Cuentos :  Desprendimiento
DESPRENDIMIENTO

En la luz se sintió perdido, ninguna
otra partícula estaba ahí, y su labor
redentora, quedó paralizada.
El plomo ardía, nada sabía de los dia
mantes, menos, menos aún de la hemoglo
bina... Un poco más allá, en la última
órbita, las cargas eléctricas saltaban,
silenciosas, teñidas y caóticas.
Las condiciones cambiaban lentamente,
flotaban, ahora burbuja, mañana espuma,
¡El futuro nacía y retrocedía!.

Como el aliento un día de verano, en
alas de mariposa, encarnada chispa,
fuego divino bajo su piel, un cosmos
dentro, microcosmos individual, único,
irrepetible, pensaba, sentía, existía.

En lo más profundo, luz y sombra, fácil,
flujo del espacio elástico, esférico,
y bañado por la ola primordial del tiempo.

La realidad, era y no era, simultáneos
caos y orden, y el principio tejía finales.
Así fue registrado, de pronto, en el enorme
microscopio atómico. Y él, ciego de naci-
miento. ¡Soñaba ver!. Nada raro, con-
siderando su inusual capacidad dermo-óptica
bien desarrollada.

¡Estaba perdido!. El antiguo "Acelerador de
Hadrones" cambió su Teoría de la Vida, ahí
mismo. ¡Quién lo creyera!. Después de tantos
años, anudando moléculas, modificando genes,
trasplantando codones, y aminoácidos. Las
espirales, en partículas dobles, fotones y
quarcks, antineutrinos. ¡En fin, caos y orden!.

El día había sido, difícil, muchos alientos habían cambiado sus lugares vitales.
Pero él, en ése preciso instante, ahí mismo,
y en la intimidad de un cloroplasto...
¡Si, la intimidad de un cloroplasto, donde la luz verdosa libera vida, crea tiempo y espacio,
se reproduce y cambia!.
Sentía su piel rugosa, y la franja de un sol,
aparecía en palabras malévolas,
ruines, inolvidables, le recordaban la inmen-
sidad de la ignorancia en la chispa divina.
¡Del alma, que se apaga, y se desprende!.
Y al final, lentamente, rápido, espontaneo y
pulsátil, en el centro del espacio-tiempo.
¡Se desprendió y abandonó la materia!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta