POESÍA Autor: Giuseppe Ungaretti Italia (1888-1970)
Poeta italiano nacido en Alejandría (1888-1970), fue uno de los iniciadores del hermetismo. Tras la guerra, su poesía se vuelve más reflexiva y profundiza en la dramática condición del hombre. En sus últimos libros, se esfuerza por recuperar la tradición lírica italiana. Su obra completa se publicó en 1977 con el título de Vida de un hombre. Ungaretti si impone all`attenzione del pubblico internazionale con Il porto sepolto (1917) e Allegria di naufragi (1919). Il suo inedito lavoro di scavo e di esaltazione della parola, posta all`interno di una struttura a sequenza di versi volutamente brevi, assume una pregnanza straordinaria. Esta es versión de: Giovanni Cantieri.
Entre ríos hablaré de las nevadas noches, acariciadas por flamas, azulándose, y olvidaré, sereno, desdoblando mi sombra. Anudaré la humedad a mis lágrimas viejas.
Porque el trecho en cuestión es parte de la única vía de acceso al vientre del tiempo con sus carreteras absurdas, responsables de la neblina y de las generosas lluvias que caen a lo largo de los recuerdos más secos, donde la erosión resulta constante en las antiguas sendas formando cascadas permanentes de otoños olvidados. Por tener una idea de la dificultad sin confirmarse, y tomando por despreciable la sencillez natural.
Y volaré, en el fondo del océano, con las alas del viento en las olas. Anidaré lejos, en las brisas lejanas porque enrojezco cuando enverdezco.
De acuerdo con las características compartidas en versiones superficialmente diferentes, ante la evidencia morfológica del aliento felino, y la sensatez de los hongos con sus ligeras suposiciones creacionistas, tan asfixiantes dentro de la gruta que estuvo insatisfecha por darle cabida a la distribución estadística, que a despecho de la espera vana, buscan ser discretos al vestir con lamentos las arenas indefensas. Aunque el atavismo pálido navegue en el crepúsculo dulce.
Inquieto, despierta el sol, helado, el corazón adormecido ennegrece, al evocar la frescura primera. Amarillandose el fulgor revive.
No ha lugar André Bretón Francia 1896-1966 Esta es versión de Manuel Álvarez Ortega
No ha lugar
Arte de los días arte de las noches La balanza de las heridas que se llama Perdona Balanza roja y sensible al peso de un vuelo de pájaro Cuando las amazonas de cuello de nieve con las manos vacías Empujan sus carros de vapor sobre los prados Veo esa balanza sin cesar enloquecida Veo el ibis de bellos modales Que regresa del estanque atado en mi corazón Las ruedas del sueño encantan a los espléndidos carriles Que se elevan altísimos sobre las conchas de sus vestidos Y el asombro salta de aquí para allá sobre el mar Ve mi querida aurora no olvides nada de mi vida Toma estas rosas que trepan en el pozo de los espejos Toma los latidos de todas las pestañas Toma hasta los hilos que sostienen los pasos de las marionetas y de las gotas de agua Arte de los días arte de las noches Estoy en la ventana muy lejos de una ciudad llena de terror Fuera unos hombres con sombrero de copa se persiguen a intervalos regulares Semejantes a las lluvias que amaba Cuando hacía tan buen tiempo «La ira de Dios» es el nombre de un cabaret al que entré ayer Está escrito sobre la portada blanca con letras más pálidas Pero las mujeres-marineros que se deslizan detrás de los cristales Son demasiado hermosas para tener miedo Aquí nunca el cuerpo siempre el asesinato sin pruebas Nunca el cielo siempre el silencio Nunca La libertad sino por la libertad
Blu profumo di ricordi. Il tempo di piantare il suo battito cardiaco. En el aroma azul de los recuerdos. El tiempo siembra sus latidos. El camino cosecha sus sandalias. El sol busca sus sombras. La strada raccogliendo i suoi sandali. Il sole alla ricerca di loro ombre.
Lago di silenzio. Nascita e sepoltura. Lago del silencio. Nacimiento y sepultura.
Nel cuore giallo delle serate. Gli occhi si illuminano le stelle. En el corazón amarillo de las noches. Unos ojos encienden las estrellas. Unos labios dibujan los sueños. Unos suspiros esconden las nubes. Labbra disegnano sogni. Pochi sospiri nascondono nuvole.
Luce della danza. Gioia e sofferenza. Luz de la danza. Alegría y sufrimiento.
In lacrime rosse delle campagne. Orologi tessono di memoria. En el llanto rojo de las campanas. Los relojes tejen la memoria. Los cementerios guardan el olvido. Los árboles escriben la vida. I cimiteri sono stati dimenticati. Alberi scritti alla vita.
Océano de la existencia. Sentir y pensar. Oceano dell'esistenza. Sentire e pensare.
Por las noches empedradas de la luna, la luz flota en los talones, de sístoles dispersas. ¡Al pausar las discrepancias desestimando!. Una tarde artificiosa. Cubrecama reiterada del ocaso, laborioso fogón matriculado meticuloso. ¡Opulento zaherir!. De abolengo panorámico pesquisar fofo. Tan simpático descarrilarse emponzoñado. ¡Menos que vidriera sin escape!. Espiral. Despilfarro.
¡Vaya barrabasada del escopetazo!. Apologético desbriznarse desahuciado. Por el exuberante desatino lenguaraz. ¡Tan profuso en la coyunda sin ambages!. Con el tabal filoso odre y peculio. Y falacia en retahila y carnavalada. Y engaitada en trasgo y enflautado. Desperdigado preámbulo y escotado. Precario potable privada privanza. Suave submarinismo sudando suerte. ¡Convoy corcho curvada cúspide!. Despilfarro. Espiral.
Al malquistar. Del mamporro. Por rasgar. La rareza. Rauda endeble. Gurrumina gutural. Desamarrada verja. Incorporal contumaz. Desesperante embaucar. Ordenancista mucamo. Al desamortizar desgalichado. ¡Despilfarro espiral despilfarro!.
Eran solo amarillas, las fantasías de las noches rojas de sangres, verdes en la brisa miel goteando. Aquellas olas muslosas como el enjambre fragante, en el temblor del verano y la luna de pinos. ¡Donde las sirenas se pierden serenas!. En los paisajes de los lentos rebaños, por los tibios besos de nadie.
Pues si no. Si no. Aquéllo de otra manera. Se hubiere erguido. Legible y flexible. En el púdico regazo. En la caverna audaz. ¡Beldad en Maldad!.
¡Atrás de las paredes blancas!. El silencio tiene un sabor alegre. ¡Bajo los claveles de las alfombras!. El agua hace pájaros de plata. En la luz fatigada de las flores. En la paz perdida de los caminos. En la voz apagada de las consciencias. ¡En la tierra de los nuevos escombros!.
En Aquéllo Que si Quisiésemos irguiésemos De Otra Manera ¡Más allá de éste astronómico fracaso!.
Por el amarillo fúnebre atigrado. Por el sangriento fino almidonado. Entre las noches que gotean los techos, en las mesas de mil espectros, en los peces de mil perdones. ¡Las mieles reparten los ataúdes!. En los enjambres del hambre alambres. Por los silencios con fiebre fríos.
Y No Que Solo Se irga La Impotencia... ¡En la enclenque y desmirriada razón.
Con esta beldad en maldad. Por estar ahí. ¡Cuando ellos yergan solo el fracaso!. En la quietud que al horror da miedo. Por las sendas enlutadas. ¡Prócer de lo borrascoso!. ¡Expolio de lo legítimo!. En las últimas razones donde solo lo sinuoso brilla.
Un saludo cordial, apurado, no basta para los amantes Y tenemos que apagar miradas incendiarias a los ojos de la gente, Enmudece la voz, pero los sensuales meneos, hablan Y dicen ardientes, lo que las palabras callan…
Una mirada, un brindis… ¡todas la noches no bastan!… Para llenarnos el alma de un amor que nos late en la venas Cimero, preciso; es el altar que ignoramos… Y ahora entre el amor y el dolor, lo lamentamos.
Por dentro, la sangre agitada nos quema dos veces Y amamos primero desde la tierra al cielo Envueltos en la piel del amor que hacemos nuestro, Y nos olvidamos del mundo y sus ásperos aquelarres…
Luego… la paz que sugiere el olvido, y no de este amor, Más bien del que ansioso nos espera en casa, Que asoma su cuerpo a la puerta por ver si llegamos, La que alborozada corre al encuentro, sin preguntar nada.
Es allí cuando más quema la sangre Porque sabemos que ella sospecha, aun así nos recibe amante Y le entregamos palabras vacías carentes de sueños, Mientras otro que ya la saluda y espía, apático, cierra su ventana.