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Oropel ortodoxo
Así Es Estatura palmo a palmo La Vida Así Es El vendaval que alumbra la rendija ¡La vida de la eterna ignorancia!. Rauda, solemne, delirante ruido Del blanco Aurora Entre las plantas de arroz en gotas Cubierto el sol. Dormido.
Caudal del sostén jilguero Insaciable sueño de almohadas ¡Hilos de acero!___Mañanas de ayeres Húmeda, sublime gloria del riego En la noche florecida Refugio de las cuerdas, el rubor, oropel, En las retinas pajar de las panteras, pumas, ¡Labriegos!___Imitación de forja, hipar soberbio, Por la soledad sin pasar, puentes colgantes, Panteones del tigre acolchonado ¡Las palabras heridas!___Pálidas, mudas, ligeras. Dolor del humo. Al cielo. Entre suspiros afilados. Duerme la distancia. Espiga el tiempo. Rostro del trigal. ¡Oh, desnivel del elefante!. Por el heno de lirios lleno. ¡Oh, espiga de colmena!.
Así Es La vida, eterna ignorancia. Así Es.
Porque la esfera luce anoche. ¡Muerta un poco!. Al teatro del siempre.¡Los engaños se repiten!. La aves reptan de nuevo entre peces del desierto. ¡Qué es ignorar la cercana muerte perenne!. Ignorancia.
Eterna, enferma, pantomima ociosa enervado perdón. Eterno. Así es, el agobiante no saberlo transitorio. ¡Invadido de tinieblas suculentas!.___Luz ciega.
Ya de muertos miles, punzantes almohadas, del culpable vapor fasto, donoso que pide refugio. Allá soberano de trágicos impulsos, ortodoxo. ¡Oropel qué las garras desayunan violetas!. Ortodoxo rencor del plumaje raro.
Por. La nieve. Vengadora del calor dulce color dúctil níveo. Porque culpables las intimidades estrujan.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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¡Oh, reptil!. Porqué al abismo sufre salado la raíz del frenesí, avinagrado, por la única misión definitiva visión,
brotará ajena, cualquier hoja roja demasiado temprano una tarde, en la subversión, sintácticamente lenta y mágica, debe pasar sublime la corriente la materia oléica y purificada. De las lunas seductoras sagradas al océano, devorando esferas, desesperantes del tiburón, sepulturas dóciles, demacradas montañas salientes por la creación, dardos. De la sombra intensamente escondida en la orfandad, invertida del remanso qué al mismo castigo reprime, ahogando. En la mutante traducción, retórica, preténdese ángel, él, divino creador humano de catacumbas al extremo terreno entrañable, el desconcierto clava un vacío un milímetro al húmedo fuego, desierto del alma ida, ocasionalmente a diario múltiples de miles ocultos inocentes.
Por la crítica distancia abstraído. El árbol indudable cristaliza. La esencia de las focas. ¡Oh, reptil, reptil!. En la invención café del oso. Evidente canguro por la cueva. Del autor tabacalero apenas. Contrastando al ritmo verbal. Herbal apenas... ¡Oh, reptil!. Del escarceo particular sutil. ¡Las páginas implícitas dramáticas!. Inocultables indelebles por mil partes. ¡Oh, reptil!... En la obra de tus platos, las cucharas tienen hambre, en las distancias cristalizadas focas, canguros, osos, apenas peripecia expresan vanos al mismo discutir de la extinción del hueco. ¡Del hueso del otoño entre la nieve magra!. Como campanea entre las chispas el año de muchas cosas muertas... Por él... ¡Qué lo niega!. Reptil, reptil. ¡Oh, reptil cobarde es al camino del algodonario disperso abecedario!. ¡Cómo el ensayo por el yeso yace!. Máscara del cementerio masacre. ¡Simulacro del acre ocre simula!. Por la crítica encubierta, emplomando al cielo.
Sepultando de constelaciones ignorancias. ¡Cualquier cueva dónde cristaliza el sol apenas!.
Autor: Joel Fortuato Reyes Pérez
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Poeta
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