LA SALA DE LOS ABANDONADOS
Paisajes eternizados en mi mente. Testigos viejos los balcones, cuanto tiempo en la misma sala. Solo abandonado por los que más te amaban, y hoy solo eres nada. Objeto de risas para los acompañantes. Mañana mueres, y no hay quien llore, ni siquiera los techos de estos paisajes que clavan las maderas, sosteniendo las tejas. Bienvenido eres en la sala de los abandonados, en la sala de los enfermos, en la sala de los eternizados nombres, que mañana serán fantasmas…
Otro ocupará la misma cama, otro quizás vuelva a las calles, otros tal vez, morirán y serán fecundos en las paredes de la misma sala. Sala que vieron llantos, que entendieron los sueños, que callaron a los vivos, y que ya nadie ama como debía serlo. Paisajes eternizados en mi alma. Paisajes que cobran vida, atormentando mis sueños, mis sentimientos, mis hojas blancas y letras rojas, escritas con las sangres de todos los enfermos…
La puerta vieja, las sonrisas llorosas, la calma inesperada, los huesos vestidos de pieles. La voz baja, hacen que los venerados pasados vuelvan hacer presentes, en los paisajes de las paredes. La sala se llena de todos los pacientes, fantasmas y carnes. El miedo solo vuela por los tejados como gatos negros que lamen las heridas de los muertos.
Autor: José A. Monnin Limpio-Paraguay Derechos reservados.
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Poeta
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