"Cuidados, ¿qué me queréis? tened un poco la rienda; que no podréis derribar lo menos de mi firmeza. Entre el amor y vosotros hay notable diferencia: que el amor tiene por gloria lo que vosotros por pena. Pensaréis que me obligáis en hacer que no lo tenga: ¿quién os engaña, cuidados, si descanso en padecerla? Para cuidaos os quiero; que no puede ser que os quiera para descanso quien ama, para cuidados quien cela. Cuando contemplo, Amarilis, en tu divina belleza, tanto gusto de los males, que de los bienes me pesa. Los desdenes de tus ojos agradezco por fineza. ¡Que nueva invención de amor que los disgustos se deban! A tal extremo he llegado, que estimo que me aborrescas, por ver si puede mi amor satisfacerse de penas. Y con pensar que te obligo aún no quiero que lo sepas, porque el verdadero amante sólo de su amor se premia. Pero mira ¡qué desdicha! que tal vez en esta ausencia no me alivia tu hermosura por imaginar mi ofensa."
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Poeta
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