En tres días
Entre sus obscuros cabellos el viento,
desenrolló el oculto poblado,
de los arbustos de morena cintura,
en la parte baja de la tarde,
¡Acuático aleteo!.
En
Tres
Días
El río, quería llorar y no pudo,
la cerveza llena de tarros,
la moneda conversando andrajosa,
la duda, flor, vende desnuda.
¡Al hotel disimulado!.
¡Al frente enmarañado!.
¡Que amasaban los domingos!.
En
Tres
Días
El lunes, moribundo, amaneció tropezando,
bajo el espejo, la luna, ondulaba sinuosa,
cada correo, agua directa,
al manantial de tres fosas.
¡La mejor colección de infamias!.
¡Al mejor precio, del autoservicio!.
Los mejores clavados, de computadora.
Luego...
El martes aprendió al eco irritado,
bajo el mastuerzo, donde el ruido se mezcla.
¡Cada valeriana, con mostaza!.
¡Al salir de mantequilla picada!.
La madera, extravagante, irreflexiva.
¡Al cuidadoso desprecio de la vida!.
¡Los efectos del umbral satisfecho!.
Luego...
Los viernes de vértebras sin aceite,
bajo el mecedor suelo removido.
¡Cada jabón ordinario sofoca!.
Al entrar cinco meses de nardos,
la impresora, de avidez desgarradora,
al menor mástil y espátula.
¡Los regresos del infierno frágil!.
En
Tres
Días
Donde duermen las gladiolas,
y
el poblado de los arbustos,
las literaturas ambulantes visten,
al enorme aletear lejano.
¡Ya!.
Oculta la tarde navegando.
¡La cintura del cabello, acuático aleteo!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez