TIMADOS ADULTERANDO
Dicen, dicen:
Cuando lo hubimos embaído,
porque...
Azul corre el sonido del tiempo envuelto,
en las caricias del insomnio,
con los últimos fragmentos del recuerdo,
de las cuerdas fabricantes de violines,
y guitarras, y soledades, y silencios.
¡Y hay de aquél que esté embayendo!.
En el vagabundeo de las paredes,
por los bosques de palomas anaranjadas,
en las nubes de fresa bajo la lluvia,
de la miel del agua inquieta,
de la historia mutilada luz,
evaporada y cruelmente guardada.
¡Porqué sé que embairías al mismo exánime!.
Ellos, ellos, que así satisficieron su aliento.
Entre los heraldos prohibidos y serpentinos.
Responden: ¡Que embairíamos al aire mismo!.
En las hórridas brumas de vidrieras áureas.
Entreabriendo los después que nadie satisfaría.
Oyendo, oyendo.
Las sórdidas razones.
La credulidad intemperante es desatino.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez