TUS MANOS.
Son tus manos palomas blancas, que al instante preciso de moverlas, para acariciar mi cara, parecen sedas que secan mis lagrimas, quedando adicta, al tacto de tus huellas.
Tus manos, dignas de un panegírico, que tocan, que trazaron las letras más bellas, que reposan en el coso de mi alma, esas manos, palomas blancas.
Tus manos que retienen con la fuerza del amor, las mismas que pueden golpear, diezmar y defender del enemigo, o del dicterio, son tus manos las que extraño, cuando no estás a mi lado.
Tus manos palomas blancas, enigmáticas, sabias al producir o al prodigar, que hablan y cantan, en un idioma celestial con solo agitarlas, así son, las manos diáfanas de Dios.
Mónica Lourdes Avilés Sánchez. Derechos Reservados.
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Poeta
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