Su amor era blanco, blanco como la nieve, cada sábado ella lo esperaba en la estación, con ansias locas de verlo y estrujarlo entre sus brazos. El ciclo se repitió por varios meses, siendo cada vez más débil, aunque el amor seguía fiel. Él dejó de recibir la llamada, albanera y ella la sutil caricia en su rostro. El tiempo y la distancia, poco a poco los fue separando, hasta lograr su cometido, el adiós furtivo y definitivo.
Para leer más poemas visita www.edwinyanes.com
|
Poeta
|