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“Se merece un fino brandy.”
Surge, en verso, la grafía, viendo la fotografía blanco y negro de Rivera quien, en vida, bien vistiera.
Que fino el tiempo pasado tan añorado, deseado, de aquel sombrero sin mancha marca Tardán, de ala ancha.
Del que daba señorío al hombre por su atavío, aplomo, clase, prestancia, con casimir, ¡qué elegancia!
Oscuro saco cruzado perfecto, tenue rayado, camisa clara muy grata se abotona sin corbata.
Pantalón de pura lana virgen, catrín, engalana el negro calzado en piel bostoniano, lustre fiel.
Estampa, garbo al andar, basta ver su caminar, mucho empaque hay en el modo, brazo de mar ante todo.
Erguido con entereza tipo de pies a cabeza, destacado, refinado, porte su mejor aliado.
Un buen tabaco en la mano, vean que figura, ¡mi hermano!, tal Señor la vida abraza como Dandi parte plaza. Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Ciudad de México, a 14 de septiembre del 2019 Dedicado a Don Juan Rivera Curiel (QEPD) Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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A fase mais importante para a vida da gente, é a infância... Nela estão contidas todas as essências, que nos acompanharão durante nossa existência.
Já na adolescência, a coisa muda de figura: é uma tortura, ter que mudar os ideais... O que antes acreditávamos, não podemos acreditar mais.
Depois temos que nos preparar para a vida “madura”... Assim estão nos anais. Mas se a vida “madura” for o que eu estou vendo, jamais serei maduro... Jamais!
Quem disse isso foi eu: A.J. Cardiais
20.09.2009
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Poeta
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MI QUERIDO VIEJO Cantautor: PIERO Italo Argentino. Editado en 1969.
Es un buen tipo mi viejo que anda solo y esperando, tiene la tristeza larga, de tanto venir andando. Yo lo miro desde lejos, pero somos tan distintos; es que creció con el siglo, con tranvía y vino tinto.
Viejo, mi querido viejo, ahora ya camina lerdo, como perdonando al viento. Yo soy tu sangre, mi viejo; soy tu silencio y tu tiempo.
Él tiene los ojos buenos y una figura pesada, la edad se le vino encima, sin carnaval ni comparsa. Yo tengo los años nuevos y el hombre, los años viejos; el dolor lo lleva adentro y tiene historia sin tiempo.
Viejo, mi querido viejo, ahora ya camina lerdo, como perdonando al viento. Yo soy tu sangre, mi viejo; soy tu silencio y tu tiempo. Yo soy tu sangre, mi viejo; yo soy tu silencio y tu tiempo.
Excelente referencia clásica es... https://www.youtube.com/watch?v=wRC5j2lQIQA
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Poeta
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El colofón equitativo
Fue cuando el tiempo colgó sus relojes en la nada, sin fe, en el collar del espacio dejando saltar sus gestos grises, desvalidos, extendiendo el significado de las palabras estrechas, en torno a la negra figura en medio de la pálida faz dispuesta a salir sin destino, entre las grandes franjas de niebla que una tarde reunió con mucho valor.
Resultando difícil despertarse de esa manera más de una vez, en toda la angustia que emigra de la realidad invisible, tratando de ocultarse a medida que la noche caía, llenando con ligeras eternidades su mirada fría, en la imagen de la propia muerte, entre las flores de fósforo y ceniza, donde todo puede fácil recordarse con el suspiro de los caprichos prolongados, en una gota de relámpago, soberbio que dicta a la muerte sus dogmas, con las palabras encendidas mucho más que en la vida irreductible, en el deseo de un buen viaje. Y sin embargo, de repente se sabe que nunca volverá sin transición alguna, en la punta de los abetos que quema el viento en el extremo de un instante.
Un poco más tarde, atravesó de nuevo el cementerio y llegó al lugar donde la había esperado... Entonces nos paramos juntos, al fin, con la meta ante nuestros ojos empapados de sudor, terminando de desprenderse dónde hubo una vez unos muertos, que caminaban juntos, en cualquier parte del aire. Si bien brotaron tiernos laureles, su voz al mar llamaba bajo un mundo que agoniza, y se resigna a ver pasar la vida malgastando los años de grandeza, con sus salpicaduras tristes en el lóbrego montón que trepan los nublados, que bogan en tropel que se afana contra un arroyo plantando las langostas con sus ojos espantados en la fatal jornada.
Equitativo, estaba descansando tanto como se lo habían propuesto al rededor de una suave pendiente, los valles ondulantes cubriendo con sus huellas frescas las manchas prisioneras entre los barrotes de luz que pasaban presurosos por nuestro lado, haciendo innecesaria la sombra compañera del olvido que no reaccionaba en la uniformidad gris, de un ángulo cerrado de tonalidades centelleantes, que nunca imaginé nos cambiaría en los pasillos del futuro.
¡Sí!. Si ése futuro atroz e inaplazable cuando se platica, y como si fuera llorando, la obscuridad en el suculento banquete, de unas páginas no escritas, en arrullos de oro de cuna humilde, con el emblema de la esperanza, que las virtudes coronaron por la sed de amor divino, postrado a los pies de finales sin entrega, y de principios que prosperan en la libertad de una gota en el océano. Así sucedió, y por tanto así se dijo: Fue superando bien el rechazo viéndole la cara todos los días, sin saber que hacer, para que por fin se aclararan las cosas, en el fuego no encendido dos veces, con los labios agitados, y trémulos los golpes extraviados del remolino que desde hacia horas apretaba en la mano, y que como siempre murmura en la próxima parada.
En el rincón tibio, en la primera calavera enemiga de la luna, cultivó los siglos de esmeraldas, escarlatas, y de tiempo en tiempo consideraba el paisaje de pirámide de lágrimas dónde se acomodan los ayeres, sobre las mañanas derrotando a lo largo de los años, el desgraciado matrimonio del alma y la materia en el justo final del tiempo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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NUMEN HUMOSO
Va Por Ahí Vapor... ¡Humm!... ¡Oso!. Y Puede decir, dicen, los que más saben, de eso. De aquéllo, y de más cosas imposibles de otro modo... Aunque no todo cupo.
¡Qué se levanten los cielos!. La lluvia murmura. ¡Desde el fondo del océano!. El desierto añora. ¡Al final del hielo!. El fuego sonríe. ¡Con musical brisa!. La tibia escarcha. Aunque nada hubiese cabido. Inspirando el humo. Numen incontable. Musa cuantiosa. Vigente núcleo. Estímulo. Talento. Ingenio. Genial. Aunque todo lo que quisiera cupiese En la mano. ¡Qué llama!. Flamas. En el pecho. ¡Helechos!. ¿Innatos?. Enlaman__¡Oh, sí cristalinos!. ¡Qué llaman al pecho flamas!. Numen humoso numen.Va Por Ahí Vapor. ¡Tal vez, pensando que quepan, ilusiones!. En los pliegues del fantasma feliz al final. ¡Del antiguo despertarse extraño satisfecho!. En la figura genial montaña del sentir sereno. En un tierno lápiz tranquilo anudando nubes. Y En La Pequeña Eternidad Del agua vital. Aunque solo una vez cupieren. ¡Sin ambages ni circunloquios amores despreciados!. ¡Sin ambigüedad ni desviación valores universales!. En. Esa. Enorme. Arcilla. Del aliento. ¡De la humanidad!. Todo el arte divino. De la creación indestructible.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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EL ÁNGEL ÁNGEL
Y el mar fue y le dio un nombre Y un apellido el viento Y las nubes un cuerpo Y un alma el fuego. La tierra, nada. Ese reino movible, colgado de las águilas, no la conoce. Nunca escribió su sombra la figura de un hombre.
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Poeta
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POR EL ECO AFÓNICO...
Por El Eco del embudo. ¡Aparece silencioso!.
Silencioso, silencieux, silenzioso, still, ruhig.
Afónico Por El Eco.
Lo que una espada deja en la punta, como un lirio, malamente, el salvaje misterio de velos finos, despacio, en que con torpe mano, la carne absurda se forma, adrede, hace de un tronco su luctuoso manto, presto, en el éter fúlgido y sereno, demasiado, a su capricho un infinito de azulada esfera, enseguida, y luego baña el surco su silvestre aroma, medido, y ante su obra humedece al espejo rojo, agradeciendo, y se arrodilla, se empecina, en la orilla de la luna, y se pregunta, se interpreta, en la pendular espuma, dudándose.
¡Dudándose desnudo!. Y por eso la ribera las leyendas finge, de joyas duras sobre la caja, invariable, entre tu desnudez intacta y la mudable muerte sometida, súbdita y primera, tartajosa, entre su figura descarnada, y la flor del beso del rocío, marfil indomable, espabilado, entre el pincel de plantas trepadoras, y el profundo licor, aliento hundido, taxativo, entre la dura boca en la espalda impaciente enarbolada, una llamarada ahila.
En las formas, en la carretera, que subyugante agrupan, reales a un fantasma, una incógnita viajera, de la mente, de la brisa, en el pecho, carmesí, de ridícula melena hirsuta ahogada invención, y hecha del ídolo ya, sacrificado, en su altar que cariñoso mece atmósferas trémulas, del eco ronco.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Ardiente, memoriosa, mente.
Arde La Mente La Memoria... Del amor, enamorado, amante.
Cu Ando...
El amor Prendieron las antorchas Sin desconfianza Cofre y santuario su belleza, Las luces,las horas, las noches, los siglos, Suspirando, el color y la hermosura, Las llamas bajo sus pieles Amor y pasión de una súbita ternura ¡Que ardió como un sol y una estrella Infinita Y sobre su frágil fortaleza!.
Sencillo, einfach, semplice, plain, sencillo. Espíritu, geist, spirito, spirit, espírito... Lenguajes Armoniosos... ¡ .A veces de dos filos!.
Voló un suspiro bajo lagos espumas al aire y, sin sorpresa, esperanzas tejiendo y desbordándose.
Ardiente... Mente... Memoria... Del tortuoso disimulo solapado.
Cruzó el silencio, suave, cálido, figura, triste, y su figura, noble. Serena, se fue buscando, nubes entre montañas, otra vez, otro cielo, otros tiempos.
Librando las libertades encadenadas, en una libertad qué muere y desfallece, lentamente.
Por La historia haber olvidado La misma historia de otros tiempos Historia, Geschichte, storia, history, histoire...
En su bostezo, la dormida consciencia, la pereza, el miedo, sin unión, sin amor.
Sus ojos la luz no tienen las retinas, por el donde se entreabrieron, solo las nieblas de las sombras, y miraron los nocturnos fríos, olvidos imperdonables.
Con dulce claridad, de arrodillado, del dios del nunca, pidiendo perdón, con prisa.
Gozando los escombros su basura, impertinente, en los retoños de las tardes, despreciado, de la siesta, que le cobijará el insomnio, sobrecogido, y su reposo, desmemoriosamente ardiendo.
Autor> Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Instantes congelados
Instantes. Congelados, instantes, congelados. Instantes. El instante congelado en el aire. Se encuentra inmóvil en el lago. Pasando la luna qué muere de vida. Prendida en su frágil figura de vida.
¡Helados--- Insípidos--- Helados!.
Instante de las primeras albas. Albas de la cara el sol y una vaga sonrisa. Del bosque, alfombra de sombra dormida. Tendidos los brazos, cubierto de sueños.
¡Helados--- Inexpresivos--- Helados!.
El instante abriendo las velas al viento. Se encuentra recogiendo estrellas al cielo. Pasando la máscara qué muere de rostros. Prendida en su nombre ninguno de rostros.
¡Helados--- Insignificantes--- Helados!.
Instante de las últimas preguntas. Preguntas de la niebla el agua y una flor saluda. Del amanecer, rumor de orillas sorpresa. Tendidos los rincones, cubierto de polvos.
¡Helados--- Inanimados--- Helados!.
¡Oh, instante demasiado recuerdo!. ¡Oh, instante demasiado distante!. ¡Cuánto después no se olvida!. ¡Cuánto siempre no se queda!.
¡Helados--- Insensibles--- Helados!.
¡Ah, profundo mensaje fugaz!. ¡Ah, silencio pupitre solitario!. ¿Cómo las cosas pasan en filos!. ¿Cómo los casos quedan en filas!.
Instantes. Congelados, instantes, congelados. Instantes.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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HE VISTO TU PUREZA
He visto tu figura blanca. Pureza que ahuyenta sollozos. Ave dormida entre flores. Ángel de canto alegre. Ángel de tibio otoño.
*******HOY*******
Blanca pureza he visto. Tus suspiros de pronto. Lágrimas y alegrías. ¡Te quiero!. Ruiseñor y melodía.
******AYER******
Campos verdes y arboleda. En mi corazón te visto. Con el rojo apasionado. Verde-azul espuma. ¡Un ramo de jazmín es tu mejilla!.
*****MAÑANA******
Niña de bello rostro. He visto tu alba aurora. Estrella de mis noches. ¡Te quiero!...Melodía de alegría. Sin heridas...Sin espinas.
*****SIEMPRE*****
Corona de laurel y de sonrisa. Tu figura de pureza y de nobleza. Hoy, ayer, mañana y siempre. Te visto y re visto tus perlas...En mis lunas... ¡Pureza, pureza, pureza!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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