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Ya se ven las alcayatas, los catres y las hamacas, ya huele a garnacha, a sopes, por la mudanza de López.
A Palacio Nacional, monumento virreinal, ya noto los platanares tapar grandiosos murales.
Bellísimos de Rivera, macetas en la escalera, sobre pasillos, en Patio Mariano, como en el atrio.
Se aprecian los tendederos de ropa, ya, ondear ligeros, cual nuestro lábaro patrio en el techo de Palacio.
Me imagino al “rey” Andrés tomando su té, a las tres, en la macuspana “corte” tabasqueña de “alto porte”.
Ya miro que el gran Museo sufre el infame deseo del que ahora es “presidente”, pues, se le impide a la gente.
El paso hacia tal recinto que, para mí, queda extinto, digo, ¿en qué cabeza cabe?, pero, ¿es qué Amlo no sabe.
Que ese lugar no se habita que tan solo se visita, porque registra la historia de México, de su gloria?
Patrimonio sin espacio se fregó nuestro Palacio, de decirle así, hoy, deje, ya es la “vecindad del peje”.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Ciudad de México, a 29 de julio del 2019 Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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NOCTÁMBULO MARINO
Al Remar Al sol desecho. Del hielo dulce. Al subir las escaleras. En el ocaso de la muerte. Aurora. ¡Las noches bajan!. El rostro anudado del cielo. ¡Dormido!. En el museo romántico. Inocente. En las letras. En el juego de los glaciares. Escondidos. En las naderías simétricas ligeras.
Noctámbulo. Schlepper, rimorchiatore, remorqueur, tugboat...
Marino. Profundo. Solitario. Del esclavo vestido de cadena. Cantando. En el gesto de las tímidas botellas. Al manantial bebiendo arena. Regalando versos al meterlos enfrascados. Frescos, del brillo, merecido, ausente. Entre caligramas y palimpsesto. Al sol rema la voz. De vez en cuando. Marino... ¡Del cielo dulce arrullo!
__Regnerisch, piovoso, pluvieux, rainy__ En el espectáculo agendado. ¡Destruída la humanidad!. ¿Qué dios importa?. Y Dónde... ¿La música escucha recitales?. ¡Cuándo la libertad está perdida!. En la espada inmediata enajenada. En el arrullo rebasando todo cielo. Al remar desnudo al hielo. Con La piedra dolorida del lucero. Donde... La muerte muerde crines verdes. En el rostro de una lágrima marchita. ¿Dónde está la humanidad verdadera?.
El noctámbulo Pregunta Dislocado Y Dijo ¡Somos solo escombros!. Del ayer desenfrenado. Del pródigo homogéneo. El noctábulo Se Dijo ¡A solas!.
Los mañanas están ahogados por el poder hambriento de los metales.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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LA PRIMERA REGLA
Centelleaba antes de materializarse en aquel gigantesco museo de... anillos gravitatorios. Estaba, encriptada con cadenas de aminoácidos, y al fondo molecular del pasillo en él, párpado del humanoide que acaso ignoraba el significado primordial por diez milisegundos, legiones de historias tenía acumuladas en la macromemoria de hilos frágiles, en la consciencia biomecánica al momento de penetrar la telaraña del tiempo y tener la oportunidad. ¡De ver la primera regla!. ¿De piedra, hueso, madera, barro recocido? ¡Vaya!___Estaba empeñado en admirarla, hacía tanto que se olvidó de sí mismo, entre las guerras impulsadas por los instintos colectivos de civilizaciones colocadas ahora en los tableros tridimensionales de las vitrinas holográficas...
Finalmente se sintió robot de nuevo, y un estremecimiento recorrió cada fibra óptica de sus latidos rítmicos.
Bajo la superficie deambulaban asteroides peligrosos y manipulaban, casi toda la comunicación en los depósitos del cuaternario volumen apergaminado con unos extraños, caracteres. Al menos dos cientos de veces había intentado comprender las figuras humaniformes parlantes. que explicaban de medidas, en metros y millas, de metales plásticos y rectangulares artefactos.
Movió al silencio con cautela, en el océano de sus dudas, como puntos luminosos y exploradores, y navegaba su visión transdérmica sobre unas palabras. La primera regla. ¡No era material!.
Era una idea, que había estallado en un millón de pedazos en... Mil mundos y de ella quedaba una estela tenue que tal vez pudiera ser útil.
Leyó y una sonrisa atónita iluminó ese instante...
"La primera regla es no dañar"
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Reconstructor de mundos (Anticuento Fantaciencia) El último millón de mariposas enterradas en la bruma del museo de cera abejeada, desfilaban frente al digitalizado recuerdo del planeta dos mil años atrás. Esta vez, la solución encaneció una tumba verde, acarreando la tierra en frascos, herméticas cápsulas, por la carretera del tiempo líquido amablemente empaquetado.
Había copiado gen a gen, vertiginosamente una oruga de muestra completa desorbitado por el asombro contó. ¡Noventa segundos del espacio primero luego, indefensa parecía serpentear por el viento tibio, de la brisa diseñada virtualmente en la cumbre de una margarita, entre nubes rosas y amapolas. ¡Reconstructor!... Reconstructor lo llamaron del centro rector, esperando la peculiaridad del sentido del equilibrio en la luz "artyfy", claramente artificial, del sistema hiperneurónico, y la sensatez del vacío a cero absoluto. ¡Si, en los análisis variables, en cálculo infini- tesimal, y desde los niveles subatómico al astro- nómico, cuántico abstracto!. En el interior sen- sible del macrocerebro autoprogramable. ¡Reconstructor, una esperanza remota actualizada!.
Fue como decidir un tipo de inversión, reconstruir aquel mundo agónico, pensando en la forma de... Asegurar humanamente los fragmentados futuros, dispersos en el tiempo complejo, un poco abajo de la octava dimensión, aún en exploración la no- vena, arterialmente lejana e hipotética ahora.
Pedían con frecuencia reconstrucciones imposibles sobre datos falsos, distorsionados, la mayoría mal definidos, y con expectativas egoístas que beneficiarían sólo a unos cuantos. Eran tan imposibles, como programar valores antitéticos, asesinar inocentes, y sin culpabilidad hacer el honor, controlado solo a los pavorreales, cálculos helicoidales de agresividad de una espe- cie de gallos, y transregularlos al genoma humano, sin que fuera detectado por microondas, y para mayor exactitud, los depósitos legítimos del cuello blanco de buitres, hienas y gusanos, bajo la apariencia de cuerpos humanos regulares.
Pedían y pedían al reconstructor mundos mejores, perfectos, del pasado y del presente, con uno seguro más allá de miles de muertes cúbicas, al grado de permitirles administrar miligramos de confianza, balanceada en capa entérica, y más aún en ambientes hostiles y deformados. ¡Ah!___Y con sucursales en varias nebulosas, pero en cobertura intracelular.
Estaba débil en aquélla probeta utópica, combinaba gotas de sueños, planes dorados, perdones en alta concentración uniformes, programas fluidos de fidelidad y cariño dulce, con ámpulas de bondad, y varias tabletas de buenas intenciones. Mezclados en un corazón esterilizado convenientemente, y centrifugado.
¡Basta!___Se dijo, absorto en sí. Nada puedo aligerar del peso (concreto y simbólico) de radical importancia en la memoria, sin destruir la realidad del mañana, que ya ha sido y comprobado miriadas de veces. ¿Cómo caminar en el piso de la nada?. Casi un pebetero seco y teórico, sobre las bases deformadas de omisión y descaro, poder sin razón, del grande sobre pequeños, enriquecidos uranios con humildes barros y pajas... ¡Son indistingui- bles en cualquier sistema idolátrico electrónico, aún en los microsistemas de campos analógicos, ya estepas en el fondo ondulante de los desalmados metales, y carbonos sulfúricos celestiales!.
¡Reconstruir acaso mundos!. -¡Que nunca fueron !- " Edificar la gran verdad, de las infinitas mentiras". ___Se vio... Inmundo, y se desintegró, desolado, en las alas de su propio inframundo, y desapareció por siempre.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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HELADA NAVE
La nave finge la imposible orilla Con el perfil tranquilo Vil sierva del yugo férreo Fatal estandarte gris Vela fácil presa Del obscuro Torbellino Nave Del remordimiento Espinosa ligadura____Muchedumbre Horrorizada por el clavel insomnio. El rosario hace jirones idolatrado. Del cielo cubierto fugitivo.
Navegante del decir absurdo nulo Inmóvil sombra______Feroz abismo Labios secos________Arrugada frente Áspera calma________Feliz sepulcro Nave férrea_________Del gris latido Presa...
La sonrisa De la ruina, vive, los cánticos agónicos Las puertas muertas Las ventanas inflamadas Dónde la mentira Infernal florece La nave Sierva de la vida... Plaga...
¡Museo del ultraje homenaje! Salvaje mueca móvil El fingido torbellino ¡Bebe grutas y tugurios! El dormir del hielo Y perder todo deleite ¡La imposible nave nieva noches...!
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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