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ANIMALESCOS
Masticando lagos y desiertos perfumados Están Escribiendo al aire con el agua Estando En el blanco traje de la nieve ¡Frenéticos! Con la simetría de un esférico reflejo Vacíos En la tigresa de una sonrisa Escombrando En la balanza qué nada pesa Animalescos... Mastica qué mastica.
Masticando Sólo lágrimas en rebeldía Insectos En la feroz mariposa del capullo Interior En la injusticia de las ranas ¡Sólo sapos, hay, sobre viejos escritorios! Masticando Están Los pantanos entre las venas... ¡Vanos! Los pantanos almendrando... ¡Espinas! Agrietando las paredes qué los denuncian Al subsuelo de los panteones... ¡Camaleones! Entre Los techos de sótanos y túneles ¡Laberínticos! Etiquetando los tapetes vitrificados.
Animalescos ¡Lagartos, lagos, veteranos del gallinero! Al estar de frente y desnudos del rabo. En El Desierto hormiguero Dónde Escriben en blanco Del Negro allanamiento del coyote ¡Con la risa de una hiena! Desayunando, alacranes y escorpiones En el sillón ¡Acusado de hechicero! Y sólo por el inmenso cenicero, Animalescos, mastican los perfumes desgarrando, El trabajo, de ser tormentas arenosas La esperanza, de ser aceptados...
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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CORAZÓN ALMADO
Alba Alma En El alma del corazón. Que tenía, nadie lo sabía, que tenía. Alba Alma en la escuela, de la vida, solitaria. Alba Alma En Donde sonriente, estuvo pintada.
El alma del corazón. En La cartilla primera... Flor, libro, hoja, rama y raíz.
¿Está en ti, día y noche, roja y negra?. Fuego frío, verano frío. ¡Amando sólo hielo!. Como el agua, fuentes, como el hilo, telares, del río, mar y lagos.
En El Corazón almado. Alba Alma
El sabor del primer beso. Que supo a mil mieles, a beso de memoria, perenne, y fue. Esculpido en el viento.
Alba Alma
Para los labios dorados, donde jugábamos de niños. Como la lluvia fresca, como la primavera, núbil reverdece.
¿Está en ti, en mí ó en todos?.
Día y noche, emociones cristalinas y negras.
Alba Alma Corazón Almado.
Como el primer beso y verso. Como la poesía no escrita. Como vida, vivida frágil.
Y Como aquélla. Niña de las trenzas. Y Como aquél, niño de las canicas, que se miraban de frente.
Con El Corazón almado.
¿Está en ti, en mí ó en todos?.
Día y noche, cálida y tierna, roja y negra?.
Fuego frío, verano frío, círculo ardiente. Perfumada memoria. Como el agua. Del río, mar y cataratas.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Campestre infancia lejana...
¿Éstá allá?, Si... Sí. Si en el fondo Último de las horas... Enrojecidas. ¡Cómo el desierto en una gota crece, después de cultivar los lagos en la leche del establo del relato!.
Campestre Infancia... Lejana, lejana, muchas veces, tan cercana e invisible a muchos.
Pero, no sin antes iluminarlas, estrellas en torno, mezcla de palomas, blancas, blancas, en cierta forma, raíz. ¡Raíz del aire!. De la mesa imagen almendrada. ¡Cada tarde al salir del ánfora!.
Infancia lejana. Infancia campestre, muchas veces, y cercana otras. Visible recuerdo.
Intentándolo como la manzana, muerde la transparencia, y de los labios, niños, juegan, con las nubes, y el rostro, por los tiempos, de la luna dulce viña. ¡En su mundo!.
Lejanía campestre. Lejanía de infancia. Tan cercana a veces, tal vez, en los sueños hay campanas y canciones.
¿Serán acaso ellos?. Los pequeños, los rincones, y sus murmullos, unos de papel multicolor, otros, dulces, como las pelotas, y las viejas canicas, en las frutas frescas, en los años. Adueñados. ¡Adueñados de las cosechas!. De la infancia lejana.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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