. ¡Transpirar ardiente qué trasciende!. Del potro al cristal cabalgadura, del laurel avispa suave, la virtud celestial. ¡Del dorado instante eterno!. En la memoria, de luz envuelta, el polícromo viñedo, vino encarnado. ¡Canto qué enciende!. Al cielo humano...¡Palpitante!.
Coplear, coplear, natural coplear.
Aromatizar precipitado. A veces. Atravesar fragoso. A veces. Extasiar reconfortado. A veces. Albura candidez. Canje de lumbre. ¡Nómada cofrade!. Otras. Veces. Mucho.
Candor incruento. Sabor ígneo. Otras. Palpitante permuta. Otras. Tañido subrepticio. Silvestre. Instintivo. Apetecible. ¡Melodía!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Me siento como el sol, me siento como la lluvia, creo que acabo de encontrar razones para vivir de nuevo, porque lo que he estado sintiendo tu amor, sé que es tu verdadero amor por mí.
Me siento como el aire, como un ave, volando a la libertad, hacia nuevos destinos.
Puedes ver mi visión, un verano tranquilo en blanco, cuando el amor es un sentimiento, que nada lo puede doblegar.
Estábamos girando la llave en el interior, para entrar en el momento, vivimos en un sueño, te veo hoy.
Siento que todos mis miedos se desvanecen, he estado esperando tanto tiempo, para que algo nuevo suceda, me siento con un deseo constante de estar contigo, y tengo un secreto, creo que debes saber, que en verdad te amo tanto mi amada.
Erick R. R. Torres (Ángel Negro)
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Poeta
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VELADO SINCERA
El sol Apagado Cerca del descuido imagino Porqué Anoche soñé conmigo dormido al sol. Al olvido cotidiano anoche, siendo. Asoleado. Joven foca de la playa en un guijarro. De los montones multicolores. Sumergido al reluciente hielo. Velado, sin cera, solo flama. ¡Por el hilo despacio qué piensa ágil!. Cerca de la selva en cera salvo el fuego. ¡Dónde los renos pacen!. Unos pinceles descalzos. Llorando por mí el agua grande. Al cordel ondeante del viento. Por la humillada del bosque pregunta. La salida paralítica del fuego en llamas. Húmedas nubes de langostas en la hierba. ¡Frío al silencio inoportuno callando!. Lejanas lluvias al gratín de golondrinas. Anoche soñé conmigo. Al sol de los umbrales salidos llegando. La guitarra en dulce decoro. Sincera... Claro el bosque rosado. Al hierro susurrando los rebaños. Al mes mece cómplice cereza luna fresa. Vistiendo de choza un verano. ¡Del cordero más rebelde!. Por la tortuga rauda ruge dúctil.Porqué Anoche me soñé soñándome asoleado. El sol, sin cera, flama apagada. ¡Dónde las pendientes tiemblan blandas!. Endurecido, flotantes los helechos. Voluminosos atrapan las miradas. Y entre las estrellas flores danzan. Calderas en que hundirse. ¡Sincera!___Al vapor garabateando. Enmudecido__Me soñé soñando. Hambriento__De selváticos aromas. Cerca tan cerca. Los dolores compañeros del regazo. ¿Acaso?____¡En la blancura lujuriosa!. ¿Ocaso?____¡En la pureza voluptuosa!. Velado_____Al ruido qué revienta afuera. Por el reflejo indestructible dentro.Porqué Cotidiano el olvido imagino me sueña. Al dormirme. Un paraíso de serpientes lujosas. Velado al descuido cerca multicolor. Con todo Aquéllo____¡Al calmo cantar de flautas!. Al sol dormido. Soñé conmigo. En un guijarro. El agua grande. Al sol dormido. ¡En la noche qué fulgura!. Sincera su luna en mí lago velado.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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