En la piel siento vergüenza En los ojos desconfianza En mis manos escondidas sólo siento la distancia.
Soy espejo del decenio, disfrazado de formal Voy mostrando la sonrisa, maniquí de bulevar
Evitando invitaciones, con temores de invitar, restringiendo confidencias, un espécimen normal
Deambulo en mis ciudades al redoble del terror, rehuyendo las miradas oscuro depredador
Encogido en mis pretinas, enclaustrado caracol, disimulo mis espantos, amable componedor
Y me alergian los bullicios Y le escapo a su canción, han logrado transformarme en gentil consumidor
Y al pensar lo hago despacio, me censuro imaginar… ¡Cuánto cuesta sacudirse la doblez espiritual!
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Poeta
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