Textos :  Prosopopeya pedestre
PROSOPOPEYA PEDESTRE
(Texto Neosurrealista)

Por el olor que mece,
al silencio con la cabeza,
clavando cuchillos al ruido,
en las madrugadas del escondrijo,
por la sangre del crepúsculo.

¡Apagando las tempestades con pestañas!.


Por ser la experimentación excesiva, las últimas palomas ahora son puristas, rigurosas con la escritura hermética de los cuervos acomplejados,
consagrándose a la longitud de los sonidos azules,
inclementes por la reflexión sin selección, dulce
con la crítica menos generosa, y más enfática en
ostentar la ignorancia decantada, en su trascendencia
virtual, por la memoria fragmentada en la cadena
preocupada con la oportunidad del empate, como
una gran promesa del boxeo, en el departamento de
los venados, que agradecen las enseñanzas al mejor
postor. Con la falta de identidad acentuada.


La reseña podría también llegar al duelo, después
de recuperarse la lesión muscular suspendida del
techo, en los trabajos de madera, según los vaivenes
de la ambición expansiva, y la estrecha franja costera.
Así las cosas, deben considerarse los diez pasos para
un maquillaje natural, con las brochas especiales, y
la vitalidad de su cultura en los acantilados rocosos.
Esta forma de entender la existencia, es para lograr
el efecto, de acuerdo a los especialistas, sin retoques
digitales, y dispuestos a someterse a pruebas de ADN,
mientras se consigue la independencia de los nómadas,
entre las lagartijas pigmeas, y las hormigas tímidas del
ámbar, enchufadas en la pared, con una especulación
fantasiosa de veinte centímetros, más allá de lo que se ve o lo que se toca, entre una falla geológica.


Si bien, al confesar los tractores, sufren el asalto de
la industria turística con el gorro rojo y emplumado,
llevando a cabo muchos actos contra la supervivencia
de las camisetas, que se hubieran podido cosechar con
las termitas en tono disparejo. Aquí debe hacerse una
distinción entre la fabricación del amor con rayos lasser,
y los arados que quitan las hojas de una ramita, por los
viajes invernales colocados en el fondo de los ríos, dónde
puedan ser amenizados por una sensacional orquesta,
creada para consentir el gusto en sólo cinco minutos, y en
la cena de inauguración de cualquier desayuno refrigerado.


De manera que, la marca universal de tolerancia y angustia
pertenece a las casas abandonadas, que dulcemente bañan
su tristeza por las lluvias piadosas del último verano, en vez
de ver el televisor apagado, y las enfermedades del jardín que
marcha a la retaguardia, cuando el sistema eléctrico se vuelve
errático, por enamorarse de las dudas en pequeñas dosis.
Así que... ¡Basta de dudas!... Los estudios revelan que se debe
ignorar el exceso de preguntas, cual ave infeliz junto a una
puerta, y las lágrimas de cristal del mismo color del olvido, con
el mayor engrosamiento de las uñas cubiertas de barro y sol.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas de amor :  VOLVER A AMAR
Un pasado triste,
un destino cruel,
quiero regresar el tiempo,
para olvidar mi error.

Volver a verte,
una vez mas,
sentir tu gelidez,
tus labios ensangrentados.

Volver a amarte,
como aquella vez,
cuando todo es perfecto,
cuando la noche volvió a brillar.

La oscuridad no es lo mismo,
sin aquella esencia,
sin tu belleza,
todo se acaba.

Erick R. Torres
(Angel Negro)
Poeta

Poemas :  Albricias del ajobo
Albricias del ajobo

Usted tiene una muerte digna ahora.
Usted tiene la oportunidad de amarla.
¡Muchos otros hay qué no tienen ninguna!.
Oportunidad repetitiva de morirse.
¡Sin lograrlo sanamente!.
Por acumular la inmortal riqueza.
Por apropiarse del poder eterno.
Por coleccionar incógnitas piadosas.

Usted.
Tiene la respuesta acumulada de ausentarse.
Estimulando.
Inevitablemente el exceso de la razón cabal.
En las fuerzas armónicas del inframundo.

Usted tiene su muerte ahora, y suya es por siempre.
¡No la comparta!___Nadie le dará la suya.
Desarróllela fundamentalmente sana.
¡La muerte que usted goza puede perderlo!.
Y ser el juego marginal débil,
de blindados huesos acuñados.

¡Piense en números!___El cielo es matemático.
¡No en letras!___Usted está más allá del omega.

Con
Las
Albricias
Del
Ajobo

El jurado emitirá el fallo perfecto.
solo al millonario vivo para el edén.
y se divulgará su bondad apasionada.

¡No abandone su muerte!.

Puede serle robada en las cenizas,
de las mismas urnas celestiales.


Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
Poeta

Cuentos :  La primera regla
LA PRIMERA REGLA

Centelleaba antes de materializarse
en aquel gigantesco museo de...
anillos gravitatorios.
Estaba,
encriptada con cadenas de aminoácidos,
y al fondo molecular del pasillo en él,
párpado del humanoide
que acaso
ignoraba el significado primordial
por diez milisegundos, legiones de
historias tenía acumuladas en
la macromemoria de hilos frágiles,
en la consciencia biomecánica
al momento de penetrar la
telaraña
del tiempo y tener la oportunidad.
¡De ver la primera regla!.

¿De piedra, hueso, madera, barro recocido?

¡Vaya!___Estaba empeñado en
admirarla, hacía tanto que
se olvidó de sí mismo, entre
las guerras impulsadas por
los instintos colectivos

de civilizaciones colocadas
ahora en los tableros tridimensionales

de las vitrinas holográficas...

Finalmente se sintió robot de nuevo,
y un estremecimiento recorrió cada
fibra óptica de sus latidos rítmicos.

Bajo la superficie deambulaban
asteroides peligrosos y manipulaban,
casi toda la comunicación en los
depósitos del cuaternario volumen
apergaminado con unos extraños,
caracteres. Al menos dos
cientos de veces había
intentado
comprender las figuras humaniformes
parlantes. que explicaban de
medidas, en metros y millas, de
metales plásticos y rectangulares
artefactos.

Movió al silencio con cautela,
en el océano de sus dudas,
como puntos luminosos y exploradores,
y navegaba su visión transdérmica
sobre unas palabras.

La primera regla. ¡No era material!.
Era una idea, que había estallado
en un millón de pedazos en...
Mil mundos y de ella
quedaba
una estela tenue que tal vez
pudiera ser útil.


Leyó y una sonrisa atónita
iluminó ese instante...

"La primera regla es no dañar"


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta