Y se abrió el portal de sus adentros para que yo deleitara la mirada con el tierno fulgor del aposento donde mis ganas quedaron sofocadas.
Cuando se izaron dos pétalos morenos de pura tentación y suaves mimos estuve contemplando los deseos destellos de dos lirios diamantinos.
Un río de cristal fluyó impaciente en medio de la noche y su misterio entonces fue inminente aquel deseo que me hiciera sumergir en su corriente,
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Poeta
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