ELLIE.
Ya no me busques, ya no por favor. De algún modo prometí que siempre estaría ahí cuando me necesitarás, y lo estaré: Cuando tengas un tropiezo, cuando alguien te rompa el corazón, cuando necesites que te escuchen. Te enviare una postal cada cumpleaños sin importar el donde estés y donde esté. Incluso cuando estés enamorada no dudes en decirlo; de alguna dolorosa y extraña manera me dará gusto por ti. Me alegrare de escuchar una llamada diciéndome que vas a ser mamá cuando llegue ese momento. He incluso emocionarme cuando sepa que viajas por el mundo.
Por mi parte seguiré escribiendo siempre alguna línea para ti, algún verso, un estribillo y quizás de vez en cuando me permita el lujo de escribirte una canción que lleve tu nombre oculto entre líneas. Pero nunca un libro, jamás voy a escribir un libro para ti, porque terminarías enamorada del personaje de ese libro y no del imperfecto hombre que le dio vida tras las sombras de la noche, y que con recelo terminaría por odiar su propia obra.
Por favor no me pidas que te busque; cuando quieras salir a caminar sin razón alguna por las calles, no me invites a tu boda; si algún día tienes una, no me invites al nacimiento de tu primer hijo(a), no me llames para ver puestas de sol y salir al cine o a un café. No me invites a pisar hojas secas en otoño, ni me llames ni convivas conmigo en navidad o año nuevo. ¡No lo hagas! ¡Por favor! Porque esos son los momentos que me hubiese gustado estar contigo, siendo algo más que un amigo.
Ahora solo espero tener el valor de entregarte esta carta.
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Poeta
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