Con esa suerte de hambre de náufrago... con la ansiedad acumulada, de casi siglos, para romper con el alba, la noche más oscura, te esperaba, si, como el suspiro quebrantando la congoja, para abrazar el consuelo, la paz, mientras se desvanecen las sombras... y llegas.
Que te esperaba, claro que si...
Con una antología de historias bajo la lluvia, que te hablen de cuánto y cómo te añoré... de los trabajos que han tenido mis manos y memoria, para recuperar y delinear mapas, gemidos, bocetos, emociones, tremores y hasta las sombras de tu exquisita geografía, que no pude esculpir con todos sus detalles en algún recodo de mi cerebro, de mi alma.
Y te esperaba...
Desde el primer fugaz destello de tu mirada, que cegando, casi paralizando mi existencia, llegó para cautivar cada milímetro de mi ser, esperé también que lleguen las sensaciones tangibles que no conseguí en los tantas veces que tan sólo visioné... besarte entre miradas.
Te esperaba, esperanzado a morir... a vivir,
Con la vehemencia loca con que incansable se persigue darle continuidad a un sueño... interrumpido entre tormentas de orfandad, rumores, desatinos, distancias perversas... pero llegaste para atrapar hasta mis desvaríos y no importa si la vida se va como en sueños.
|
Poeta
|