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Merezco el fin de los tiempos y de las cosas porque no he respetado las leyes de los otros -¡tantos!- que me rodean.
Merezco cólera y desatino por mi egoísmo disfrazado de virtud y recompensa merecida.
Merezco pudrirme en el trono sobre el que despótico me gobierno.
Merezco, como todos, tener lo que tengo y lo que no tengo.
Merezco tu indiferencia y el dolor obstinado que provoca el desesperado regir que me desespera.
Del libro Programa de mano
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Poeta
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Quisiera desaparecerme en ti no distinguir tus yemas de mis dedos ser desapercibida curva en la desnudez imprevisible de tus caderas ser nativo en el laberinto de los decimales de tus arrebatos pasionales porque tantas veces me llevo el poso amaestrado de un silencio suplente un animal salvaje fieramente disecado arena encallada bajo la puerta de las preguntas insolentes atrofias de un dolor que fue infantil en un lejano lugar sin destino… que ahora solamente quisiera desaparecerme en ti para curarme de la ceguera y del hastío para ser todo lo bueno que nunca he sido para ser la divina acción del decir llueva y que llueva para, ojalá pudiera, saberte dar los poderes que aun no sé que tengo para defenderte, ojalá supiera, de la maestría letal del mundo.
del libro Amapolas en las roderas y cigüeñas en los campanarios
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Poeta
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La caja de madera de raíz conteniendo infinitos movimientos estrategias dulcificadas por la marea de los dedos. Dentro, un rey ve morir a sus hijos, a veces enviuda, y luego, siempre, muere.
de El libro de las tentativas
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Poeta
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Hicimos un muñeco de nieve luego tuvimos que cortar no sin esfuerzo la gran rama de la mimosa quebrada bajo el peso de la nieve nuestras huellas quedaron allí fijadas más tarde vino el deshielo y el pino canario ya nunca más dará señales de vida y el cielo límpido y los copos cayendo y cayendo durante toda la noche cubriéndolo todo con la textura de la extraña paz del silencio más excelso los gorriones y los petirrojos oscilan en las ramas o se citan con el frío en medio del aire –y las urracas también– tanta quietud balanceándose sordo rumor de espera de respiración contenida nada nos reclama y los vecinos parecen más cercanos y optimistas admiramos la belleza la tocamos la olemos la sentimos hicimos un muñeco de nieve con gorro de lana, gafas de sol, botones de cobre y unos brazos con jóvenes ramitas de manzano.
de El libro de las tentativas
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Poeta
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Presiento el miedo del que sin duda formo parte.
Que en el suspiro te desprendas de mí presiento.
Dame tu mano. Dame tu mano y abrázame.
Esencia de crepúsculo es triste el beso que espera.
Arrebújame mujer en el cuerpo de tu futuro.
de El libro de las tentativas
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Poeta
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