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Hice antesala por un siglo…
Traía en mi carpeta concienzuda la piedra filosofal del desatino
Cabían en mi epístola atrevida la paciencia, quince códigos, mi soñar y un compromiso
La institución secaba mis nudillos Sus estampillas me creyeron pergamino
Un burócrata de azul puso diez timbres -de negras manguillas intuí la muerte-
Continué entre espectros sigilosos aspirando a exhibir mi pedimento, pero un morado número en la frente me remitió a la suerte de expediente
Me colgaron en plomo subterráneo, broté en idearios encrespados Maduré doblado y amarillo, mas nadie leyó mis argumentos
Conocí la alacena de las ratas, tirité mordida mi gran carta Me encogí reseco como paja mientras se hacía añicos la esperanza
Hice antesala por un siglo…
La ilusión se llenó de telarañas Cuando quise gritarles mi proyecto la voz tenía clausurada
Hice antesala por un siglo… Equivoqué mis pisadas En vez de sumarme a los miles me trasnoché en burocracias
Y una oficina de partes después de esperar un siglo archivó mi atrevimiento de reclamar suelo patrio.
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Poeta
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Osito peluche, tan tuyo y tan mío, que en medio de penas, podías besar. Amigo de siempre, recostado inquieto en el lecho verde, tiene esas palabras que en la despedida hubo que callar.
Mocoso peluche, recogió el calor de tu cuerpo encinta, y en su cara simple acunó algún llanto que, sola en tu cuarto, nadie más oyó.
Osito peluche, palpitante osezno, hermano del hijo que sientes crecer, tú lo cuidas ¿cierto? con tus ojos dulces de vidrio o carey.
Amigo peluche, en un diez de junio te vi yo nacer: desde una vidriera saltaste a sus brazos mensajero tibio de una gran pasión.
Hoy cumplo con algo que un día de estrellas yo te prometí: viene un hermanito, en alas de junio, viene con su paz. tú, demás lo sabes, lo has visto crecer, dentro de mamita, inquieto y en fe…
cuídalo tú, osito, que el día que nazca no podré allí estar. Cuídame a mamita, dale tu amistad, yo sé que contigo, menos sola está.
Ahora que un niño tendrás que cuidar, sentirás, osito, ser mayor de edad
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Poeta
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Generación del setenta,
generación renegada
desperdigada con saña
por las tierras más lejanas
Unos pocos que no cuentan,
un pobre atado de esperas
en la rompiente erizada
que quebró la convivencia
Generación del setenta,
la que tuvo al Papa Bueno,
creció en el París de Mayo,
de Praga herida, lamento
Avanzó a pecho abierto
anunciando un tiempo propio,
perfilando al Hombre Nuevo,
reflejo de Medellín
Generación del setenta
y su tierra prometida,
con su bandera ruidosa,
intensa arenga de fe
Cascada sin mente fría,
dogmática en su consigna,
insolente en su porfía,
nunca, nunca de rodillas
Generación del setenta
recibiendo en las costillas,
en debutante doctrina,
inseguridad nacional
En su frente con asombro
escribieron “sedición”,
los marginaron decretos.
el destierro los sembró
Generación del setenta,
hermanos deshermanados,
dispersos y censurados,
ignorarlos se ordenó
Les robaron a traición
sus historias prematuras,
hubo fuego y hubo furia
el Poder los clausuró
Generación del Setenta,
de frustración y quimera,
ayer, grito de los valles,
hoy, una reflexión serena
Generación del setenta,
con su racimo de sueños,
con su impaciencia gritada,
un baluarte, una reserva
Generación del setenta
flaca, mustia y desgreñada,
damnificados de América,
distorsionaron su esencia
Generación del setenta
comprendiendo masacrada
que las murallas son duras
si es el odio el que las alza
Generación del setenta
con cien canas asomadas,
sus heridas aún sangran
porque fueron a mansalva
Joven, ingenua y locuaz,
de madurez remendada,
en sus ojos fraternales
no hay lugar para venganzas
Generación del setenta
con su siglo atravesado,
su post-grado de paciencia,
alternativa sensata
Con su lección resguardada,
esa fe que no se transa,
busca hoy modesto sitio
para la reconstrucción soñada.
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Poeta
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