Odisea libertaria A Catalina de Los Ríos y Lisperguer
Urgentemente cruzo la plaza de San Pedro para presentar mi expediente azul reclamando por el oprobio que manchó tu historia, Doña Catalina de Los Ríos y Lisperguer
Para hacer sentir al Sumo Pontífice la crueldad perversa de sus inquisidores la calumnia ululante que cruzaba la Colonia amedrentando, pervirtiendo, codiciando, esclavizando indios, usando sus mujeres
Quiero decirle al Papa que fuiste su víctima, perseguida pelirroja de orgullo empedernido, y necesitas de él un mea culpa Porque quisieron apropiarse de tus bienes Descalificar tu impronta de mujer valiente Sepultarte en un claustro, como a tantas
Pero tu látigo sacudió sus dientes de oro Defendiendo lo tuyo, tu dignidad y tu albedrío Evitando que la codicia forrada en hábitos e inciensos se quedara con tus tierras No podía permitirlo tu prestancia rebelde
Te acusaron de maldita Que al propio Cristo de mayo habrías expulsado Murmuraron por el barroso campo de Santiago Sus dientes enrojecidos de odio te mordieron el alma Acusada de malvada, devoradora de esclavos Apenas humana, la Quintrala
Pero detrás de eso la ambición desbocada La fiera camuflada vestía sus hábitos de muerte Rastrera se escondía en los portalones Estirando los cuerpos sin misericordia Estampando la verdad en su cruenta historia
Impía te llamaron Basura de tu honra hicieron Hasta dejar establecidas en leyendas las mil misas redentoras que habrías ordenado para salvar tu alma
Indómita Catalina de los Ríos y Lisperguer, el puente de la ira se rompió a tus espaldas Has sido víctima desolada de la mentira oficial
Por eso cruzo la plaza de San Pedro Los orines del cenáculo se arremolinan recordando las voces del Santo Oficio, las torturas disfrazadas de piadosa espiga
Llego al Papa somnoliento El mismo que espera quinientos años para un perdón apenas susurrado en el ángelus
Y le grito desde la plaza hasta el balcón de las palomas Que sus mentiras ya no te alcanzan Que la vida te rodea y que la luz de la justicia abraza tu cabellera pelirroja
Y le exijo que te dejen volver a ser niña, Catalina, Libre, independiente, rebelde, conjura de mapuche y huinca Levantada como una espada para atravesar al verdugo
Y queda en el cielo tu nombre, tu honra recuperas Y la vida se cuela por tu historia hidalga Sin que nadie ose tocar tus bienes Sin que ningún obispo profite de tus tierras Sin que ningún zángano inquisidor beba el vino libre de tus campos
Eres heroica Catalina de los Ríos, la vida hoy te aplaude a la distancia y queda embelesada por tu coraje
Con tu verdad en ristre, luchando contra el sistema, revolucionando la colonia, sembrando semillas de libertad en la noche corrupta que vestida de muerte quiso pisotear tu dignidad inclaudicable.
Valiente y decidida mujer de laica estirpe, tu historia corrijan los escribas
Que fluya la verdad como un puño que sacude la bazofia de esos sarcófagos blanqueados que por cinco siglos mortificaron tu memoria.
Valparaíso, Comarca de los Poetas, 7 de abril de 2010
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