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OPACIDAD PROCAZ
Cortada anudada luego la sombra vuelve a encontrarse la luz apagada en la noche, desnuda en la luna una vez en la marea morena del mundo alborotado en calma que brota del huracán airado con la inminencia del temblor de la mirada impasible y fría...
Opacidad rapaz enfangada procaz emborricarse procaz.
Y luego el lago fulgura su fragancia de los taciturnos rumores dispersos recatados, tiernos, modestos, sinceros, ondeantes, los hielos derriten ligeros los vuelos de las brisas que se arrojan que se escapan, que se anidan, en el ser, amalgamadas, enroscadas, azuladas de congojas traicioneras y almendradas...
Opacidad incapaz enhiesta premiosa procaz premiosa.
Con el instante distante inconstante en el hoy longevo del baño de aceite donde queda poco tiempo en la prisa mineral de apariencia dispersa el agua confusa en el desempleo paralizada laguna escondida en una esquina potable arrugada, demacrada, desesperada...
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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NO TENGO PAZ NI PUEDO HACER LA GUERRA... Autor: Francesco Petrarca Italia 1304-1374. Fue coronado como poeta en el Capitolio de Roma en el año de 1342 y posteriormente protegido por el arzobispo Visconti. Ësta es Versión de Julián del Valle. Referencias útiles son... https://es.wikipedia.org/wiki/Petrarca https://www.youtube.com/watch?v=WWYul1XVdno
No tengo paz ni puedo hacer la guerra...
No tengo paz ni puedo hacer la guerra; temo y espero, y del ardor al hielo paso, y vuelo para el cielo, bajo a la tierra, nada aprieto, y a todo el mundo abrazo.
Prisión que no se cierra ni des-cierra, No me detiene ni suelta el duro lazo; entre libre y sumisa el alma errante, no es vivo ni muerto el cuerpo lacio.
Veo sin ojos, grito en vano; sueño morir y ayuda imploro; a mí me odio y a otros después amo.
Me alimenta el dolor y llorando reí; La muerte y la vida al fin deploro: En este estado estoy, mujer, por tí.
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Poeta
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VIEJA AGUANIEVE (Dadaista)
Corre con los párpados del viento acorralando al ojo sediento en los árboles sudorosos y asustados desnudando la noche que se filtra en los sueños ahogados con lluvia masticando los collares del humo en la primer esquina indiscreta un pirata afeita sus estrellas con el aceite impostor de artimañas.
Todo el ruido dibuja esa sombra del hielo nervioso anudando el insomnio de la seda en los dedos crudos fumando la seguridad sin zapatos desenterrando la nostalgia yerta intérprete inexperto del placer volátil como el camino come unas sandalias a lo lejos y desgrana el trigo un pan que huye gracioso sonriendo pensativo en los bolsillos del cadáver.
Un puente pinta escaleras y el miedo mira amarillo la espuma no sin antes fabricar esperanzas al hueso condecorado con pañuelos desenfrenados aterciopelando cada latido picudo en la entrada triangular ilusionada con la humedad del polvo seductor de las guadañas ideales donde el nido alimenta cada luz distraído entre la mata y la meta se mete animoso el botón y acompaña los pliegues erectos del suspiro al despernancar el tornillo ensanchando el jarrón bajo la mesa sin hambre y la falda de un volcán con la adustez desabrida opulenta en el sillón.
Y luego se queja con el único fin de ser ignorada la espina estrangulada por sus pálidos reflejos en la falda que sostiene la cerradura sin esperar carne nueva en el mero juego de la cercanía perdida del escarabajo en traje antiguo como el mar se agita entre las olas voluptuosas del impulso congelado en la arena y coloca la espalda en las nubes cargando lácteos recuerdos a los relojes en la unidad del precipicio tan tibio en el pasado con su azul pudibundez.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Mis lectores Autor: Nikolai Gumiliov. Rusia 1886-1921
Poeta ruso nacido en Kronshtadt en 1886, en 1910 se casó con la poeta Anna Ajmatova, con quien inició un nuevo movimiento literario conocido como "Acmeismo". Su poesía, es esencialmente lírica y difiere considerablemente del complicado lenguaje de la generación anterior de poetas simbolistas. En 1921 fue detenido y fusilado. Esta obra es: Versión de Jorge Bustamante García.
Mis lectores. Un viejo vagabundo en Addis-Abeba Que ha conquistado muchas tribus, Me envió con un lancero negro Un mensaje hecho con mis propios versos. Un teniente que ha dirigido decenas de combates, Cierta vez en el mar del sur, Bajo el fuego de baterías enemigas Me leyó toda la noche mis versos. Un hombre que entre la muchedumbre Le disparó a un enviado del zar Se acercó a darme la mano Agradecido por mis versos.
Muchos de mis lectores son fuertes, perversos y alegres, Asesinos de hombres y elefantes, Pueden morir de sed en el desierto, O congelarse al borde del eterno hielo; Son leales a nuestro planeta También alegre, fuerte y perverso, Y llevan consigo mis libros en sus bolsas de viaje Los leen en los palmares O los olvidan en los barcos que naufragan. Yo no ofendo a mis lectores con mis neurastenias, Ni los vejo con mi ardor espiritual, No los canso con insinuaciones serias Cuyo fondo no vale la pena. Pero cuando alrededor silban las balas, Cuando las olas rompen la borda, Les enseño con mis versos a no temer, A no temer y hacer lo que corresponda. Y cuando una mujer de rostro hermoso Sintiéndose la más bella del universo Les dice que ya no los ama, Yo les enseño entonces a sonreír, A marcharse para no regresar jamás. Y cuando llegue a mis lectores su última hora, Una bruma roja y exacta cubrirá sus miradas, Entonces les enseñaré a recordar La vida cruel y bondadosa, La tierra ajena y natal Y les mostraré cómo comparecer ante Dios Con palabras sencillas y sabias Y a esperar de él, tranquilamente, su juicio.
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Poeta
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POR EXISTIR...
Esta muerte que me vive lento palpita con el latir del viento tanto lo siento... ¡Oh, cuánto! tanto lo veo... ¡Oh, en tanto...!
En lágrimas de arcilla
Enmudece al silencio al gritar al andar al vivir al soñar... Ennegrece un violáceo rosado un amarillento verdoso...
En el hielo ardiente
Porque no niega ni acepta ni penetra ni recuerda ni cambia Esa apariencia ocultando Ese vivirse muriendo
En la transparente tumba
Desvistiendo cada hueco azul calcinando la blancura blanda En la esquina donde duerme el viento En el suspiro donde muere el fuego
Como un fragmento fugaz
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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Ensoberbecido (Ultraísta)
Allá el silencio dobló sus pantalones y el mar calienta el sueño de una oreja El ojo nace donde el plomo muere Callado como el hielo encadenado en la tarde seca bajo el zapato aletargando al especulo extraviado Como el puente se columpia en el techo masticado del cerillo un venado salta comprando miel en la espalda de la luna desnudándose Indomable al agua lavando aparatosa alabardilla lejana llenando la intemperancia con desolladura templada arriscando el escalofrío de pureza tan espuerta como nido engañoso anudando al pasado cada espera.
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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Asombrosamente Cambiante
Tímida la sombra con su esplendor reluce en el corazón fatal de luz ciego capaz de sobornar al mar con la sal plantada en miel.
Por el río de cabello plateado el sueño vuela dorado con el olor de música azul.
Allá en la inmensidad instantánea ha quedado la eterna noche desgranándose de una estrella minúscula vértebra del horizonte.
Por la cabaña que saluda mi camisa tras la risa con el dolor de ventana rota.
Anulado o crecido el misterio fúnebre arroja la esperanza testigo del vacío deshecho con la satisfacción sepultada.
Por el día de color sucio la tarde perfora el otoño con el sabor del pálido tiempo.
Nada, en el agua, una lágrima salada en la sangre invernal navegando en la tierra seca la paja en el arrecife muerta.
Por la espuma de la esquina el viento lee el periódico con el párpado del clima atroz.
En tanto la soledad se embriaga con la espuma de primavera que mece al fuego tibio con el hielo en el verano.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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QUIZÁ QUISE QUIETUD
Por mover ese silencio entre las ramas, de las nubes cinceladas en el pecho, en el aliento de las flores secas, por las virtudes en claras ruinas.
Entre los versos y vasos blancos, entre los cielos y tierra dura, entre los pasos y puente blando, entre los peces y monte rosa.
Quizá son lágrimas de hielo. Quizá quise acariciar el fuego. Quizá quise quietud en el océano.
Quizá quizá, el mármol está marchito. Quizá quise verlo viviendo. Quizá quise quietud ante la muerte.
*** PORQUE ***
Por el espinoso violáceo danzan tristes arroyos que al mirar los bosques van dibujando melodías y esmeraldas, donde la luna tejió unos perfumes dorados. Y en ese querer perdí mi muerte postrera viviendo.
Quizá quise quietud, estando muriendo demasiado. ¡Quizá, quizá, viviendo demasiado!. Quise querer como se debe a la vida. Quise quietud como se debe en la muerte. Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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EMPOBRECIMIENTO CIERTO
Al salir por donde la entrada es posible, e imposible perderse ignorado, e intangible parecer ígneo, con tan poco hielo frío, como mucha humedad acuosa.
¡Qué acusa que acosa que excusa!.
En el fondo más elevado, intermedio, En la cúspide más honda, incipiente, está, En el empobrecimiento cierto. ¡Cierto, cierto!.
___ Palpitante pérdida pasmosa ___
___ Vitrificada gloria vana ___
En el empobrecimiento cierto. ¡Cierto, cierto!.
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Ya que en la historia verdadera está todo cuanto en el pasado se contiene. Y no se dice a conveniencia. Ni se inventa. Y no se oculta contingente. Ni deforma, ni suprime.
Amputando a la memoria. El equilibrio. Ala manera del vuelo. De la tinta de la pluma. Ala moda del cielo. Infinito inventado inveterado.
¡Finito viento veterano!. ___ Al modo del hombre ___ De la espada de la espuma.
___ ¡Al hacer el océano plano y pobre! ___
Autor : Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Aire funesto
Fue cuando el destino se vistió, de libertad disfrazado, entre cadenas danzando espinosas, entre las puertas sangrantes. ¡Migajas del hielo quemado!.
Aire funesto. Por la idea fundamental, de la contracción-extracción-concebida, que no solo es desacuerdo endulzado, por las masas rígidas que actúan solas.
Por el tiempo de corbatas insensibles, por las nubes de sillas robadas raudo, al falso suelo sobrio insalubre cumbre, pobre alambre estambre raigambre de... ¡Desnudares desnudo el desencanto descubierto!.
Aire funesto. Como topes ante la presión del listón, de las masas de litosfera cratógena, que siálica engendra plegamientos, en la sangre afrentosa silenciosa.
Con la fuerza de la sombra. Con el engaño de la espuma, de la orgiástica servidumbre, del banquete de los horrores triunfante. ¡Súbdito del invasor descarnado!.
Aire funesto. En el estruendo furibundo uncido, en el día del adiós de la esperanza, ingenua del cielo manchado, por la injusta memoria eminente.
Pétalo del perfume inclemente, mudable y miserable y detestable, cabizbajo el sombrero espuela pleno, el camino viajero ataúd inocente. ¡Ternura que baña que lanza que muere!.
Aire funesto. De las hojas fanáticas de otoño, del invierno destilando mieles fuegos, en la punta sonrosada de los sueños, de los párpados de un hueso.
En la humilde trinchera del humo, del inseparable reposo de la brisa, donde guarda el caracol al mar, en una gota de silencio seco, en una voz arrastrada por la inercia.
Aire funesto. De las pestañas de un hueco, de las uñas de un cabello, contemplando el embeleso de una flama. ¡Adoradora de la ceniza!.
Renace rebaño reblandecido, tierno de alabanzas codiciosas, y ambiciosas mariposas rubicundas, por los labios de los instintos ocultos, bestiales negociantes de edenes infamantes.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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